30 octubre, 2022
Una de las promesas y obsesiones de la oposición en el Congreso Nacional es poder bajar la carga impositiva a los argentinos, y en esa línea, se han presentado un sin fin de iniciativas en Diputados y Senadores que apuntan a disminuir o eliminar impuestos.
Si bien esa es la premisa de Juntos por el Cambio (JxC) desde hace rato, el último proyecto presentado fue impulsado con el fin de beneficiar «a los que siempre cumplen» y en contracara a lo que propone el Presupuesto 2023 expuesto por Sergio Massa la semana pasada en el Parlamento, que busca «premiar con un blanqueo a los evasores».
Sucede que para Juntos por el Cambio, el blanqueo que propone el Presupuesto 2023 «vuelve a beneficiar a los evasores y no se premia a los que cumplen», por lo que consideraron prudente presentar un proyecto de ley que beneficie directamente a aquellos que sí pagan sus impuestos.
En un proyecto de ocho artículos, la oposición solicitó se cree la deducción especial mensual del impuesto a las ganancias por hijo denominada «Deducción especial para educación», es decir, que los gastos en educación sean deducibles del Impuesto a las Ganancias.
En su artículo 2, la iniciativa explica que «el monto de la deducción se fijará en el equivalente 323 UVAS por hijo y por mes». Esto quiere decir que lo que busca Juntos por el Cambio es que se permita deducir 50.000 pesos por mes en concepto de inversiones de los hogares en educación.
«La deducción corresponderá tanto al pago de matrículas de colegios, institutos de idiomas y capacitación de todo tipo, como también a inversiones con fines educativos, como libros o computadoras», explicó el autor de la iniciativa, Martín Tetaz, al argumentar su proyecto de ley.
La iniciativa que también lleva las firmas de los diputados nacionales Pablo Torello, Rubén Manzi, Anibal Tortoriello, Gerardo Cipolini, Danya Tavela, Gabriela Brouwer De Koning, Ana Clara Carrizo, Marcela Antola, Susana Laciar, Omar De Marchi, Laura Castets, Sofía Brambilla, Lidia Ascarate, Florencia Klipauka, Alejandro Finocchiaro, Ana Clara Romero, Ingrid Jetter y Carlos Zapata, es similar a la que ya presentó, en el 2020, el diputado nacional del radicalismo, Emiliano Yacobitti, quien propuso un descuento del Impuesto a las Ganancias a los gastos relativos en educación, clases de idiomas, clases de apoyo, transporte escolar, entre otros.
Según describe el proyecto de ley a lo largo de sus ocho artículos, el beneficio será para el contribuyente que acredite un gasto mensual o anual en educación por cada hijo menor de 21 años.
«Artículo 2. El monto de la deducción se fijará en el equivalente 323 UVAS por hijo y por mes.
Artículo 3. El importe de la deducción en pesos se calculará en base al valor UVA el último día del mes anterior a la liquidación.
Artículo 4. El contribuyente que efectúe una sola liquidación anual computará la deducción establecida en esta ley multiplicada por doce (12), tomando como cálculo de la deducción el valor de UVA del 30 de diciembre del año en que se liquide el impuesto», cita el proyecto presentado por Tetaz.
A su vez, añade que «se aplicará el monto deducible en caso de que el contribuyente acredite un gasto mensual o anual en educación por cada hijo menor de 21 años, o personas que revistan para el contribuyente el carácter de cargas de familia, pudiendo corresponder tanto al pago de matrículas de colegios, institutos de idiomas y capacitación de todo tipo, como también a inversiones con fines educativos, como libros o computadoras».
Asimismo, aclara que de aplicarse dicha deducción, «no reemplaza ni anula, ninguna de las deducciones previstas para deducciones de impuesto a las ganancias vigentes».
El argumento principal de los diputados de Juntos por el Cambio es que la educación se trata de una inversión. «Probablemente la mejor inversión que puede hacer una persona, pero que también redunda en más beneficios sociales, no solo por las externalidades obvias de un pueblo más educado, sino por los mayores impuestos que pagarán quienes como consecuencia de haberse educado mejor, tengan más oportunidades y perciban mejores ingresos», consideró la oposición.
Al mismo tiempo, aseguraron que la deducción de gastos de inversión es práctica impositiva habitual en todo el mundo, tanto para las empresas como para las familias, «justamente porque se promueve el crecimiento del stock de capital que aumenta la productividad de toda la economía».
En los argumentos de la iniciativa, Juntos por el Cambio explica que en el mundo hay «dos capitalismos que funcionan»: «de un lado el modelo anglosajón de provisión privada de salud y educación, consistente con su menor carga tributaria y del otro lado el modelo renano que asegura un sistema público de cobertura universal, cobrando mayores impuestos», describen.
En ese contexto, a juicio de la oposición Argentina está «en el peor de los mundos»… «porque cobra impuestos como los europeos, pero deja librada a la clase media a su suerte en materia de educación y salud, con honrosas excepciones, como el caso de las universidades públicas en las que se verifica el retorno de muchos jóvenes que abandonaron el sistema estatal en las etapas previas del sistema educativo, lo que demuestra que no es la mejora en las capacidades de pago, la fuente de segregación del sistema, sino la percepción de baja calidad de la escuela pública».
Así las cosas, Juntos por el Cambio con el proyecto busca «aliviar» a la clase media, que son quienes por lo general tienen acceso a la educación privada, y en esa línea, no dudaron en criticar el rol del Estado respecto a la educación pública, alegando que su calidad está «en caída» debido a la mala gestión de los recursos y en particular, «por la falta de una oferta pública que asegure clases los 180 días con jornada completa».
«Estamos frente a un proyecto que traerá alivio a una clase media golpeada en exceso por una crisis cada vez más profunda y porque la caída en la calidad de los servicios públicos la ha forzado a tener que proveérselos de manera privada», argumentó la oposición.
Y añadieron: «La inversión y el esfuerzo que hace cada padre contribuyente en la educación de sus hijos redunda en un beneficio para el futuro del país y es por ello que aplica que dicha erogación pueda ser considerada en parte deducible de ganancias».
Luego de presentarlo en el Congreso Nacional, fue el propio Martín Tetaz quien lo anunció en sus redes sociales, quien compartió un breve video en el que explicó en qué consiste su proyecto, y entre otros argumentos, expresó su malestar con algunas propuestas que traen consigo el Presupuesto 2023: «Quieren premiar con un blanqueo a los evasores. Es hora de beneficiar a los que cumplen siempre», sentenció.
Cabe destacar que el también diputado del radicalismo, Emiliano Yacobitti, impulsa un proyecto similar para deducir la compra de libros, cuotas, transporte y computadoras, entre otros. El legislador presentó por primera vez el proyecto en el Congreso en agosto del 2020, llamado «Educación es Evolución», y en ese momento propuso deducir del pago del Impuesto a las Ganancias los gastos asociados a la educación en todos los niveles. «La educación es una inversión necesaria para una ganancia futura», argumentó el radical para presentar su propuesta.
Lo que proponía en ese momento era que quienes ganaran entre $55 mil y $145 mil podrían descontar cada mes lo que invierten en educación. Esto incluía: materiales, idiomas, transporte, residencia universitaria, conectividad, comedor, indumentaria, cuotas de cooperadoras, de las instituciones educativas y matrículas.
«La educación es una prioridad que debe estar dentro de las necesidades básicas, por tanto debe estar fuera del cálculo del impuesto a las ganancias. Educarse es invertir en el futuro», fundamentó Yacobitti, quien en ese momento logró que su proyecto lo acompañen con sus firmas más de 35 diputados nacionales.
*NA/ by Sofía Nunes