12 mayo, 2023
Fina García Marruz (La Habana, 28 de abril de 1923 – La Habana, 27 de junio de 2022) fue una de las poetas cubanas más importantes y destacadas de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de La Habana, también desarrolló obra como ensayista y crítica literaria. Se le reconoce por su lenguaje lírico y por su capacidad para evocar los misterios de la belleza presentes en la vida cotidiana para la mirada atenta a su aparición.
Por Ágatha Capote*
La poesía de García Marruz, considerada por muchos como una voz de la generación del 50 en Cuba, se destaca por su sensibilidad hacia la naturaleza y la vida humana, y por su maestría en el uso de la palabra. Su obra poética, que abarca más de siete décadas, se caracteriza por una búsqueda constante de la belleza, la armonía y la serenidad.
Entre las obras destacadas de García Marruz se encuentran Las miradas perdidas (poemario publicado en 1951), Flor oculta de poesía cubana (ensayos; con Cintio Vitier, La Habana, Arte y Literatura, 1978) y La amistad que se prueba: cartas cruzadas, José Lezama Lima, Fina García Marruz, Medardo Vitier y Cintio Vitier (estudio introductorio, transcripción notas, cronología y bibliografía Amauri Gutiérrez Coto, Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 2010).
Fina García Marruz es una autora que supo transmitir con su poesía la esencia misma de la vida, la naturaleza y la humanidad. Su obra es un legado de belleza y sabiduría, que ha dejado una huella profunda en la poesía hispanoamericana contemporánea.
A continuación compartimos una breve muestra de su poesía.
Una dulce nevada está cayendo
detrás de cada cosa cada amante,
una dulce nevada comprendiendo
lo que la vida tiene de distante.
Un monólogo lento de diamante
calla detrás de lo que voy diciendo,
un actor su papel mal repitiendo
sin fin, en soledad gesticulante.
Una suave nevada me convierte
ante los ojos, ironistas sobrios,
al dogma del paisaje que me advierte
una voz, algún coche apareciendo,
mientras en lo que miro y lo que toco
siento que algo muy lejos se va huyendo.
«Sé el que eres»
–Píndaro
Ama la superficie casta y triste.
Lo profundo es lo que se manifiesta.
La playa lila, el traje aquel, la fiesta
pobre y dichosa de lo que ahora existe
Sé el que eres, que es ser el que tú eras,
al ayer, no al mañana, el tiempo insiste,
sé sabiendo que cuando nada seas
de ti se ha de quedar lo que quisiste.
No mira Dios al que tú sabes que eres
-la luz es ilusión, también locura-
sino la imagen tuya que prefieres,
que lo que amas torna valedera,
y puesto que es así, sólo procura
que tu máscara sea verdadera.
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Al despertar
uno se vuelve
al que era
al que tiene
el nombre con que nos llaman,
al despertar
uno se vuelve
seguro,
sin pérdida,
al uno mismo
al uno solo
recordando
lo que olvidan
el tigre
la paloma
en su dulce despertar.
Una cara, un rumor, un fiel instante
ensordecen de pronto lo que miro
y por primera vez entonces vivo
el tiempo que ha quedado ya distante.
Es como un lento y perezoso amante
que siempre llega tarde el tiempo mío,
y por lluvia o dorado y suave hastío
suma nocturnos lilas deslumbrantes.
Y me devuelve una mansión callada,
parejas de suavísimos danzantes,
los dedos artesanos del abismo.
Y me contemplo ciega y extasiada
a la mágica luz interrogante
de un sonido que es otro y que es el mismo.