2 julio, 2020
Por Cristina Pérez Moreno
“La risa es un viento diabólico que deforma las facciones y hace que los hombres parezcan monos”– El nombre de la rosa (1986)
El monje Jorge de Burgos lo tenía muy claro en El nombre de la rosa: solo los tontos se ríen. Este personaje sacado de la adaptación cinematográfica de la novela de Umberto Eco se convirtió en el peor amigo del humor, el sarcasmo y la ironía hasta el punto de matar por ello. Un final impactante para el público ya que, entre otros motivos, es difícil imaginar que alguien en su sano juicio no disfrute con una sonora carcajada.
La risa es un atributo humano que se disfruta estimulando y una de las maneras más sanas, naturales y sencillas de conseguirlo es a través de la comedia cinematográfica. Desde que se inventó el cine, los primeros grandes autores emplearon este medio para hacer reír a sus espectadores creando historias desternillantes, destacando, por encima de cualquiera, dos brillantes directores: Buster Keaton y Charles Chaplin.
Buster Keaton vivió su plenitud cinematográfica durante los años 20, momento en el que no existía el que es hoy el mayor galardón del cine estadounidense, los Premios Oscar. Sin embargo, recibió un Oscar honorífico por su trayectoria en 1960.
Por su parte, Charles Chaplin también comenzó su prolífica carrera antes de que estos Premios existiesen, pero sus obras más reconocidas se rodaron entre la década de los 40 y los 50, siendo El gran dictador (1940) su largometraje más aclamado y una de las comedias mejor valoradas de todos los tiempos. Esta cinta estuvo nominada a 5 galardones, incluyendo Mejor Película, Actor o Guion. No consiguió ninguno.
No recibió ningún Premio de la Academia hasta que en 1972 le entregaron el Oscar Honorífico y una de las ovaciones más larga de la historia de los galardones. Un año después, en 1973, Chaplin consiguió que su película Candilejas (1952) un drama sobre unos cómicos venidos a menos -interpretados por Chaplin y Keaton, precisamente- se llevase el Oscar a Mejor Música. Aunque esta cinta se rodó en los 50, hasta 1972 no se estrenó en Los Ángeles.
Sería demagógico no citar que la cinta que batió a El gran dictador en la Ceremonia de 1941 fue Rebeca, de Alfred Hitchcock, un apasionante drama psicológico que no es, ni mucho menos, una injusta vencedora en su categoría.
Sin embargo, si se echa un vistazo a los números, se observa que las películas cómicas lo han tenido siempre mucho más difícil a la hora de conseguir un premio. Una rareza nomás!
*Lemiaunoir