3 diciembre, 2021
La nueva variante presenta una atípica y preocupante combinación de mutaciones que, según los científicos, podría hacer más contagioso al virus y ayudarle a evadir la respuesta inmunitaria del organismo
Los científicos han detectado una nueva variante de la COVID-19 llamada B.1.1.529 y están trabajando para comprender sus posibles implicaciones. Hay unos 50 casos confirmados en Sudáfrica, Hong Kong y Botsuana. La Organización Mundial de la Salud ha decidido identificar la variante como «ómicron».
La variante B.1.1.529 presenta una atípica y preocupante combinación de mutaciones que, según los científicos, podría hacer más contagioso el virus y ayudarle a evadir la respuesta inmunitaria del organismo. Cualquier nueva variante capaz de eludir la protección de las vacunas o de propagarse más rápidamente que la variante delta, predominante en este momento, podría amenazar gravemente la salida mundial de la pandemia.
La Organización Mundial de la Salud se reunió este viernes para evaluar esta nueva variante y anunció que se trata de «una variante preocupante» (en contraste con la variante «de interés», un grado anterior de alerta). También decidió la designación oficial utilizando el alfabeto griego, como ha hecho con las anteriores variantes. La siguiente letra disponible era «nu», pero la OMS decidió saltarse esta letra y la siguiente («xi») y pasó a «ómicron».
La Unión Europea considera que ómicron tiene un riesgo «alto o muy alto». El Centro de Prevención de Enfermedades de la UE (ECDC) sostiene en su informe que «la variante ómicron es la variante más divergente que se ha detectado en cantidades significativas durante la pandemia hasta el momento, lo que genera preocupaciones de que pueda estar asociada con una mayor transmisibilidad, una reducción significativa en la efectividad de la vacuna y un mayor riesgo de reinfecciones».
Los primeros indicios en laboratorios de diagnóstico sugieren que la variante ha aumentado rápidamente en la provincia sudafricana de Gauteng y podría estar presente ya en las otras ocho provincias del país.
En su parte diario de casos confirmados a nivel nacional, el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica (NICD) ha informado de 2.465 nuevos contagios de COVID-19, casi el doble que el día anterior. El NICD no ha atribuido la subida de casos a la nueva variante, aunque algunos destacados científicos locales sospechan que esa es la causa.
Sudáfrica ha confirmado unos 100 casos con la variante B.1.1.529, pero también se ha encontrado en Botsuana y en Hong Kong (en la ciudad asiática, el portador es una persona llegada desde Sudáfrica). Los científicos creen que hasta el 90% de los nuevos casos de Gauteng podrían ser causados por la variante B.1.1.529. También se ha detectado al menos un caso de contagio con esta variante en Israel.
Científicos consultados describen a omicron como la peor variante desde el inicio de la pandemia. Presenta 32 mutaciones en la proteína de la espícula, que a su vez es la parte del virus usada por la mayoría de las vacunas para entrenar al sistema inmunitario contra la COVID-19. Este número de mutaciones es aproximadamente el doble de las asociadas a la variante delta. Las mutaciones en esta proteína pueden afectar a la capacidad del virus para infectar células y propagarse, pero también dificultan que las células inmunitarias ataquen al patógeno. De hecho, la OMS ha reconocido que esta nueva variante puede suponer un mayor riesgo de infección y la ha clasificado como «variante de preocupación».
La variante delta se detectó por primera vez en India a finales de 2020 y desde entonces se ha extendido a todo el mundo, provocando un aumento en las tasas de contagio y de letalidad. Otras variantes del coronavirus son la alfa (detectada en Kent, Reino Unido), la beta (detectada por primera vez en Sudáfrica) y la gamma (detectada en Brasil). Tras el descenso de casos registrado en Japón, se ha sugerido la posibilidad de que las variantes puedan «mutar hasta desaparecer».
La Unión Europea ha decidido suspender los vuelos con Sudáfrica y otros destinos de la región. En total son siete los países afectados por las nuevas restricciones: Botswana, Eswatini, Lesotho, Mozambique, Namibia, Sudáfrica y Zimbabwe. Varios países de Europa ya habían suspendido todas las conexiones, entre ellos Alemania, Italia y Reino Unido.
España también había anunciado la suspensión de los vuelos con Sudáfrica y Botsuana, y el Gobierno ha asegurado que están trabajando en una resolución para exigir «con carácter inminente» una prueba de antígenos o PCR a los pasajeros de los países de «alto riesgo», además del certificado de vacunación.
Israel también había anunciado la prohibición a sus ciudadanos viajar al sur de África, una restricción que afecta a los mismos seis países y a Mozambique. También prohibirá la entrada de viajeros extranjeros desde esa región.
Es demasiado pronto para saberlo mientras los científicos trabajan para conocer mejor la nueva variante. Como ha sido detectada recientemente, los científicos aún no tienen pruebas de su transmisibilidad o de su capacidad para eludir la protección de las vacunas. A falta de un mes para la Navidad, el temor es que se impongan nuevas restricciones si se permite la propagación de la variante.
Podrían pasar varias semanas antes de que los científicos dispongan de toda la información necesaria sobre la variante y sobre la gravedad de la amenaza que puede representar para el mundo.
Sí. Si aún no lo ha hecho, el consejo sigue siendo vacunarse. En España, el 79,4% de la población tiene la pauta completa y el 80,9% ha recibido al menos una dosis. Pero la administración de dosis de refuerzo llevan un ritmo más bajo.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha admitido esta semana que los porcentajes de vacunados con la dosis extra son «bajos», tanto en los mayores de 70 años -de los cuales han recibido la tercera inyección algo más de un 50%- como las personas que recibieron la monodosis de Janssen, cuya proporción es especialmente pequeña: no llega al 15%.
El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDE) ha recomendado tercera dosis para toda la población adulta, con especial atención a las personas a partir de 40 años, seis meses después de la segunda inyección.