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7 junio, 2021

Qué pasa con los polémicos certificados de inmunidad anticovid

Qué pasa con los polémicos certificados de inmunidad anticovid

La Unión Europea emitirá un aval para que las personas acrediten haber sido vacunadas contra el coronavirus o haber estado enfermas. Sus limitaciones y riesgos.

La vacunación contra el coronavirus, aunque incluso en países de mayor poder adquisitivo, vaya lenta, parece avanzar segura. Y con ella también viaja la esperanza de que, en la medida de las inoculaciones se vayan haciendo masivas, ayuden a reactivar sectores económicos devastados a lo largo de la pandemia, como por ejemplo el turístico, que cayó un 74% en el último año. En este sentido, el 20 de mayo, el Parlamento y el Consejo Europeo, conformado por los estados miembros de la Unión Europea, llegaron a un acuerdo para crear el Certificado Covid Sanitario Europeo, algo así como un ‘pasaporte covid’ o un ‘certificado covid’.

El plan es que el documento ya esté en funcionamiento a finales del mes de junio para ya poder aprovechar la temporada de verano y permitir a quienes hayan sido vacunados, posean anticuerpos por haber enfermado de Covid o hayan dado negativo en un testeo reciente, puedan viajar a través de los 27 países del bloque sin enfrentarse a cuarentenas. Estará disponible en formato digital para llevar en el móvil, aunque quien lo prefiera en papel podrá solicitarlo en esa versión. Será gratuito para todos los ciudadanos de la UE y tendrá un código QR con el objetivo de evitar falsificaciones y acreditar que quien lo lleva es el titular.

En el caso de las personas que hayan sido inoculadas, el documento detallará tipo de vacuna colocada, el lote concreto de la misma, cuándo se puso y si se trata de una primera dosis o del esquema completo de dos (en el caso de las vacunas que tienen ese requerimiento). Quienes pasaron la enfermedad, el dato que deberá constar será en qué momento obtuvo el alta médica. Y los tests de PCR para aquellos que ni estén vacunados ni hayan tenido la enfermedad no serán gratuitos sino que tendrán un costo.

El ‘pasaporte covid’ será válido en todos los estados miembros de la Unión Europea y también serán aceptados por otras naciones: Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

Los países que permitan el certificado no podrán aplicar cuarentenas u otras medidas restrictivas a los portadores del documento que hayan recibido las dosis completas de una vacuna aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Este listado incluye por ahora a las sustancias inmunizadoras desarrolladas por los laboratorios Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Janssen.

Entonces, ¿qué sucede con los países que están vacunando con antígenos que no están aún aprobados por la EMA? Hungría, Eslovaquia y República Checa, por ejemplo, vacunan con la Sputnik V del Instituto Gamaleya (Federación Rusa). Hungría, inclusive, está aplicando la vacuna elaborada por el laboratorio chino Sinopharm.

El documento aprobado por la comisión de la UE también permite incluir vacunas homologadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la desarrollada por el laboratorio Sinopharm. En estos casos, será cada Estado el que decida qué libertades se otorgan a los viajeros vacunados con estas sustancias. Hay países que ya hicieron saber sus preferencias: España y Francia no otorgarán el certificado a quienes hayan recibido vacunas no aprobadas por la EMA. Sin embargo, se espera que esto vaya cambiando a medida que el organismo sanitario europeo vaya aprobando otras vacunas: en el caso de la Sputnik V ya se están analizando los ensayos clínicos.

 

Inequidad y dudas

 

Ya a fines de abril el comité de emergencia de la OMS se había manifestado en contra de la existencia de un pasaporte inmunitario como el planteado por la UE y de cualquier otro similar. Y es que las vacunas no garantizan que los vacunados no contagien (hay estudios al respecto pero aún nada concluyente), y lo real es que la distribución de las dosis anticovid en el planeta es absolutamente desigual e inequitativa. Hay países que ni siquiera han aplicado una dosis de una vacuna.

Por eso, el comité de la OMS enfatizó que “alienta encarecidamente a los Estados partes a reconocer que el requisito de prueba de vacunación puede exacerbar las desigualdades y promover una libertad de movimiento diferenciada”.

Además de los cuestionamientos éticos y de las dudas acerca de cuánto dura la protección otorgada por las diferentes vacunas y su acción ante las nuevas variantes del coronavirus pandémico, se suma el temor a la discriminación. Y, algo muy importante, el hecho de que en rigor de verdad vacunarse contra la Covid-19 no es obligatorio.

 

*RN, EP