13 julio, 2023
Uno de los grandes retos de la ciencia es tener una teoría que explique de manera mecánica cómo se produce la conciencia. Esto le daría a la visión materialista dominante entre científicos una espece de supremacía. Sin embargo, después de muchos año, no parece haber ningún avance en este sentido.
Por Luis A. Hara*
La revista Nature informa sobre la reciente conclusión de una apuesta de 25 años entre el neurocientífico Christof Koch y el filósofo David Chalmers sobre el enigma de la conciencia. La apuesta se había realizado con la base de que el mecanismo por el cual las neuronas del cerebro producen conciencia sería descubierto para el 2023. Sin embargo, como ambos admitieron públicamente en la reunión anual de la Asociación para el Estudio Científico de la Conciencia (ASSC), la comprensión de la conciencia sigue siendo un trabajo en progreso, con el estudio de la base neural de la conciencia continuando.
La no reducibilidad de la conciencia a la materia radica en su naturaleza intrínseca y subjetiva. La conciencia se define a menudo como el total de las experiencias de una persona – lo que siente, degusta, oye y percibe, o lo que a veces también llaman qualia.
Si bien la ciencia ha tenido relativo éxito en mapear y entender muchos procesos físicos en el cerebro, la experiencia cualitativa de la conciencia,, ha demostrado ser mucho más esquiva. Esto se conoce como el ‘problema difícil’ de la conciencia, un término acuñado por el propio Chalmers.
El experimento que se esperaba resolviera la apuesta probó dos hipótesis líderes: la teoría de la información integrada (IIT) y la teoría del espacio de trabajo de red global (GNWT). La IIT propone que la conciencia es una ‘estructura’ en el cerebro formada por un tipo específico de conectividad neuronal, mientras que la GNWT sugiere que la conciencia surge cuando la información se transmite a áreas del cerebro a través de una red interconectada.
Los resultados experimentales no se alinearon perfectamente con ninguna de estas teorías, lo que significa que la búsqueda para desentrañar el misterio de la conciencia está lejos de terminar. La incapacidad de reducir la conciencia a un fenómeno materialista podría deberse a las limitaciones fundamentales de nuestros métodos y conceptos científicos actuales. También es posible que la conciencia tenga propiedades que no son compartidas por las entidades físicas. Algunos teóricos han sugerido que la conciencia podría ser un aspecto fundamental del universo, similar al espacio y el tiempo.Al mismo tiempo ha ganado tracción entre filósofos y algunos científicos, la idea del panspsiquísmo.
El desafío que plantea la conciencia al no ser reducible en términos materiales nos obliga a reevaluar nuestras suposiciones sobre la naturaleza de la realidad. A medida que continúa la exploración para la comprensión de la conciencia, está claro que puede ser necesario una revolución conceptual radical para comprender completamente este fascinante fenómeno. La conciencia es seguramente el principal misterio de la existencia en términos del conocimiento. Sin embargo, puede que sea un misterio elusivo para todo tipo de medición, pues no hay nada más íntimo que la conciencia. El hecho de que aquello con lo que se busca sea lo que se busca genera un problema.