15 diciembre, 2020
Así lo expresó el presidente del Consejo del Centro Regional Patagonia Sur, Miguel O’Byrne, durante una entrevista con Radio 3 de Trelew. Además, dijo que desde el INTA se encuentran analizando alternativas para que los predios abandonados vuelvan a recuperar su producción. El productor mostró su preocupación por la sequía que afecta a algunas áreas rurales de Santa Cruz y Chubut.
El presidente del Consejo del Centro Regional Patagonia Sur, Miguel O’Byrne, expresó que en las provincias de Santa Cruz, Chubut y Río Negro, particularmente en las zonas centrales, hay “más de 12 millones de hectáreas vacías” en campos ganaderos ovinos que han sido abandonados, principalmente, por el impacto de las cenizas volcánicas y de las sequías. En ese contexto, el productor agropecuario dijo que se encuentran trabajando en alternativas productivas para esos predios.
O’Byrne es el titular de la Federación de Instituciones Agropecuarias Santacruceñas (FIAS) y, desde hace unos meses, preside el Consejo del Centro Regional Patagonia Sur, que corresponde al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y cuya área de trabajo incluye a los territorios de tres provincias de la Patagonia: Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Durante una entrevista con Radio 3, O’Byrne comentó que desde el Consejo del Centro Regional Patagonia, en conjunto con el de la Patagonia Norte (incluye a las provincias de Río Negro, Neuquén y el departamento bonaerense de Patagones), están haciendo un “abordaje regional en torno a los campos ganaderos que se encuentran vacíos o han dejado de producir por cataclismos climáticos, muchos de ellos vinculados a las erupciones de volcanes”.
“Uno de los trabajos en común es, por ejemplo, la suplementación estratégica en conjunto con el manejo de los campos, los cuales han ido perdiendo receptibilidad y teniendo menos forraje y agua y más temperatura a medida que ha ido cambiando el clima. Entonces, hay esquemas distintos al sistema convencional de campos, donde se estaba todo el año con animales, como lo es -por ejemplo- el de rotación y descanso. Esto último ya funciona desde hace años y se da en los mismos predios, manteniendo el esquema de producción absolutamente natural, a la intemperie, y extensivo pero con un manejo que da mejores posibilidades para que las plantas crezcan en el periodo primaveral sin que estén permanentemente siendo comidas por ovejas o vacunos”, evaluó.
“Hay una superficie muy grande en Patagonia Sur de hectáreas vacías que en algún momento estuvieron en producción. Sin exagerar, son 10 millones de hectáreas entre Santa Cruz y Chubut. Y si agregamos la meseta de Río Negro, seguramente son más de 12 millones”, expresó. Y agregó: “Por eso, estamos tratando de armar un trabajo más regional e integral para que ver en qué se pueden reconvertir o qué se puede hacer en esas áreas, y si es factible o no poner de vuelta algún esquema de producción”.
En esta misma línea, el productor dijo que es un escenario “extremadamente complejo porque se trata de la zona más frágil, la de menos recursos desde el punto de vista agropecuario, en cuanto a capacidad de forraje”. Además, expresó que “como muchos lugares allí llevan años abandonados, toda la infraestructura se ha caído (alambrados, molinos, las casas)”.
“Uno de los problemas es que si se intenta volver con los esquemas convencionales (tradicionales e históricos), es muy difícil poder hacerlo en estas áreas, que son de poca capacidad de carga animal por las escasez forrajera que tienen, en el sentido de que puedan soportar las inversiones que se requieren para volver a ponerlas en funcionamiento”, explicó.
“Es muy posible que haya lugares, zonas de pulmones verdes, que se puedan trabajar y potenciar de otra manera: en pastoreo de verano o, por ejemplo, como predios donde los animales están un tiempo y luego son llevados (en arreos o camiones) a otro sitio, o como lugares para profundizar el aprovechamiento del guanaco; ahora que hay un Plan Nacional de Manejo donde perfectamente se podrían hacer planes de aprovechamiento para esquila en silvestría, con el fin de obtener fibra y desarrollar esta posible industria que tiene potencial por su finura”, detalló.
“Sin dudas, si nos salimos de lo convencional, hay potenciales para que en algunas partes del territorio se vuelva (en lugares donde hay agua, pequeños valles, pulmones verdes o mallines) quizá a desarrollar alguna producción de plantaciones, por ejemplo, de frutas o hortalizas, es decir, esquemas donde las familias podrían volver a ocupar sus territorios y hacer actividades que perfectamente sean, a través de un esquema organizado, comercializadas en la región”, continuó.
“Uno de los problemas que tiene Patagonia es que con sus enormes distancias los ciudadanos pagamos millones de pesos en fletes para verduras y hortalizas, de los cuales por cuestiones logísticas se termina tirando un 30 por ciento. Ese es un buen desafío para toda la región, es decir, no sólo para las áreas vacías sino para las actividades de complemento regionales: producir mucho más frutas y hortalizas de lo que consumimos”, planteó.
“En el caso de los ovinos, hay mucha pérdida: la oveja tiene la capacidad de estar en estado de gravidez en más de un 90 por ciento, pero el porcentaje logrado promedio de corderos que sobreviven luego de la parición en toda la región (Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) no es más del 60 por ciento. Esto quiere decir que la pérdida de animales puede ser porque la madre no tuvo suficiente alimento para llegar a hacer nacer un cordero con las fortalezas suficientes para que sobreviva principalmente los primeros tres días, que son los críticos, o bien las inclemencias climáticas fueron duras y, por ende, no se tuvo acceso a la comida en esos momentos”, analizó O’Byrne.
En ese marco, el productor destacó la puesta en práctica de una “suplementación estratégica en conjunto con el manejo de los campos” y “en el marco de un esquema de análisis previo, que implique -por ejemplo- medir la condición corporal de los animales a la entrada del invierno».
Durante la entrevista, el titular de la FIAS dijo que la obtención de lana durante la actual zafra será menor con relación a la anterior en Santa Cruz, la segunda provincia con mayor cantidad de cabezas de ovinos después de Chubut.
“En lo que respecta a la lana en Santa Cruz, en los prepartos realizados se tuvo una merma de entre un 10 y 25 por ciento por animal, es decir, de 400 a 800 gramos por animal, dependiendo la región o la zona de localización de los establecimientos rurales”, expresó.
“La producción de lana va a ser menor, con una fracción más fina. Quizá en algunos lugares las lanas preparto no hayan sufrido desde el punto de vista de la calidad, pero los postpartos probablemente sí tengan una incidencia de debilidad mayor por el sufrimiento que tuvieron los animales debido al clima”, añadió.
O’Byrne dijo que hay que tener en cuenta que el invierno de 2020 ha sido “uno de los duros de los últimos veinte años”. “De hecho, las provincias de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Neuquén declararon la emergencia agropecuaria por la nieve y los extremos fríos que se registraron”, recordó.
“En ese contexto, de varios días fríos consecutivos con temperaturas bajo cero, los animales tuvieron inconvenientes en conseguir comida, por lo tanto se preveía que iba a haber una gran mortandad. Por suerte, hasta el momento esa mortandad no se ha dado, pero los animales salieron del invierno muy debilitados. En líneas generales, la pérdida de animales no fue tan grande en cabezas de animales pero sí en kilos de producción. Al estar en muy malas condiciones físicas, para cuando levantó la temperatura y empezó a aparecer en septiembre el pasto verde de la primavera, los animales empezaron a mejorar en el periodo de nacimiento de los corderos. Por su debilidad, muchos animales perdieron a sus corderos. Lo que se prevé es que haya menos producción de corderos, los cuales quizá estén más livianos y con menor peso, justamente por esta deficiencia de calidad de alimentación”, analizó.
Por otro lado, el ruralista dijo que, hasta el momento, “no se han registrado grandes inconvenientes” en las provincias de Santa Cruz, Tierra del Fuego y Chubut para desarrollar las esquilas en el marco de los protocolos sanitarios establecidos por la pandemia.
Además, O’Byrne mostró su preocupación por la sequía que se observa en algunas áreas de Santa Cruz y Chubut.
“El problema está del río Santa Cruz al norte, es decir, dos tercios de la provincia de Santa Cruz, y, además, en Chubut. En algunos lugares, los productores dicen que es como si no hubiese nevado en el invierno. No ha llovido y estamos por debajo de la media en casi toda la región, lo cual es un problema porque va a implicar que para la época de febrero o marzo, cuando se tiene que definir la carga de animales para el invierno siguiente, quizá haya que sacar más animales de la cuenta por el estado del campo”, dijo.
“Esta situación se puede notar en la próxima zafra pero se tiene que planificar ahora. Si no llueve hasta febrero, va a significar que se tenga que reducir la carga animal para que haya un equilibrio entre la oferta de forraje y la demanda de animales”, concluyó.
*R3CP