30 abril, 2024
El feriado provincial del 30 de abril ha sido establecido por la Ley Nº 4841, la que, en su art. 1ø dice: «Decrétase día no laborable en todo el ámbito de la provincia el 30 de abril en homenaje a la decisión histórica… de la población» que en esa fecha «del año 1902 se autoconvocó en la Escuela N1 18 de Río Corintos, decidiendo con su voto a favor de nuestros legítimos derechos de soberanía sobre la pertenencia de tierras cordilleranas…», y en su art. 2º dispone que se incluyan «en la currícula escolar de los niveles de enseñanza primaria y media los antecedentes históricos, geográficos y jurídicos del Plebiscito, …».
Sin embargo, según el escritor Randal C. Rowlands, no se habría tratado exactamente de un plebiscito sino de una confirmación de los vecinos -en su mayoría colonos galeses- de su opción por adherir a la argentinidad:
Así, aunque no lo dice expresamente, puede entenderse que el voto de la población a que se alude en el art.1º configuró el plebiscito que menciona el art.2º. Ergo, en el caso de que no hubiera habido voto, tampoco habría habido plebiscito, hipótesis que cobra sentido cuando se leen los argumentos con que el diputado autor del proyecto lo fundamenta ante sus pares de la Legislatura. Allí sostuvo que en la búsqueda de solución al problema limítrofe que la Argentina mantenía con Chile «se optó por una metodología única en toda la historia argentina»…» que fue la voluntad de los habitantes del lugar», lo que, a su vez, obligó a hacer «un censo para determinar la cantidad de población, definir una fecha determinada, convocar a toda esa gente censada a un lugar determinado y allí, estando en presencia del perito británico y de los representantes argentino y chileno, que la gente definiera bajo qué bandera quería estar…». «Eso pasó el 30 de abril de 1902 en la Escuela Nº 18 en la costa del río Corintos, en la Colonia 16 de Octubre».
Sin embargo, y pese al énfasis que esos párrafos trasuntan, no hay constancias de la veracidad de lo que en ellos se sostiene. Así, en lo que se refiere al presunto censo, no existe siquiera un mínimo rastro histórico -y tampoco en el imaginario popular de la región-, de la celebración del mismo, como podría ser el de la cantidad de censados, o tal vez el nombre de algún censista o la fecha aproximada de su realización, datos estos que, dada la trascendencia de la cuestión que los originaba, deberían haber sido registrados en un acto formal, de los que, sin embargo, no hay constancia alguna.
Y en cuanto al «plebiscito», tal como lo he sostenido en otras oportunidades a través de este mismo periódico (El Chubut 25 de abril de 2015 y 29 de abril de 2019), y por los mismos fundamentos que allí expusiera, tengo para mí que el mismo no existió.
¿Cuál es, entonces, el verdadero sentido de la celebración del 30 de abril de cada año? Es el de rememorar la culminación de un proceso migratorio que, originado en Gales y en los Estados Unidos y orientado hacia la Argentina, se inició en 1854 en los tiempos de Urquiza y la Confederación, se fue desarrollando al impulso de las gestiones de Michael D. Jones, Lewis Jones, Edwin Cynryg Roberts y otros, por ante las sucesivas autoridades nacionales de nuestro país, para finalmente, en 1865, establecer el primer asentamiento migratorio en la desembocadura del río Chubut.
Ocurrido ello y cuando, con el correr de los años, las tierras de cultivo fueron paulatinamente ocupadas, los colonos, anoticiados de la existencia de los valles fértiles de la cordillera, comenzaron a poblar la hoy llamada Colonia 16 de Octubre, cual si fuera una continuidad de aquel asentamiento primigenio, a punto tal que, en sus primeros años y más allá de la distancia que separaba a uno del otro, se mantuvo una marcada dependencia de los habitantes de la cordillera respecto de los de la costa, no solo en lo que hacía a víveres y enseres de laboreo, sino también en lo familiar y afectivo.
A ello se suma el hecho de que, al tiempo de estos hechos los pobladores del Valle 16 de Octubre se hallaban a la espera de los títulos definitivos de las tierras que se le habían adjudicado luego del segundo viaje del Coronel Fontana, en 1888.
Así, dos eran sus preocupaciones: una, que un fallo a favor de las pretensiones chilenas significaba la fijación de un límite internacional que separaría a ambos enclaves, con las dificultades de comunicación y contacto recíproco que ello significaba, y la otra, por las mismas razones, la esperanza de obtener los mencionados títulos se diluirían definitivamente.
¿Cuál es, entonces, el sentido de la celebración del 30 de abril? El que ese día de 1902, los habitantes de la Colonia 16 de Octubre supieron ratificar ante el delegado arbitral británico, Sir Thomas Holdich -y convencerlo-, del sentimiento de argentinidad de que estaban imbuidos y conforme al cual respetaban y honraban la bandera celeste y blanca.
*ECH/by RR
