5 junio, 2021
Porqué el confinamiento es la mejor medida para frenar la cadena de contagios
Esta medida antipática para el grueso de la sociedad es sin embargo para los científicos una de las maneras más contundentes de dar batalla a esta pandemia que puso patas para arriba al mundo entero. Más allá de la esperanza puesta en las vacunas, por ahora la medida más contundente para evitar el colapso sanitario e ir haciendo frente al agresivo virus es el distanciamiento social a través del confinamiento, en el caso d ela segunda ola argentina y por ahora, intermitente.
¿Pero porqué se apuesta a esto y que base científica tiene? El confinamiento social tiene como objetivo reducir el número de contactos diarios de una persona y bajar así el número reproductivo de la enfermedad. Y parece que lo está consiguiendo en la mayoría de los países que han aplicado restricciones.
La medida, que en principio se alargará hasta la segunda semana de junio, busca reducir el número de contactos que cada uno de nosotros tiene a diario. El objetivo es poder disminuir el número reproductivo del virus, es decir, la media de personas que cada contagiado puede llegar a infectar, y no colapsar así el sistema sanitario. En definitiva, aplanar la curva de la que tanto hemos oído hablar.
Una persona tiene decenas de contactos diarios. Gente con la que coincide en casa, en el trabajo o en el subte o el colectivo. En los días que dura la enfermedad, eso significa cientos de posibles contagios.
Si una persona está infectada (aunque no tenga síntomas) y hace vida normal, todos sus contactos están en riesgo de ser contagiados.
Para tener certeza sobre esto se utilizan modelos matemáticos que clasifican la población entre individuos susceptibles (que podrían contagiarse fácilmente si entran en contacto con el virus), expuestos (que ya se contagiaron, pero aún no tiene capacidad de contagiar a otros), infectados (que tienen capacidad de contagios), removidos (que ya se recuperaron y tienen por el momento baja probabilidad de reinfectarse) y fallecidos.
Luego, se estima un parámetro que se denomina R0 (número reproductivo básico) que indica cuantos individuos son expuestos al virus por cada persona infectada. Sabiendo esto y el número de días que pasa en promedio desde que alguien se contagia hasta que se vuelve infeccioso y luego hasta que deja de contagiar, es bastante simple calcular cómo se va propagando el virus en la población día a día.
El Covid-19 en Argentina fue aumentando en el último mes su número reproductivo básico (R0) pasando de 1 a casi 3. Ese número mide el potencial de transmisión del virus. En ausencia de medidas, cada infectado contagia de media a 3 personas. Aunque por supuesto se trata de promedios que no se da con el mismo ritmo en las diferentes zonas del país debido a condiciones de cada provincia y localidades.
Para quienes deben establecer las coordenadas sanitarias, cada nuevo enfermo contagia a otras 3 personas. La cadena de contagio sube a 12 enfermos en un paso más. Si no se toman medidas y se mantiene ese R0 de 3 contagios por persona, en tres pasos más llegaríamos a tener 120 contagiados y el contagio continuaría exponencialmente.
Si esas dos personas bajan a un número reproductivo de 2, se contagian 46 personas.
El objetivo es bajar ese ritmo reproductivo. Y para eso se toman medidas de distanciamiento social y confinamiento por ahora intermitentes.
Cuando el R0 es cercano a 1 el brote deja de crecer exponencialmente. Cada infectado contagia solo a otra persona y los infectados tienden a ser constantes, reduciéndose a 6 contagiados. Eso evita que el sistema sanitario se colapse.
El escenario ideal es bajar el R0 de 1. Entonces el brote tiende a extinguirse porque en cada ciclo hay menos infectados en lugar de más.
Bajar ese número reproductivo es lo que persiguen las medidas de confinamiento que estamos sufriendo: queremos limitar los contactos para frenar la cadena de contagios.
Un temor fundado es que las semanas que se relaje el aislamiento se reactive la cadena de contagios. Los expertos sospechan que no bastará con aislar a los enfermos, porque personas a su alrededor —con síntomas o sin ellos— pueden estar infectadas y continuar el brote. Por lo que no se descarta que se deba continuar con la alternancia de días mas y menos activos.
Las estrategias de test exhaustivo y rastreo de contactos han funcionado en Corea del Sur. Y la tecnología puede ayudar a la par de las vacunas. Pero un informe del Imperial College dice, sin embargo, que otras medidas serán seguramente necesarias, “o la transmisión rebotará rápidamente, produciendo potencialmente una epidemia comparable en escala a la que se hubiese producido sin intervenir”.
Evidentemente salir de la pandemia con las variantes de cepas que van mutando y el nivel de interacción que actualmente existe en el mundo de acuerdo a las aperturas estacionales y diferentes niveles de riesgo sanitario, no será fácil y nos debería mentalizar sobre nuevos hábitos de higiene, socialización y prevención de ahora en adelante.