Descansar aumenta la flexibilidad cognitiva
Aunque parezca asombroso, es escasa la literatura científica que explora los beneficios directos de las vacaciones sobre nuestro cerebro. Lo que sí parece indiscutible es que son imprescindibles. Así lo concluía un estudio de 2016 en el que participaron 46 trabajadores de una empresa holandesa.
A los trabajadores se les pedía someterse a un test en el que se les daba objetos (por ejemplo, un martillo) y se les preguntaba por el mayor número de usos en el menor tiempo posible (herramienta de construcción, arma, o pisapapeles). Lo que observaron es que, tras 2-3 semanas de vacaciones, los trabajadores tenían una mayor flexibilidad cognitiva. O lo que es lo mismo, eran capaces de dar un mayor número de usos a los objetos en comparación con los resultados obtenidos un par de semanas antes de las vacaciones.
Estaremos todos de acuerdo en que el trabajo genera estrés. Pero aquí tenemos que hacer un pequeño inciso: el estrés por sí mismo no tiene por qué ser malo. Cuando es puntual suele ser incluso beneficioso, porque activa mecanismos que nos ayudan a realizar las acciones cotidianas de nuestro trabajo, como cumplir con una fecha límite (en ello estamos los autores de este artículo ahora mismo).
El “otro estrés”, el que tiene connotaciones negativas para todos, es el estrés crónico. Se produce cuando es prolongado en el tiempo, ya sea porque estamos sometidos a presiones constantes o por situaciones que no podemos resolver. Genera fatiga, mayores niveles de ansiedad, irritabilidad e ira. Y sí, definitivamente es malo.
Autor: Juan Pérez Fernández., Author provided
Receta para unas vacaciones que “cargan las pilas”
Lo principal que unas buenas vacaciones pueden hacer por nuestra salud mental es, precisamente, reducir los niveles de estrés crónico. Estando ociosos nuestro cerebro será capaz de revertir, al menos de forma temporal, los efectos negativos de estar estresados. Y aquí viene la clave: para que de verdad sean efectivas, tenemos que conseguir que nuestras vacaciones nos liberen realmente del estrés del trabajo. Es decir, evitar continuar con tareas pendientes, responder correos electrónicos, etcétera.
Por otro lado, es fundamental evitar que las vacaciones generen nuevas situaciones de estrés, como serían colas interminables o temporadas prolongadas con los suegros.