26 mayo, 2025
La inteligencia artificial de OpenAI ya tiene más usuarios mensuales que la enciclopedia más famosa del mundo
Por Carolina De La Torre*
Una IA superando a la enciclopedia digital más emblemática de nuestra época no es solo una anécdota para los geeks; es un síntoma del momento. Según datos recientes de análisis web, ChatGPT —el modelo conversacional desarrollado por OpenAI— ya atrae más usuarios mensuales que Wikipedia, esa página que alguna vez fue la biblia del internet colectivo.
El dato es simple, pero inquietante. Wikipedia, con su estructura basada en conocimiento abierto y colaborativo, representaba (¿representa?) una visión idealista del internet. ChatGPT, en cambio, ofrece respuestas inmediatas, contextuales y conversacionales, sin enlaces, sin discusiones de edición, sin bibliografía. Solo una voz sintética que parece saberlo todo.
Lo que atrae no es solo la inmediatez, sino la experiencia. El usuario ya no busca «leer» para entender, sino «preguntar» para resolver. Y ahí la IA lleva ventaja. Mientras que Wikipedia mantiene su lógica enciclopédica, ChatGPT se integra en apps, navegadores, procesos de trabajo, incluso tareas escolares. Se cuela en todos lados.
¿Significa esto que dejamos de confiar en el conocimiento colectivo? ¿O simplemente preferimos algo que hable como nosotros, aunque no siempre tenga la razón?
ChatGPT no muestra sus fuentes a menos que se le pida, no permite ver sus errores ni discutir su contenido. Su estructura es opaca, cerrada. Sus respuestas son lo que son. Así, el conocimiento se vuelve menos verificable, más cómodo, pero también más incierto.
Wikipedia no se va. Sigue siendo confiable, gratuita y profundamente necesaria. Pero su reinado solitario como referencia universal está siendo desafiado por una inteligencia artificial entrenada para sonar como un experto en todo. ¿Estamos ante un nuevo paradigma informativo, o solo ante la novedad de una interfaz más amable?
Esto no es necesariamente bueno o malo. Es lo que está pasando. Tal vez estamos ante un nuevo paradigma informativo, donde la búsqueda de respuestas se vuelve más emocional que racional. No queremos leer páginas, queremos una conversación. No queremos datos crudos, sino sentido inmediato.
