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25 julio, 2025

La Constitución según Lamelas y la doctrina de los padres separados

Peter Lamelas tuvo que hacer un curso de diplomacia en la escuela de gobierno de Washington DC antes de que el Senado de Estados Unidos se dedique a analizar su pliego como embajador en Buenos Aires. Es una práctica habitual entre los nombrados sin oficio diplomático. Lamelas no tiene, tampoco, experiencia política: es médico, fundó –y vendió– una empresa de emergencias y donó, solo a lo largo del 2024, unos 500 mil dólares al Partido Republicano, según un reporte del sitio Open Secrets.

 Por Pablo Ibáñez/C*

El embajador que Donald Trump propone para Buenos Aires anticipa que quiere operar sobre los gobernadores. Las necesidades de Milei y el impacto de la crisis interna en el triángulo (isósceles) libertario. La matemática del veto. 

 

Detrás de todo eso, está el elemento que explica el destino criollo de Lamelas: el cubano-estadounidense es amigo de Donald Trump, de quien es compañero de golf en Mar-a-Lago, además de algún vínculo en el lucrativo negocio inmobiliario de Manhattan.

En su debut frente al Senado, el trumpista vomitó una tonelada de comentarios de difícil digestión y se convirtió en un imán de críticas.

De la AMIA a la prisión de Cristina Kirchner, de la soberanía de las Islas Malvinas a China. Casi no dejó asunto sensible sin contaminar. Jugó, en lo relevante, en línea con la política exterior que expresa Marco Rubio, el secretario de Estado de Trump y consiste sobre todo en salir a disputar América Latina, un continente donde China –el trumpismo dice que por la inacción de los demócratas– ganó terreno.

Más allá de eso, un tema particular pega en el corazón del poder libertario en un momento donde la crisis interna está en su punto más caliente desde que Javier Milei asumió la presidencia hace 17 meses: los gobernadores, jefes territoriales, a los que debe recurrir el Gobierno para blindar el veto al aumento a los jubilados.

El paracaídas de Lamelas

Lamelas, que estuvo con Milei en noviembre pasado cuando el libertario viajó a Mar-a-Lago a verse con el recién electo Trump, leyó en clave sistema federal de EE.UU. la política argentina y apuntó contra el despliegue chino en las provincias, un dato palpable y cuantioso: China es el principal socio comercial de un tercio de las provincias argentinas, entre ellas Entre Ríos y La Pampa, y el segundo de Buenos Aires y Santa Fe. Capitales chinos están detrás, además, de inversiones en minería y litio en Jujuy, San Juan, Chubut y Río Negro, y en otro rubro, fondean las centrales hidroeléctricas en Santa Cruz.

Lamelas dijo que saldrá a recorrer las provincias para establecer una “verdadera asociación con los gobernadores” y eliminar la “corrupción” de esos territorios, además de tratar de romper las relaciones comerciales con China, a la que llamó “fuerza maligna”. “Hay 23 provincias y cada una tiene su propio gobierno, que puede negociar con fuerzas externas, con los chinos y otros, para ir y hacer proyectos en esa provincia en particular. Y eso también puede prestarse a la corrupción, a la corrupción por parte de los chinos”, dijo Lamelas.

El futuro embajador, por intuición o por información, entiende que la mala relación –o, incluso, nula relación – entre Milei y los gobernadores puede ser perjudicial para los intereses de Estados Unidos. Tiene una dificultad extra: en las provincias necesitan recursos y créditos que ofrece y da China, mientras que EE. UU. hace un despliegue político y empresario pero no necesariamente de inversiones.

De rebote, las parrafadas del médico amigo de Trump y Rubio, cayeron en medio de una campaña electoral y son, con criterio, invocadas por el peronismo como una intromisión de Trump y un gesto de sumisión del gobierno de Milei frente a la Casa Blanca. Para La Libertad Avanza (LLA) eso no supone un problema, es un elemento de observación respecto al comportamiento de la opinión pública en ese aspecto. Hubo un coro de objeciones: CFK, Axel Kicillof y Sergio Ziliotto, gobernador de La Pampa, entre muchos otros.

 

 

Los padres separados

La herida del cierre de listas bonaerense, que amenaza con afectar la geometría del poder libertario, se recorta como una amenaza para la negociación con los gobernadores de cara a la construcción de una alianza para blindar los vetos en el Congreso. El Senado está casi perdido así que la chance está en Diputados. La posibilidad no está descartada pero depende de una rosca eficaz.

Según un informe de La Sastrería, la consultora de Raúl Timerman y Juan Carlos Malagoli, el Gobierno tiene un piso de 57 votos para sostener los vetos, insuficiente per se, pero auspicioso para poder crecer y sumar volumen. La apuesta irá en dos direcciones: conseguir votos que apoyen y si no, negociar ausencias que reduzcan la necesidad de votos a favor del veto. El cuadro explica algunas variantes.

Pero el asunto estructural es otro. Un operador lo define como “la doctrina de los padres separados” y refiere a que los gobernadores, que tienen los votos en el Congreso que necesita Milei, tienen dos ventanillas distintas para negociar. Cuando tienen que hablar de acuerdos electorales y listas de candidatos, lo hacen con Karina Milei o sus delegados, los Menem, Eduardo “Lule” y Martín. Pero cuando deben resolver cuestiones de gestión, hablan con Santiago Caputo.

Una descripción general post cierre bonaerense fue que Milei dividió universos: le dio el partido y la política electoral a Karina, y le deja la gestión, y la administración de gobierno, a Caputo. Es una descripción quizá demasiado optimista para la situación que atraviesa, hoy por hoy, el asesor premium. Por lo pronto, Las Fuerzas del Cielo salieron perdidosos del cierre y Karina impuso su jefatura indiscutible.

Pero en el Congreso juegan otros actores. Los gobernadores dispuestos a hablar con la Casa Rosada se topan con esa dificultad: quieren una negociación global que incluya listas, medidas de gobierno para sus provincias y, si pide Nación, votos en el Congreso. Pero no hay una sola rosca entre LLA y los jefes territoriales: con Karina se discuten las listas pero con Caputo los temas de gestión, algunos sensibles y de mucho peso.

Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, no tiene músculo para operar entre los dos actores y generar una síntesis. Lo que piden los gobernadores es una “mesa unificada” de negociación de parte de Milei donde se pongan en discusión todos los planos: acuerdos electorales, listas para octubre, necesidades de gestión de las provincias y apoyo en el Congreso a lo que pida la Casa Rosada. La intervención de Lamelas tiene un dato extraño: la referencia a Santiago Caputo, en la enunciación de las figuras relevantes del gobierno junto al canciller Gerardo Werthein, el ministro Luis “Toto” Caputo y el asesor premium. La omisión de Karina puede leerse de varias maneras: que hubo una operación quirúrgica sobre Lamelas que, además, tiene una interpretación extra respecto a si en los próximos meses puede venir un cambio en Cancillería.

*CC