6 mayo, 2021
La petrolera controlada por el Estado diseñó al menos cuatro clusters conformados por áreas secundarias en distintas provincias. Apuesta a desinvertir en esos campos para concentrarse en el desarrollo de proyectos más rentables, fundamentalmente en Vaca Muerta. Si bien el proceso es incipiente, YPF ya firmó acuerdos de confidenciales con varias petroleras independientes y también con empresas de servicios que podrían re-convertirse en operadoras.
YPF, la petrolera controlada por el Estado, finalmente puso en marcha en abril un proceso de desinversión en yacimientos maduros o áreas secundarias en distintas cuencas del país. El CEO de la empresa, Sergio Affronti, había adelantado la medida durante la presentación de resultados a fines del año pasado. Para YPF es una decisión que hace sentido con su visión estratégica: la petrolera apunta a alojar de manera más eficiente el capital —que es limitado por la situación general del país y particular de la empresa— en proyectos con una tasa de retorno más competitiva, como los que lidera la petrolera en Vaca Muerta.
YPF opera 98 bloques hidrocarburíferos en todo el país, de los cuales unos 60 producen menos de 200 metros cúbicos diarios (m3/día) de petróleo, según estadísticas del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG) de febrero. El área de Proyectos Especiales, que dirige Fernando Giliberto, seleccionó algunos de esos de campos y conformó al menos cuatro clusters de áreas en distintas provincias del país.
Fuentes privadas explicaron que YPF firmó acuerdos de confidencialidad con al menos cinco empresas interesadas en operar esos bloques. En la lista figuran petroleras independientes como President Energy, una pequeña petrolera británica que controla ocho áreas en la cuenca Neuquina y otras tres en la cuenca Noroeste; así como también algunas empresas de servicios que ya están a cargo de la operación y el mantenimiento de yacimientos petroleros están interesadas en dar un paso más y asumir la operación de esos bloques.
“Se contemplan distintas formas de asociación. Desde contratos tradicionales de farm-in y farm-out hasta esquemas de franquicia o asociaciones por producción incremental. El proceso recién está en una primera etapa”, explicó fuentes cercanas a la petrolera bajo control estatal según consigna el sitio especializado EconoJournal.
La cesión de áreas marginales o secundarias a empresas más chicas, que puedan reducir los costos de explotación y poner un mayor foco en el diseño de desarrollo de los campos, es una cuenta pendiente de YPF desde hace años. La compañía que preside Pablo González maneja costos de OPEX (operación y mantenimiento) y overhead (estructura) que, en muchos casos, encarecen tanto la explotación de esas áreas que la tornan en anti-económica.
La estructura de YPF es demasiado costosa para garantizar la rentabilidad en la operación de campos maduros.
En la Argentina son pocas las petroleras independientes están tienen ese plan de negocios. En Entre 2004 y 2011 llegaron varias compañías norteamericanas —fundamentalmente canadienses— que lograron generar valor con ese tipo de apuestas. Petroandina Resources, por caso, adquirió un campo secundario de YPF en Mendoza —el área CNQ7—, que en 2004 producía menos de 100 m3/día, y la llevó a producir más de 4000 m3/día en apenas cuatro años.
Lamentablemente, tras la resolución 394/2007 del Ministerio de Economía, impulsada por el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, que topeó el precio interno del crudo en 42 dólares cuando a nivel internacional superaba los 80 dólares, la mayoría de las petroleras independientes vendió sus activos y dejó la Argentina. Aún así, hay ejemplos de que la fórmula puede ser redituable para el país. La empresa local Capsa, por caso, se metió en silencio en el top five de mayores productores de crudo con una oferta de unos 3000 m3/día en Chubut y Neuquén.
El proceso que diseñó ahora YPF apunta a contribuir al desarrollo de operadoras que tienen ese tipo de expertise. La compañía confeccionó una especie de data room con los datos más relevantes de cada cluster. “Por lo general, las áreas secundarias de YPF están subexplotadas porque no hacen fix con una empresa de su tamaño. Muchas, además, están sobredimensionadas en estructura. Hay que tener mayor creatividad y más disciplina en los costos para poder ser exitoso”, explicó un empresario que está en conversaciones con YPF, que pidió la confidencialidad.
Las próximas semanas serán claves para saber el proceso de venta de activos de YPF se robustece. No es la primera vez que la compañía encara una iniciativa de este tipo. En ocasiones anteriores, la desinversión en áreas marginales —una medida consensuada por la mayor parte de la industria, incluso por gobernaciones provinciales— terminó frustrándose porque no recibió el visto bueno de la política a nivel nacional y también por cierta resistencia interna del área de Upstream de la petrolera, que siempre es renuente a ceder la operación de activos.
Esta vez, existen incentivos diferentes: YPF necesita concentrar sus esfuerzos en proyectos más rentables. Su caja no permite seguir cubriendo operaciones en campos convencionales que no aportan valor para una estructura tan grande como la de la compañía. Con escasas chances de conseguir financiamiento internacional, la asociación con empresas más chicas en las que pueda delegar el desarrollo de áreas secundarias es motivo de consulta recurrente por inversores internacionales, que desde hace tiempo reclaman que la petrolera se concentre en los activos más rentables de su porfolio.
En Chubut, una de las provincias ´maduras’ , hace un mes Sergio Affronti, anunció una inversión de 184 millones de dólares y la puesta en actividad de 2 nuevos equipos de torre, con el ojo en la recuperación secundaria y terciaria. De esta manera, la compañía controlada por el Estado tendrá 15 equipos en actividad en territorio durante 2021.
*EJ