10 marzo, 2021
HAY MÁS DE 500 BUQUES APROPIÁNDOSE DEL RECURSO PESQUERO EN EL ATLÁNTICO SUR
La armada extranjera que opera en la Patagonia se multiplicó fuerte en la última década. Métodos que utiliza, y el impacto que genera en el Atlántico Sur
Por Patricio Eleisegui
Con predominio de la armada ilegal china, la flota internacional que saquea el Mar Argentino no deja de engrosarse. Además de los barcos del régimen que encabeza Xi Jinping, el límite de la zona económica exclusiva también es espacio de despliegue para cientos de unidades apuntaladas por los gobiernos de países como Corea del Sur, Taiwán y España.
La depredación que llevan a cabo estos navíos se multiplica cada año: según expertos, el volumen de embarcaciones que saquean las aguas locales creció al menos 20 por ciento en apenas una década.
Por estos días, los buques apostados en la Patagonia suman cuanto menos 500. El número, aclara Milko Schvartzman, experto en conservación marina, colaborador del Círculo de Políticas Ambientales y asesor en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre 2011 y 2015, sería mayor a partir de un detalle: al menos el 25 por ciento de los navíos extranjeros que se acercan al Atlántico Sur navega con sus sistemas de ubicación satelital apagados.
«Estamos hablando de alrededor de 500 pesqueros y por lo menos 25 barcos nodriza y tanqueros. Este es el momento más caliente del año en términos de pesca ilegal. Si no hay un patrullaje permanente, cruzan el límite y pescan en aguas argentinas. Desde hace un par de semanas la Armada mantiene un buque en la zona, pero hubo momentos de diciembre y enero donde no hubo presencia de unidades de vigilancia», comentó el especialista.
«No falta quien pone el foco en lo que puede hacer la Armada o la misma Prefectura, pero la principal falencia que tenemos es la diplomacia. Hasta Estados Unidos ha sufrido pesca ilegal, pero la reacción diplomática hace que no se vuelvan a meter con ese país. Lo mismo aplica para Malvinas, donde apenas tienen un barco de vigilancia. Pero la solidez diplomática de Gran Bretaña genera que no ocurran este tipo de situaciones», agregó.
Consultado respecto de los barcos agrupados hoy al borde de la zona económica exclusiva, Schvartzman señaló que el 40 por ciento de las embarcaciones corresponde a unidades de la flota ilegal china, mientras que la porción restante se divide entre buques de Corea del Sur, Taiwán y España.
«Hace 10 años el total de barcos, incluyendo a aquellos que apagan sus sistemas de ubicación, rondaban los 420. Hoy tenemos que hablar de más de 500. Así como se incrementó este número, también subió la cantidad de ingresos ilegales al Mar Argentino. El año pasado sufrimos un ingreso masivo de 95 buques. Esto fue advertido y notificado por pesqueros argentinos», aseguró.
De aquí a mayo, siguió el especialista, la depredación promediará las escalofriantes 10.000 toneladas de ejemplares diarios. «Calamares, tiburones, mantarrayas, merluzas, están entre las especies que sufren más capturas. También delfines. Los taiwaneses, se ha comprobado, suelen utilizar al delfín, cuya pesca está prohibida en todo el mundo, como carnada para atraer al tiburón o al atún», precisó.
En cuanto a los métodos a los que recurren chinos, coreanos, taiwaneses y españoles, Schvartzman detalló que, en el caso de los primeros, «los poteros realizan una pesca algo más selectiva, con foco en el calamar».
«Los barcos chinos utilizan luces para atraer al plancton, que es alimentación clave para el calamar. Este sigue al plancton hasta la superficie y es atrapado mediante un sistema de poleas, dotado con anzuelos triples, enganchan al ejemplar sin siquiera utilizar una carnada. Una vez subido a cubierta, el calamar es cortado en trozos o va directo como está a la cámara de refrigeración», contó.
Como ya informó iProfesional en otras oportunidades, el funcionamiento de la flota china es promovido por el gobierno de la potencia asiática mediante acciones como el subsidio al combustible para las compañías del rubro pesquero o, directamente, la participación accionaria del Estado en algunas de las empresas propietarias de los buques.
La armada de pesca en aguas distantes de la potencia asiática reúne en un solo actor los peores atributos en cuanto a métodos extractivistas para el saqueo de la biodiversidad marina: pesca a gran escala en áreas específicas por períodos que pueden superar el año, movimientos a escondidas de los satélites, violación de las restricciones para operar en aguas territoriales.
A eso hay que sumarles prácticas laborales emparentadas con la esclavitud. A excepción del capitán y sus oficiales, todos chinos, el grueso de los tripulantes de estas embarcaciones son ciudadanos de Indonesia, Filipinas o África sometidos a los tratos más inhumanos: en 2014, por citar un caso, se constató que 28 personas que bajaron de un pesquero de calamares en Montevideo, Uruguay, presentaban marcas de grilletes en los tobillos.
Por su parte, la presencia coreana, indicó el experto, comprende barcos poteros que replican los métodos de la armada ilícita china.
En cuanto a los taiwaneses, la flota está integrada por navíos palangreros, esto es, unidades que pescan mediante líneas extendidas a lo largo de kilómetros. «Una línea puede llegar a medir 20 kilómetros. Cuentan con anzuelos y carnada cada dos o tres metros. Es una pesca por demás de destructiva: los anzuelos atraen a todo tipo de especies. Pingüinos, albatros, tortugas marinas, además de cualquier variedad de pez, suelen ser víctimas de estas líneas», explicó.
Los españoles, en tanto, operan con redes de arrastre que capturan todo a su paso. «Llevan a cabo una depredación terrible. Merluza común, merluza negra, que es una especie protegida, abadejo, calamar, arrasan con todo en su paso con las redes. Con menor volumen de buques generan el mismo impacto que los chinos. Muchos dueños de las flotas son españoles multimillonarios que viven en Montevideo», dijo.
Schvartzman afirmó que la Unión Europea subsidia la actividad ilegal que llevan a cabo estos navíos mediante ayudas financieras en aspectos como el costo del combustible. «Suelen contar con tripulaciones de indonesios y africanos, aunque también es usual detectar presencia de peruanos. También llevan a cabo violaciones de derechos humanos, aunque quizás no al nivel de chinos y taiwaneses», comentó.
Además de la catástrofe ambiental, la actividad ilícita que llevan a cabo todas estas embarcaciones genera pérdidas económicas para la Argentina del orden de los 1.200 millones de dólares al año.
Las armadas china, taiwanesa, española y coreana encuentran en la tibieza de la legislación local un humus para seguir adelante con la devastación: las normativas vigentes, en caso de ocurrir la captura de un pesquero operando en la zona económica exclusiva, apenas fijan multas con un tope que no alcanza a los 150.000 dólares.
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