24 octubre, 2023
Cada vez que sopla viento norte o comienza a calentar un poco el sol, en Puerto Madryn se percibe el fuerte olor a pescado proveniente de la actividad industrial, sin embargo en los últimos tiempos la mayoría de las grandes empresas invirtieron en una planta especial de tratamiento que logró modificar ese impacto, con excepciones de algunas firmas.
Una de las controversias en «La Más Linda» es precisamente que muchas de las mejores noches, -cuando no hay viento, el mar es un espejo y la temperatura es agradable para la recreación y el paseo nocturno-, el invasivo olor putrefacto desdibuja el disfrute de locales y turistas.
En muchos casos se atribuye a la fábrica de harina de pescado, que llegó incluso a un acuerdo con el propio Municipio para detener su producción cuando sopla viento norte, pero han sido contenciones parciales en ese sentido.
Además, hay otras empresas que procesan sus desechos de manera individual y siguen afectando el ambiente, siendo el reclamo público una constante.
El tema no es nuevo, la problemática de los residuos de la actividad pesquera merece correcciones dentro del ejido de la ciudad del golfo. Mientras, por un lado, un grupo de empresas han desarrollado una inversión con la construcción de un Centro Ambiental Patagónico de Investigación y Desarrollo Pesquero, donde se efectúa el tratamiento de residuos sólidos y líquidos de la pesca, sin generar impacto en la comunidad, al estar emplazada a 20 kilómetros de la ciudad, y bajo rigurosos controles ambientales, hay otro tipo de emprendimientos que siguen generando vapores y olores, que en determinadas condiciones de viento, cruzan toda la ciudad.
En ese marco, la Cámara Patagonica de Industrias Pesqueras emitió un comunicado para aclarar responsabilidades:
«En atención a recientes e insistentes requisitorias periodísticas vinculadas con la emanación de olores nauseabundos en el área del Parque Industrial Pesquero, la CAPIP siente la obligación de aclarar que los mismos no provienen de ninguna de sus Empresas Asociadas, las cuales no han generado ningún tipo de contaminación ambiental en tal sentido.
Por el contrario, y tal como se detallara públicamente con anterioridad, las empresas asociadas construyeron, gestionaron y avalaron al Centro Ambiental Patagónico de Investigación y Desarrollo Pesquero, ubicado a unos 20 km al Oeste de la ciudad, para dar tratamiento y disposición final a los efluentes líquidos y sólidos generados por la Industria Pesquera, para luego reprocesarlos y convertirlos en materia prima a partir de un tratamiento físico químico y biológico que culmina con un producto como el compost, y otros similares; proponiendo y ejecutando una economía circular sobre el particular; y siendo objeto de permanentes controles ambientales propios, y de la autoridad de aplicación.
Todo ello significó una muy importante inversión en infraestructura, mantenimiento y gestión, en el marco del ejercicio de responsabilidad social empresaria, que involucra también la sustentabilidad y el cuidado ambiental; de manera de evitar; entro otros efectos nocivos; los malos olores que los vientos acercan a la ciudad.
Es importante diferenciar; y dar merito a quienes han evidenciado una rápida adaptación industrial, posibilitando el cumplimiento de las políticas de seguridad y medio ambiente; y por el contrario, cuestionar a aquellas que no lo hacen, y generan un daño ambiental que afecta a nuestra comunidad», cierra el parte de CAPIP.