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18 octubre, 2020

Patria o devaluación: Venceremos

Por Guillermo Laborda

El presidente Alberto Fernández prometió no devaluar en la apertura del Coloquio de Idea. Tampoco afectará los dólares de ahorristas en bancos. ¿Es creíble? ¿A qué costo? Pocas horas después de la presentación presidencial ante empresarios, se conocía que el BCRA había sacrificado u$s 40 millones en el mercado cambiario. El precio del dólar en la Bolsa volvió a subir y ganó en ese mismo día, lo que un plazo fijo en pesos rinde en un mes. Los ahorristas están huyendo de los fondos comunes de inversión en pesos. El mismo día de la presentación presidencial, fueron cerca de $23.000 millones.

¿Hasta cuánto puede llegar la brecha cambiaria? Si se observa el sendero venezolano, no tiene techo. Hay que poner un número del 1 al 9, varios ceros después, y el símbolo porcentual. Esa es la brecha cambiaria venezolana. Los grandes estadistas, en el sentido de que todo lo estatizan, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, le restaron ocho ceros a la moneda, ahora denominada «Bolívar Soberano».

En 2003, Chávez comenzó con los controles de cambios, pero el blue duplicó rápidamente al valor oficial. En 2008 el estadista le restó tres ceros a la moneda y pasó a denominarse «Bolívar fuerte». Su fortaleza no duró demasiado. En 2012 el gasto publicó ya era de 45% del PBI, financiado básicamente con emisión. En 2017 llegó la hiperinflación y Nicolás Maduro, en 2018, le quitó cinco ceros al «Bolívar Fuerte» para denominarse «Bolívar Soberano». Un dólar hoy se negocia en Caracas por 450.000 bolívares soberanos, siendo el salario mínimo mensual, cerca de 400.000 bolívares.

¿Cuál puede ser la dinámica de la crisis cambiaria argentina? La presentación de un programa fiscal y monetario serio, de la mano de un rápido entendimiento con el FMI, hoy no están en el menú de Alberto Fernández. Ni siquiera lo impulsan Guzmán-Pesce.

Kristalina Georgieva ya comenzó a despegarse de lo que puede ser un agravamiento de la crisis en la Argentina. En el marco de la cumbre anual conjunta del FMI y del Banco Mundial, vía zoom, advirtió que «los desequilibrios económicos están creciendo». Por ende, lo más probable es que el gobierno intente mantener el «statu quo» cambiario al máximo. Entonces aquí empieza a jugar un rol central el despegue de los dólares que se encuentran alejados de las garras estatales, el «MEP», el «CCL» y el blue, y cuánto resiste el gobierno la presión con un blue arrimándose a los $200 y la brecha ampliándose. La jubilación mínima en la Argentina equivale con un dólar a $167, a tan sólo 108 dólares, es decir 3,6 dólares diarios.

El slogan oficial parecería ser el de «Patria o devaluación. Venceremos». Es la frase, made in La Habana, aggiornada, adaptada, al actual momento económico que atraviesa el gobierno de Alberto Fernández. La vida pasa por sostenimiento del valor del dólar oficial, aún cuando se conspire contra su estabilidad desde la Casa de la Moneda.

Un simple cálculo como muestra: si el déficit primario en 2021 fuera como imagina Martín Guzmán de 4,5% del PBI, (y de cerca del 6% incluyendo pagos de intereses), implica una emisión de pesos de 1,4 billones, contemplando que el 60% del financiamiento se obtiene de la Casa de la Moneda.

 

La tentación de Guzmán

 

Hoy todos los pesos circulantes en poder del público llegan a 1,6 billones. El rojo fiscal del 2021 contempla además que el 40% se financiará con la emisión de deuda. Hace una semana, Guzmán cedió ante la tentación verde y emitió deuda en pesos que ajusta según la evolución del tipo de cambio oficial. Ante la creciente expectativa de devaluación, con brecha que ya supera el 100%, resulta sacrílego convalidar ese mecanismo de ajuste. Atrás quedó el combate del discípulo de Stiglitz contra la «bicicleta financiera» y los especuladores. La necesidad de pesos lo obliga a convalidar mecanismos de pago pecaminosos.

El nivel de la deuda en pesos y en dólares de la Argentina, vuelve a generar dudas sobre la capacidad de pago. Por algo el riesgo país ronda los 1.400 puntos. En pesos, el Ministerio de Economía debe refinanciar mensualmente vencimientos promedio por $200 mil millones. Buena parte lo logra del FGS de la Anses y de inversores cautivos como las compañías de seguros y fondos comunes en pesos.

La reestructuración de la deuda de Guzmán básicamente estiró plazos y bajó tasas pero prácticamente no hubo quita de capital. Los vencimientos en dólares fuertes le caen a quien sea presidente desde el 2023. Es lo que escondió Alberto Fernández cuando en una entrevista en Olivos tras el acuerdo con bonistas, mostró el gráfico de vencimientos de deuda del país, pero doblando la hoja y escondiendo los vencimientos desde el 2024.

Con un PBI cayendo 12% este año, la relación deuda sobre PBI se agrava y llegará a 110%. La deuda denominada en dólares ronda el 70% del total, lo que en un contexto de expectativas de devaluación, acrecienta las dudas sobre la capacidad de pago a futuro.

 

Internas en el Central

 

Por si fuera poco, debe contabilizarse la deuda del BCRA con pases y Leliq. En la última reunión de directorio de la entidad monetaria hubo fuertes cruces internos entre los directores. Las designaciones fueron por antecedentes políticos más que por experiencia en política monetaria. El stock de pasivos remunerados del BCRA ya asciende a 2,5 billones de pesos.

La intención de Pesce es pasar de Leliq a pases a un día. Todos los pesos que vencen, mayormente pasarán a tener un vencimiento a las 24 horas. Ese stock crece a tasas de 37% anual para las Leliq. En algún momento, con tanta emisión de deuda en pesos, crecerá como sucediera en tre 2011-2015 con Cristina Kirchner, el temor al manoseo de los índices de ajuste, ya sea el CER, dólar oficial, y antes, el PBI para los cupones de crecimiento.

Cuanto más tarde reaccione el gobierno para ir a un plan creíble y consistente, mayor será el costo en cuanto a devaluación e inflación. El sendero venezolano muestra que la brecha no tiene límite. Ecuador en los últimos tres meses es la contracara argentina: renegoció su deuda, acordó con el FMI y obtuvo cerca de USD 7.000 millones para sobrellevar mejor la crisis por la pandemia. Y su presidente se llama Lenín…

 

*Bank Magazine, LPO