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22 agosto, 2022

Ovinos: se esperan unos 10 millones de kilos de lana de la zafra en Chubut

La esquila genera un movimiento en Chubut de unos 900 trabajadores y se estima una cosecha de 10 millones de kilos de lana. El sector sin embargo considera que está al borde del abismo con ventas a un dólar oficial que pierde frente a la inflación y costos de producción.

El Gobierno del Chubut supervisa la labor de esquila de ovinos en toda la Provincia, en donde la temporada de zafra se extiende desde comienzos de julio 2022 hasta el 30 de junio del 2023, y en esta oportunidad tuvo un comienzo marcado por las lluvias en la zona costera, y nevadas en el centro y oeste provincial.

La actividad de control se lleva adelante a través del equipo de Prolana Chubut, dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio encabezado por Leandro Cavaco.

Actualmente 19 empresas de esquila ya se encuentran trabajando, de las cuales 15 ya han sido supervisadas por el equipo de trabajo de Prolana Chubut, en establecimientos ganaderos de Península Valdés, Punta Ninfas, Rawson/Trelew, Dos Pozos, Cabo Raso, Camarones, Bahía Bustamante, Garayalde, Uzcudun y Las Plumas.

Se trata de esquilas pre parto, alrededor de 2 a 3 semanas antes del momento de la parición, cuya lana obtenida es siempre reconocida por su calidad genética, resistencia a la tracción y rinde al peine.

 

Movimiento generado

A medida que finalice el invierno, y comience la primavera, nuevas empresas de esquila sumadas a las que ya se encuentran en actividad, nuclean alrededor de 900 trabajadores, quienes se trasladarán al resto de la provincia, estimándose la cosecha de alrededor de 10.000.000 de kilos de lana.

De exportación

Más del 95% de dicha lana, luego de su procesamiento en el Parque Industrial de Trelew, termina siendo exportada a países como Alemania, China, Italia, Turquía.

 

Importantes ingresos

A nivel nacional, en la zafra pasada (21/22), el sector industrial lanero exportador, que en su enorme mayoría está radicado en Trelew, generó ingresos por más de 165 millones de dólares, exportándose la lana en estado sucio 24%, lavada 3%, peinada 67% y blousse y otros subproductos 6%.

Los temas que preocupan: Competitividad, riesgos ambientales y rentabilidad

Pese al entusiasmo oficial por las promesas de esta nueva zafra, el sector viene de soportar como otros tantos sectores productivos año tras año y gestión tras gestión, los desaciertos de la política. Desde el cepo de la era macrista, pasando por las pérdidas ocasionadas por la pandemia, hasta recalar a vender al dólar oficial albertista, son todas malas. Y en el medio fueron quedando cientos de pequeños productores que reconvirtieron sus campos o perecieron en el camino.

La lana patagónica tiene, en un alto porcentaje, a la exportación como destino final, siendo superior al 90% del total producido. Las exportaciones se realizan en sucio, que es el estado original de la lana luego de esquilarse, en lavado y en peinado (el proceso anterior al hilado). Tanto el lavado como el peinado involucran procesos industriales a la lana que primero se lava y luego se peina. Muchas lanas, ya sea por particularidades de la fibra o por la comercialización en sí, se exportan en lavado solamente.

Al ser la lana un commodity, su precio se determina por la cotización de los mercados más importantes que son el de Australia y Nueva Zelandia. Y en esto incide toda la cadena productiva, riesgos ambientales incluídos y costos internos. El mercado lanero argentino es muy sensible a las diferencias que puede haber entre la ecuación de reintegros y derechos.

En ese sentido hace menos de un mes, la Federación de Sociedades Rurales de Chubut se refirió en un documento a la crítica situación que atraviesa el sector ganadero en la Provincia producto del escenario macroeconómico del País.

“Desde hace mucho tiempo la ganadería chubutense, principalmente ovina, no tiene rentabilidad. El 90% de los productores ovinos de Chubut tenemos una escala de producción que apenas permite cubrir necesidades básicas y costos”, comenzaron.

Y advirtieron que “si no hay rentabilidad, es una utopía pretender la sustentabilidad ambiental y social, ya que no se puede “amortizar las inversiones ni realizar nuevas”.

Los ingresos de los productores vienen de “una única venta anual de lana que tiene un precio internacional en dólares” y que se percibe “en pesos convirtiéndolo según el tipo de cambio oficial”.

Esto generó que en el último año “la lana perdiera un 30% de su valor en pesos producto solamente del retraso en la evolución del dólar oficial”, sumado a que los productores “tomamos precios internacionales estables, por lo tanto, soportamos la inflación interna y perdemos ingresos con un dólar poco competitivo”.

“La ganadería no va a perdurar solamente por la pasión al campo”, advirtieron frente a esto, ya que “hace falta rentabilidad, seguridad jurídica, estabilidad económica, crédito accesible, y condiciones de desarrollo similares a otras zonas del país”.

La falta de este tipo de políticas y medidas se evidencia en “el número creciente de campos cerrados y la venta de campos para otros destinos como la generación de energía y la formación de reservas naturales”.

“Cada campo que se cierra, no es solo el final de una empresa personal, es también un agujero en la geopolítica patagónica, que vacía su interior. Promover la ganadería y resolver los problemas que la afectan debe transformarse en prioridad para todos los gobiernos, desde el Municipio más pequeño hasta el Gobierno nacional”, manifestaron.

 

*PGCH/FSRCH