28 abril, 2024
Un sismo leve, de 2,5 en la escala de Richter, se registró este sábado a la tarde en Añelo, en las inmediaciones de Vaca Muerta, según confirmó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres).
El temblor se inició a una profundidad de 10 kilómetros y su epicentro se produjo a 88 kilómetros al noroeste de Neuquén, 456 kilómetros al sudoeste de Santa Rosa y a 57 kilómetros al noreste de Cutral Có.
De todas maneras, y si bien el temblor no causó daños materiales ni víctimas, es habitual que se registren este tipo de episodios en esta zona de la provincia.
De hecho, y a lo largo de 2023, hubo 82 sismos en todo el ámbito de Nequén, según Inpres.
Vaca Muerta, ubicada a unos 180 kilómetros al noreste de la ciudad de Neuquén, es una formación geológica de shale oil y shale gas que abarca, además, las provincias de Río Negro, Mendoza y La Pampa.
Con una superficie de 30 mil kilómetros cuadrados, la formación constituye la roca generadora de hidrocarburos líquidos y gaseosos más prolífica de la Cuenca Neuquina.
En los primeros dos meses de 2024 se relevaron 10 sismos, la mayor cifra de los últimos años. Los especialistas explican que son inducidos por el fracking en el yacimiento y advierten que la tendencia se acentuará si no se intercede.
La producción hidrocarburífera en Vaca Muerta se aceleró a partir de 2019 y tiene una correlación directa con el incremento de los temblores en Neuquén. Según el Observatorio de Sismicidad Inducida, los terremotos representan un fenómeno nuevo para la región que debe ser atendido e investigado. De hecho, se contabilizan más de 470 sismos en los últimos cuatro años, y los expertos los adjudican al fracking en el shale.
Las características que presentan estos movimientos en la corteza terrestre se explican por el incremento en las etapas de fractura que requieren los pozos de shale. A diferencia de los sismos “naturales”, la actividad registrada en la zona tiene epicentros en un radio de 15 kilómetros de las áreas de perforación y son de escasa profundidad.
Asimismo, mientras que los terremotos donde no interviene la acción humana tienen una media de 100 kilómetros, los de Vaca Muerta son de 6 kilómetros. Por ello, los investigadores concluyen que lo que sucede en el norte patagónico son “sismos inducidos”.
Así lo catalogaron los especiualistas del observatorio, quienes explicaron que esta sismicidad se origina por la presión del agua y la arena silícea que se inyecta para perforar los pozos. A ese escenario, se le suma que existen sitios más susceptibles de desencadenar sismos por la presencia de fallas naturales preexistentes.
El interrogante que surge a partir de la mayor frecuencia e intensidad con las que se registran estos fenómenos es que alcance pueden tener y cuál es el riesgo asociado.
Guillermo Tamburini Beliveau, investigador de Conicet y doctor en Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), abordó la problemática.
El especialista señaló a diario Río Negro que “estamos ante un fenómeno nuevo con un crecimiento exponencial. Hay una ley básica de la sísmica que supone que cada 10 sismos de una determinada magnitud, se espera tener otro de una magnitud superior”.
“Entonces si tenemos sismos de magnitud 4, empezamos a proyectar uno de magnitud 5. Cuando tengamos varios de magnitud 5 empezamos a prever uno de 6. Si, además, cada año la industria está en expansión y aplica procesos más agresivos, potencialmente tendremos más sismos y de mayor intensidad”.
A raíz de las primeras apariciones de los sucesos, el gobierno de Neuquén puso en marcha una política integral de riesgo, a partir de la sanción de la ley provincial N° 2713 de 2010. Esa normativa establece una red provincial de riesgo con el fin de intervenir, prevenir y actuar ante eventuales desastres naturales.
Además, se publica semanalmente un informe sobre los movimientos detectados en la provincia. Se elabora a partir de la información recolectada del Sistema Integrado de Monitoreo Volcánico de la Provincia y la Red Nacional del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).