28 mayo, 2023
La estadounidense Livent y la australiana Allkem anunciaron que serán una sola empresa (NewCo). Explotan salares en Catamarca y Jujuy, y será la mayor minera de litio del país y la quinta a nivel internacional. Organizaciones socioambientales denuncian el impacto negativo en los territorios y la «falsa transición energética» de la mano de los autos eléctricos.
Minería: más debate con el litio en Argentina con la fusión de dos multinacionales y la concentración productiva
Las empresas Livent y Allkem (ex Orocobre), principales explotadoras de minería de litio en Argentina, informaron su fusión y la creación de la compañía NewCo, que se transforma en la principal operadora del sector en el país y la quinta en el mercado internacional. Desde los territorios afectados por la minería señalan que el mayor poder de estas empresas profundizará la precaria situación en la que viven.
Livent, de origen estadounidense, está a cargo del proyecto Fénix en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca). La australiana Allkem es la principal accionista de Sales de Jujuy, que explota el Salar de Olaroz junto a Toyota. El acuerdo les permitirá crear la tercera compañía, valuada en 10.600 millones de dólares.
Según publicidad corporativa, NewCo planifica convertirse en la tercera minera de litio a nivel mundial en 2027. Sus estimaciones de producción rondan las 248 toneladas de litio para ese año. Patricia Agosto, investigadora de minería de la organización BePe subraya que la integración de las empresas es vertical. Se trata de una estrategia de las corporaciones para comenzar a realizar actividades que antes delegaban a otras empresas y así favorecer su competitividad en el mercado. Allkem se especializa en las modalidades tradicionales de extracción del mineral y Livent en su procesamiento. El acuerdo posibilitará a la nueva compañía comercializar carbonato de litio e hidróxido de litio. La fusión se concretará a fines de este año.
La noticia del acuerdo se conoce en un contexto de campaña electoral en el que Catamarca elegirá a su gobierno para los próximos cuatro años. Uno de los ejes de la campaña es el supuesto desarrollo económico que deja la actividad minera. El 23 de mayo, el gobernador catamarqueño Raúl Jalil brindó, junto a los mandatarios jujeño Gerardo Morales y salteño Gustavo Sáenz, la charla titulada “la oportunidad y los desafíos de la industria minera en la Argentina”, en ArMinera, la exposición de minería que se realizó en sede de la Sociedad Rural (en la ciudad de Buenos Aires). En la actividad también estuvo la Comisión Australiana de Comercio Inversión (Austrade), promoviendo a Allkem.
Miguel Soler, secretario de Minería de Jujuy, expresó allí que «el desafío es fomentar la exploración en todas las áreas del país, seguir el camino de una minería más sustentable y que se amplíe la torta a toda la comunidad» para recibir los beneficios de esa actividad. Su par de Catamarca, Marcelo Murúa, apuntó a generar «políticas de incentivo para que el sector industrial minero extienda el abanico a otras regiones o provincias y abastecer de insumos y equipos que hoy la actividad debe importar».
Mientras los gobiernos hablan de «oportunidades», de «ampliar la torta» y de incentivos, en los territorios denuncian que los supuestos beneficios del extractivismo minero nunca llegaron. Manuel Fontenla, de la Asamblea Pucará (Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación), lo resume: «No hay distribución de las supuestas regalías que deja la minería ni se ve un impacto económico positivo en los pueblos. Cualquier persona que conozca Antofagasta de la Sierra sabe que, en los últimos 20 años, en lo que respecta a servicios básicos esenciales y a las necesidades de la gente, las cosas están igual que siempre. No hay electricidad las 24 horas del día, no hay buenos accesos, no hay acceso a la salud y a la educación».
Al momento de concretarse la fusión, Livent debió reconocer la multa que le aplicó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por haber estafado al fisco en más de 400 operaciones de exportación de carbonato de litio entre 2018 y 2019, por un valor de 800 millones de dólares. La empresa estadounidense, que opera en Catamarca desde 1997, había sido denunciada por subfacturación, tras haberse detectado —por un informe de la Aduana— que, por sus exportaciones de litio, facturó un 843 por ciento menos que lo que facturó en el mismo período Allkem por su actividad en Jujuy. El precio por el kilo de litio que informó fue de 6,41 dólares; mientras la otra empresa informó 54,07 dólares por kilo.
Los pobladores de Catamarca no sólo cuestionan la inexistencia de ventajas económicas para el territorio. Además, denuncian que los modos de vida y producción tradicionales se ven avasallados por las mineras. Camilo Condorí y su familia viven cerca del Salar del Hombre Muerto y siempre trabajaron con la cría de animales. Pero hoy no tienen más hacienda, por la afectación que producen los camiones de gran porte transitando las 24 horas del día, por la contaminación, por la escasez de agua y la destrucción de los ríos. «Es muy triste ver el panorama que hay en Antofagasta de la Sierra y cuesta muchísimo encontrar algo positivo en lo que está siendo la experiencia de la megaminería en Catamarca», afirma Fontenla.
El asambleísta llama la atención sobre los pedidos de agua que realizan las empresas: los mismos se multiplicaron. “De 130 metros cúbicos por hora que pedían, ahora están pidiendo 650 para ponerse a tono con sus promesas al mercado. Dicen que ahora van a exportar 40.000 toneladas de litio por año y requieren una demanda de agua mayor. Eso va a generar que el impacto que vimos en dos décadas ahora lo vamos a ver en tres o cuatro años”, relata.
Tanto Allkhem como Livent operan en territorio de comunidades indígenas. En Catamarca, la comunidad Atacameño del Altiplano lleva años denunciando a la empresa. «Una de las cosas que esta comunidad reclama es la implementación del Convenio 169 de la OIT. Es decir: la consulta libre e informada sobre la actividad minera. Por supuesto, eso no existe. Al contrario: hubo desplazamientos de poblaciones, usurpación de tierras y contaminación ambiental», denuncia Agosto.
El 4 de febrero pasado, un camión de la empresa Minera del Altiplano-Livent volcó y se derramaron 1032 litros de ácido clorhídrico, a dos kilómetros del límite del Salar del Hombre Muerto con Salta. «Hasta el momento no se esclareció lo ocurrido. Lo que dice el gobierno provincial es que están investigando lo que pasó. Pero todavía no se sabe con certeza qué sustancias se volcaron ni qué efectos tiene o podrá tener el derrame. Es clara la alianza estratégica entre estas empresas y el Estado», manifiesta la integrante de Be.Pe.
La feria de las empresas mineras realizada en la ciudad de Buenos Aires hizo hincapié en «las oportunidades» de las compañías locales en una coyuntura internacional con alta demanda de minerales (los considerados fundamentales para la transición energética), la promoción de energías renovables y las propuestas de «electromovilidad» (automóviles eléctricos). El contexto: los países del norte global asumen compromisos internacionales para reducir los gases de efecto invernadero, donde la mayor emisión es producida por los combustibles fósiles y la electromovilidad es publicitada como como una solución. Y, como consecuencia, la demanda de litio (para las baterías de esos vehículos) aumenta.
Las empresas Allkem y Livent se fusionan en el contexto de la competencia para la producción de autos eléctricos entre Estados Unidos y China. Paul Graves, futuro CEO de NewCo, remarcó que las nuevas actividades productivas que permitirá la fusión posibilitará «crear una cadena de suministro en América, teniendo en cuenta que los fabricantes de automóviles estadounidenses están buscando fuentes distintas de China».
Para Fontenla, el boom de la electromovilidad está asociado a cuestiones de mercado y a razones geopolíticas. «La primera gran demanda de litio para electromovilidad es porque los países europeos y asiáticos necesitan reducir su cantidad de emisión de gases de efecto invernadero para cumplir con acuerdos climáticos como el de París. Lo que se propone es una transición corporativa que busca transformar el mercado, no transformar el medio ambiente para un ambiente más sano», señala.
Y agrega que el extractivismo es el mismo de antaño. «Todo lo que se hacía con el petróleo o con las formas no convencionales de búsqueda de hidrocarburos es lo que se está haciendo ahora con el litio. La extracción de litio en nuestro país, en Chile o en Bolivia no contribuye a una transición ecológica en serio. Lo que estamos haciendo es permitir a los países del norte global bajar su cuota de emisión de gases de efecto invernadero, que eviten pagar las multas que los europeos se están imponiendo entre ellos, y a su vez darles el lugar privilegiado en un nicho de mercado que han construido a su medida», cuestiona.
Para Patricia Agosto, la consecuencia de la fusión de empresas como Livent y Allkhem es una profundización de las problemáticas que ya viven las provincias donde se desarrolla la minería extractiva. E invita a pensar: «Una cosa clave que venimos preguntándonos en relación a la transición energética es para qué, para quiénes y qué consecuencias hay en los territorios».