12 agosto, 2021
«La minería crea trabajo para luchar contra la pobreza y puede convertirse en una industria líder para el cuidado del ambiente»
Lo manifestó el secretario de Minería de la Nación, Alberto Hensel, en el primer seminario «Diálogo, Minería y Cuidado de la Casa Común» sobre la encíclica «Laudato Si» del papa Francisco. Fue organizado entre el organismo y el Instituto de Diálogo Interreligioso.
La Secretaría de Minería de la Nación y el Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI) realizaron el primer seminario «Diálogo, Minería y Cuidado de la Casa Común» sobre la encíclica «Laudato Si» del papa Francisco, en el que participaron el secretario de Minería, Alberto Hensel, el padre Guillermo Marcó, el rabino Daniel Goldman y el dirigente islámico Omar Abboud, moderados por el integrante del IDI, Martín Maslo.
Hensel recordó que «desde el primer momento planteamos con el presidente Alberto Fernández y el ministro Matías Kulfas la necesidad de llevar adelante un proceso de planificación del desarrollo de la actividad minera en nuestro país».
Agregó: «Planteamos dicha planificación de ninguna manera podía llevarse a cabo de forma escindida de las realidades locales, nacionales e internacionales ni de los aspectos ambientales, sociales y económicos y menos aún no considerar los valores que debían iluminar aquel proceso: trabajamos para el bien común, creemos en el destino universal de los bienes, el desarrollo integral de las personas, el diálogo y el cuidado de la creación».
Hensel destacó la convocatoria a un «diálogo amplio, abierto y plural para debatir sobre el rol que entendemos debiera tener la minería en el desarrollo económico y social de nuestro país y como ese recurso no solo puede convertirse en un importante factor de creación de trabajo y lucha contra la pobreza sino que también en una industria líder en innovación tecnológica para el cuidado del medio ambiente, aportando los minerales que necesitamos para la producción de energías limpias, la electromovilidad, la purificación de aguas para consumo humano, el almacenaje de energía, el reemplazo de los combustibles fósiles para disminuir los gases efecto invernadero, entre otros».
«El proceso de planificación que hemos llevado adelante durante un año con la participación de referentes con distintas miradas y preocupaciones, nos ha dejado como enseñanza que la crisis por la que atraviesa nuestro país en general y la crisis global en materia ambiental no da margen para las grietas y las disputas, sino más bien nos obliga a un diálogo urgente, profundo, transparente y sincero para encontrar el equilibrio necesario entre el desarrollo de actividades productivas, generación de empleo, riqueza distributiva para la disminución de la pobreza y el cuidado de la casa común», señaló.
El secretario recalcó que «concebir una minería ambientalmente sostenible, socialmente inclusiva y productivamente integrada en el marco del uso racional, responsable y equilibrado de los recursos naturales en el contexto de grandes desafíos ambientales a nivel global, nos impone considerar los principios, valores, lineamientos, propuestas y el llamado contenidos en la encíclica ‘Laudato Sí’, y qué mejor para ello que sea a través de la voz y la mirada de quienes integran el Instituto de Diálogo Interreligioso».
El moderador del seminario, Martín Maslo, expresó una cita al Salmista que dice «A Dios pertenece lo que en la tierra hay y todo lo que se encuentre en ella», y aseguró que «nuestra responsabilidad desde el Instituto de Diálogo Interreligioso es velar por la correcta interpretación y aplicación de todos estos valores en función de lo que pase de aquí en adelante y lo que nosotros podamos aportar al sector. Hasta ahora hemos llevado esa tarea lo más sensatamente posible y que vamos a seguir haciéndola».
Aportando la visión del islamismo en la Argentina, Omar Abboud, recordó que «hace casi 2 décadas, en la Catedral Metropolitana, el Centro Islámico de la República Argentina, la AMIA, el Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires y el Instituto de Dialogo Interreligioso, concluimos en la idea de firmar un documento que condenase cualquier formato de fundamentalismo, cualquier visión de fundamentalismo, en ese momento en particular. Pero el documento tenía una visión más amplia, en cuanto a la investigación de los orígenes del fundamentalismo. El término ‘fundamentalismo’ se suele utilizar en términos de religiosidad, pero no, es en definitiva el sometimiento y la intransigencia en referencia a una práctica determinada», recordó Abboud.
Y agregó: «La afectación termina indefectiblemente siempre cayendo sobre aquellos que menos tienen. Una vez más, sobre aquellos que menos tienen. En este momento deberíamos plantearnos cuáles son los posibles caminos que deberíamos tomar para empezar a revertir la cuestión del proceso».
El sacerdote católico Guillermo Marcó destacó que «si no explotamos nuestros recursos, le compraremos a otros el litio que viene en la batería de nuestros celulares o el cobre necesario para los cables que transportan nuestra energía, porque igualmente los vamos a usar, cualquier ambientalista tiene un teléfono» y que «el Estado Nacional tiene que buscar que un país progrese y las cosas que no hacemos nosotros en definitiva, las terminan haciendo nuestros vecinos».
«Hoy hay un marco regulatorio en el mundo para la actividad minera, entonces me parece que oponerse por oponerse es simplemente negar la posibilidad que tantos necesitamos que en la Argentina se generen: fuentes de riqueza y sobre todo el trabajo», concluyó monseñor Marcó.
El rabino Daniel Goldman expresó en su ponencia su convencimiento de que «una visión compartida en un desarrollo armónico de esta conciencia puede transformar el mundo en un lugar más vivible y en este sentido, la encíclica ‘Laudato SI’, ha sido el gran paso para tomar en serio aquello que estamos haciendo con esta tierra».
Goldman remarcó que «así como el ejemplo de kosher, superando ejemplos históricos cada tradición religiosa debería permitirse realizar ideas que permitan exponer la recuperación de la categoría ecológica como parte de procesos de reelaboración de sus teologías, de sus símbolos, de sus rituales y de sus relaciones con la economía y con la política, generando la concientización del profundo flagelo que nos aqueja».