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17 octubre, 2023

Milei, Masa y Bullrich en horas decisivas: cómo llega cada uno a un eventual balotaje

No es novedad que la escena electoral está fuertemente condicionada por una dinámica económica que viene afectando la calidad de vida de los votantes. Es esa circunstancia la que genera una fuerte demanda de cambio y explica las dificultades del candidato del oficialismo de presentarse como una opción para poder reelegir.

Por Lucas Romero*

Pero la escena electoral también está condicionada por la oferta que quedó en pie después de la PASO y por el resultado que determinó cuánto vale cada uno de los candidatos antes de la elección general. Porque, en última instancia, se elige entre lo que hay para elegir, y no todo lo que hay para tiene el mismo valor en términos de posibilidad cierta de ser realidad. Todos esos factores terminan jugando para determinar el comportamiento electoral.

 

Javier Milei y sus ventajas de cara a las elecciones generales

Si nos guiamos por esos dos motivos, el determinante económico (la crisis económica) y el condicionante político-electoral (la oferta disponible), Javier Milei hoy corre con ventaja para ratificar su liderazgo de cara a la Elección General.

Su triunfo en la PASO tuvo dos consecuencias positivas para él: la primera es que a partir de allí se transformó en un candidato con chances reales de ganar la elección, lo que potencia su capacidad de seducción de votantes (alguien que gana es más atractivo que alguien que pierde). La segunda es que logró imponerse a la otra oferta opositora (Juntos por el Cambio), lo que lo pone con ventaja para intentar representar mayoritariamente la demanda de cambio, sobre todo por tratarse de alguien que tiene el activo de ser nuevo y de alguien que ofrece una oferta de cambio más nítida y radical.

Esto último se vuelve relevante debido a que la situación económica se ha venido deshilachando y descomponiendo cada vez más, lo que la transforma en un factor que potencia aún más la demanda de cambio, y que empuja a mucha gente a buscar una modificación más radical de la escena. Ello también ha venido favoreciendo a Milei, quien, para colmo de bienes, pareciera no estar sufriendo consecuencias de su principal debilidad: las eventuales dificultades que tendría para gobernar por no poseer fortaleza política (control del Congreso). Esta debilidad política objetiva que padecería Milei si fuera elegido presidente, no pareciera ser -por ahora- un factor que amedrente demasiado a sus potenciales votantes.

 

Sergio Massa, ante una economía que se deshilacha

A diferencia de Milei, Sergio Massa sufre las consecuencias opuestas por la descomposición de la escena económica. La situación económica no invita a premiarlo con el voto. Por este motivo, Massa se ha concentrado más a resaltar los defectos de los demás (espantar) que a proponer (encantar). Y, en todo caso, a tratar de fidelizar el voto propio, el más permeable a espantarse con las opciones alternativas.

Para Massa, no es la economía (determinante) sino las opciones alternativas (condicionante) lo que lo favorece. Si esta escena desafiante desde lo económico le presenta alguna ventaja, es que sus dos rivales se parecen bastante y despiertan un sentimiento bastante refractario en muchos de los potenciales votantes del oficialismo. Dicho de otra manera, la ventaja de Massa es que sus votantes no tienen a dónde ir. Casi que están obligados a inclinarse por el candidato oficialista por el incentivo de evitar que triunfe alguna de las dos figuras alternativas que son bastante refractarias al votante oficialista promedio.

Las opciones (lo malo y lo muy malo), hacen que el amplio rango de votantes disponibles de Massa se inclinen por él (lo menos malo). He allí la razón del piso alto que observamos de intención de voto para Unión por la Patria, si lo consideramos a la luz del contexto político y de los resultados de gestión. Massa termina siendo, más que una preferencia para sus votantes, una incidencia: es la única vía que encuentran para defenderse de lo que rechazan.

Quizá esa circunstancia opere también para evitar que el escándalo ocurrido en derredor de la figura de Martín Insaurralde en Marbella produzca pérdida de votantes. La reacción del oficialismo sobre el tema buscó encapsular el asunto: renuncia de Insaurralde a su cargo y a su candidatura, buscando neutralizar los costos de un hecho absolutamente escandaloso.

¿Le alcanza para ingresar al Balotaje? Si Bullrich no logra consolidar el 100% de sus apoyos y Milei no atraviesa la barrera del 40%, pareciera que sí. Pero, después, le quedará la tarea para juntar una mayoría ganadora, que se volverá muy desafiante para el candidato del oficialismo, en virtud de las tensiones y la inestabilidad económica que podría agravarse después del 22 de octubre.

 

Por qué Patricia Bullrich está ante un desafío complejo

Finalmente nos queda analizar la situación de la tercera en discordia, Patricia Bullrich, quien pareciera tener un desafío complejo pero por motivos distintos a los de Massa. Primero, debe enfrentar el desafío de retener los votos del sector político al que agredió durante la campaña de la PASO. De dos candidatos a presidente, del espacio llegó a decir que eran «dos votos». Ahora necesita no solo el apoyo de ellos, sino el acompañamiento de los votantes de esos candidatos. Y no puede perder ni uno de esos votos.

Pero después tiene el desafío de reconstruir una identidad (la de Juntos por el Cambio) que fue dañada por la interna. La pelea entre halcones y palomas vertió sobre aspectos programáticos esenciales. Desde el sector halcón se enfatizó mucho sobre las diferencias con el sector paloma, al punto de que transmitían la sensación de que sus ideas y posiciones eran más cercanas con Milei que con los rivales internos del espacio. Y ello terminó exponiendo una fractura que viene conviviendo dentro de Juntos por el Cambio (entre socialdemócratas y liberales, entre radicales y macristas), que solo se soslayaba porque había enfrente un kirchnerismo que los unía en el sentimiento antikirchnerista.

Pero la debilidad del kirchnerismo y la emergencia de Javier Milei (un factor seductor para un sector de votantes de JxC), pusieron en crisis esa naturaleza heterogénea del espacio, y hoy Bullrich sufre esa tensión. Votantes palomas que dudan de acompañar a una candidata que no sienten afín, o votantes halcones que se entusiasman más con Milei que con seguir acompañando un espacio que presenta estas heterogeneidades. Esta dinámica le plantea a Bullrich el riesgo de una polarización centrífuga, una dinámica de confrontación entre los polos (Massa y Milei) que termine provocando que ella expulse votantes a ambos lados de su oferta, y la deje al frente de un centro debilitado entre las opciones que la rodean.

Estos desafíos la vienen exponiendo a una suerte de sábana corta a Bullrich: si busca retener los votos de sus rivales en la interna, puede desperfilar su oferta y sufrir fuga de votos liberales hacia Milei. Este podría ser el riesgo ahora, luego del anuncio de Bullrich de que Horacio R. Larreta será su Jefe de Gabinete. Si intentara lo contario, reforzar su perfil liberal, puede fracasar en intentar retener a los votantes más socialdemócratas de su oferta. Da la sensación que la emergencia de Milei como oferta opositora alternativa, se ha transformado en el principal condicionante de las posibilidades de que Patricia Bullrich pueda ganar la elección, circunstancia que se vuelve paradójica siendo que ella fue la dirigente de Juntos por el Cambio que más hizo por impedir que Juntos por el Cambio le pusiera un límite a Milei.

 

Elecciones: quiénes tienen más chances de llegar al balotaje

En definitiva, Milei lidera capitalizando el descontento por la situación económica y ofreciendo una opción de cambio más nítida que la que ofrece Bullrich. Massa resiste porque encuentra un piso de votantes en los que pareciera prevalecer el rechazo a las opciones alternativas que el desencanto por la falta de resultados. Y Bullrich no logra consolidar el 100% de los apoyos recogidos por el espacio en la PASO, lo que la pone en desventaja para pelear por acceder a un balotaje.

Por todos estos factores que remarcamos, hoy se visualiza como escenario más probable un balotaje entre Milei y Massa. ¿Puede ocurrir algo distinto? Sí, claro. La descomposición de la situación económica podría debilitar aún más al oficialismo y cambiar la escena. Pero lo curioso es que no queda claro que ello termine de impulsar un balotaje opositor entre Bullrich y Milei, ya que una descomposición de la competitividad del oficialismo podría potenciar aún más Milei y provocar un distanciamiento del libertario de sus inmediatos perseguidores que lo deje en las puertas de ganar en primera vuelta.

Todas aristas de una elección que aún permanece abierta y que podría encontrar su forma final en el modo en que transitemos esta última semana, en un contexto de inestabilidad creciente. El único aliciente para la inestabilidad económica es que cada día que pasa, es un día menos hacia la resolución final de un proceso electoral que ha sido muy costoso para la economía. Que es la que verdaderamente está esperando ansiosa la llegada del 10 de diciembre para tener alguien que se ocupe de ella.

 

*politólogo y director de Synopsis Consultores/iP