27 noviembre, 2022
El Presidente retomará su actividad internacional con su participación en la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, a realizarse en Montevideo el 5 y 6 de diciembre, en la que Uruguay traspasará la presidencia rotativa del bloque a Argentina.
El presidente Alberto Fernández tendrá en la próximas cumbres del Mercosur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se llevarán a cabo entre diciembre y enero, dos citas claves en su proyección regional como titular de la segunda organización multilateral, además de su viaje a Brasil para asistir a la asunción de Inácio Lula da Silva, lo que es observado por la Casa Rosada como una «excelente noticia», la cual «potenciará» la agenda progresista en América Latina y el Caribe.
Fernández retomará su actividad internacional con su participación en la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, a realizarse en Montevideo los próximos 5 y 6 de diciembre, en la que Uruguay traspasará la presidencia rotativa del bloque a Argentina.
El encuentro de Montevideo estará atravesado por una discusión de ya larga data entre los estados parte del Mercosur, y que marcó la última reunión de Asunción (Paraguay): la conveniencia o no de flexibilizar la apertura del bloque sudamericano hacia otros mercados, y, en tal caso, a qué ritmo y bajo qué condiciones.
A pocos días del encuentro en Montevideo que lo tendrá como anfitrión, el mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou, anunció que el 1 de diciembre próximo Uruguay presentará la carta de adhesión al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico, algo que -se espera- provoque chispazos tanto en las reuniones técnicas y ministeriales preparatorias a la Cumbre que se iniciarán ese mismo día, cuando sesionará la Comisión de Comercio del Mercosur, como en la reunión de los mandatarios.
El encuentro de Montevideo estará atravesado por una discusión de ya larga data entre los estados parte, y que marcó la última reunión: la conveniencia o no de flexibilizar la apertura del bloque sudamericano hacia otros mercados.
«La cumbre del Mercosur va a decidir lo que tenga que decidir», dijo en conferencia de prensa el jueves pasado la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, al ser consultada por el objetivo de Uruguay, al tiempo que negó que el tema haya sido parte de la reunión bilateral que Fernández mantuvo con su par chino, Xi Jinping, en Bali, en el marco de la Cumbre de Líderes del G-20 realizada la semana pasada en Indonesia.
Más allá de las palabras de Cerruti, fuentes del Palacio San Martín confiaron a Télam que la Argentina «desplegará en Uruguay, como lo viene haciendo, una agenda que favorezca a todos los miembros del bloque y que las decisiones que se adopten resulten por consenso, como lo establece el estatuto fundacional del Mercosur».
«Existen tensiones internas que son innegables, pero se desarrollan en el marco de un bloque que apenas tiene 31 años y que, pese a las asignaturas pendientes, sigue siendo el proceso de integración regional más duradero» en América Latina, analizan cerca del canciller Santiago Cafiero, para luego reafirmar que para Gobierno el Mercosur es el «principal instrumento de inserción económica internacional» y, por tanto, constituye una «verdadera política de Estado».
La firme decisión del Gobierno de apostar al bloque sudamericano tiene sus claras motivaciones: el intercambio comercial del Mercosur con el resto del mundo alcanzó un nivel récord de US$ 598.000 millones durante 2021, mientras que las exportaciones extra zona también tuvieron una cifra récord de US$ 339.000 millones para dicho año, creciendo un 35% respecto a 2020 y 26% respecto a 2019.
La asistencia de Fernández a la asunción del mandatario electo de ese país, Luiz Inácio Lula Da Silva, el próximo 1 de enero en Brasilia marca para la Casa Rosada otro hecho de gran relevancia en su política exterior.
Será la segunda visita a Brasil en menos de dos meses del presidente argentino, tras el viaje que realizó a San Pablo el 31 de octubre pasado, una vez confirmado el triunfo, en un balotaje, del líder del Partido de los Trabajadores (PT) sobre el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Desde la Cancillería argentina destacaron la relación de «amistad» y la «sintonía política» que une a ambos líderes, y recordaron que el mandatario electo de Brasil guarda un «agradecimiento personal» hacia Alberto Fernández por la visita que «sin medir costos» éste le realizara en julio de 2019, aun siendo precandidato a Presidente, a la cárcel de Curitiba.
«La llegada de Lula a Brasil es una excelente noticia para la Argentina y para Alberto (Fernández)», dijeron a esta agencia las fuentes para luego evaluar que el arribo de un «aliado, un amigo y líder mundial» a la Presidencia del gigante sudamericano «potenciará la agenda regional con los valores que hasta ahora Alberto embanderaba prácticamente sólo» en la región.
En la misma línea, en declaraciones hechas el pasado jueves en Casa Rosada, el embajador en Brasilia, Daniel Scioli, sostuvo que «el gran objetivo» que tiene por indicación Presidente y del canciller Cafiero es «llegar a un acuerdo de una integración profunda con Brasil para el tiempo que viene».
Veintitrés días después de la asunción de Lula habrá una nueva cita clave para la región: la Cumbre de Jefes de Estado de la Celac, prevista para el 24 de enero, en Buenos Aires, que tendrá como punto central de su agenda, la elección del país que ejerza la Presidencia Pro Témpore del mecanismo de integración regional en el período 2023.
Según pudo saber Télam, si bien aún resta definirse los temas específicos sobre lo que se debatirá en esa cumbre, que tendrá el excluyente atractivo de la presencia del tres veces presidente de Brasil, se seguirá avanzando en el proceso gradual de integración de la región, «sin exclusiones y respetando la diversidad política, económica, social y cultural de los más de 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe», un principio que Fernández viene sosteniendo desde la PPT de la Celac y que significa en concreto la inclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, países señalados por Washington.
«Ese es el espíritu con el que nació la Celac, y eso lo hecho por la Argentina durante su Presidencia Pro Tempore de este año», destacan cerca de Cafiero, sobre la impronta del mandatario argentino al frente del mecanismo regional, que aspira seguir presidiendo el año próximo.
En el encuentro se seguirá avanzando en el proceso gradual de integración de la región, «sin exclusiones y respetando la diversidad política, económica, social y cultural de los más de 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe».
En el Palacio San Martín confían y evalúan que los importantes logros obtenidos por la PPT argentina, faciliten la reelección de Fernández al frente de la Celac.
En lo que va de 2022 el mandatario argentino llevó la voz y postura latinoamericana a distintos foros internacionales: en la última cumbre del G7, en Alemania, donde denunció las consecuencias que la guerra en Ucrania impone al hemisferio sur, el enérgico reclamo en la pasada Cumbre de las Américas por el fin de los bloqueos y sanciones impuestos por Washington a países de la región (como Cuba y Venezuela) y sus recientes intervenciones en el Foro de París por la Paz, al que fue invitado personalmente por su par francés, Emmanuel Macron; y en la Cumbre de Líderes del G-20, realizada en Indonesia.
«Argentina levanta la voz por los más débiles: es una decisión profunda y constante de Alberto Fernández. Lo hizo con Evo Morales salvándole la vida (en momentos del golpe de Estado en Bolivia), lo hizo con Lula yendo a visitarlo a la cárcel. Lo hace con Haití, que vive una catástrofe humanitaria, política y económica y está siendo invisibilizada por los poderes reales de la región», sostuvieron, a la hora de definir el perfil de liderazgo regional asumido por el jefe de Estado.