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9 julio, 2021

Mentidero político: Cambios de Gabinete en puerta y boleto picado para algunos

Mentidero político: Cambios de Gabinete en puerta y boleto picado para algunos

El oficialismo arma las listas y diseña un nuevo plantel de ministros. Las pujas y el avance del kirchnerismo sobre el ministro coordinador de Alberto

El circo mediático de la oposición en base a sus internas, peleas e intimaciones públicas a bajarse de las candidaturas, hace que la alianza oficialista parezca mas ordenada que ejército prusiano. Pero eso no es cierto: hay internas, disputas, pujas y casi siempre, el que pierde es el presidente Alberto Fernández.

Hoy, las únicas dos postuladas para candidatas a diputadas por la provincia de Buenos Aires son Victoria Tolosa Paz y Fernanda Raverta. Las dos cuentas con la misma dificultad: casi 50% de desconocimiento público. La primera ni siquiera es del riñón kirchnerista, el que reparte las cartas en el distrito bonaerense, con lo cual, podría integrar la lista, pero es una utopía que encabece. Raverta podría, por pertenencia, pero le falta penetración social.

De todos modos, el kirchnerismo está dispuesto a dos cosas: una es a jugársela a ganar con el sello y el respaldo de Cristina, sin importar a quien sea que postulen; y otra, es a darle a Alberto la cabeza de la lista. ¿Cómo? Sí, es posible; pero con una condición: que esa cabeza sea Santiago Cafiero.

Ahí empieza el reordenamiento del Gabinete, el «refresco» le llamará el albertismo. «El reemplazo de los funcionarios que no funcionan», lo llamarán los K. Que el actual jefe de Gabinete encabece la lista en Provincia podría permitirle al Presidente una salida elegante, por haber tenido que «entregar» a su alfil principal, y le facilitaría a las huestes de Cristina que, por fin, Eduardo «Wado» De Pedro ejerza «la administración general del país», como dice la Constitución que le corresponde al ministro coordinador.

Hace unas horas nomás, Juan Grabois explicó que a este gabinete le sobran porteños, son muy blancos y le faltan boxeadores. Traducción: le sobra Cafiero, entre otros, pero Cafiero especialmente. La mira del kirchnerismo no se corre de los claros ojos del principal referente del Grupo Callao. ¿Por quién habla Grabois? Si adivinó, por «Ella».

El ocaso de Cafiero

 

Cafiero viene cediendo terreno hace tiempo en una suerte de retiro estratégico gradual. Radicalizó el discurso, se «cristinizó», cedió cargos en su propia dependencia, como la titularidad del INAP, que estaba en manos de un hombre del Grupo Callao que fue empujado a salir por la Secretaria Ana Castellani, su superior jerárquica y cercana a La Cámpora.

Porque este Gabinete tiene un problema: el loteo horizontal. Cuando la alianza gobernante triunfó en las elecciones de 2019, no entregó a cada parte integrante tal y cual ministerio, sino que repartió cargos intercalados en cada uno de ellos, de modo que el superior es de Alberto, el que la sigue de Cristina, y así sucesivamente, lo que genera luchas intestinas interminables dentro de cada dependencia.

El caso clásico y mas recordado es el de Federico Basualdo, un simple subsecretario que quisieron despedir: el ministro de Economía, el jefe de Gabinete y el Presidente, y este buen hombre está ahí, sentadito y muerto de risa. La razón es simple: el poder no está en el cargo.

Volviendo a Cafiero, el cristinismo no lo soporta más en la Jefatura, quiere otro funcionario, mas aguerrido y propio, para encarar los próximos dos años y la campaña presidencial 2023.

Wado es el candidato principalísimo, pero podría ser otro, lo importante es sacar al nieto del ex gobernador. A nadie le molesta darle la cabeza de la lista de diputados. Incluso cuando gane, entra a una Cámara donde va a ser uno más entre 257. «En 6 meses nadie se acuerda que existe», dice irónico un histórico dirigente peronista de estrecha cercanía con la vicepresidenta.

 

Carlos Moroni y Kulfas, también en la mira

En el plan de «tocarle el corazón a Alberto», otro ministro que todos quieren afuera, es el titular de la cartera de Trabajo, Claudio Moroni. El ataque de los últimos días de Hugo Moyano, tanto a Moroni como a Matías Kulfas, otro conspicuo miembro del Grupo Callao como Cafiero, no es casualidad.

«Hugo, ni bien vio tocados sus intereses vino a tocar el timbre, porque él entiende donde está el poder, y después, hizo lo que tenía que hacer», dijo la misma fuente que opinó sobre Cafiero en el Congreso. Lectura: hizo público el conflicto y salió a atacar a los ministros por los medios, por mandato del kirchnerismo.

Cristina, que cada vez opina maás de economía, piensa que Kulfas es de los «funcionarios que no funcionan». Cree que el incentivo a la producción es sustancial para que un kirchnerista pueda heredar la conducción del país en 2023 y que «este chico no hace nada desde que llegó, tiene una beca», dicen que dice. La solución podría ser la misma que para Cafiero: a las listas, diputado y cartera disponible.

Moroni y Kulfas, dos ministros que están bajo la mira del kirchnerismo
Salvo por estas excepciones, la incidencia de Alberto en el armado de las listas será nula de nulidad absoluta, salvo por la Ciudad de Buenos Aires. «Que arme ahí, si es de ahí el ¿no?», pregunta la fuente, «mientras no cruce la General Paz, todo bien», reafirma.

En las demás provincias el Presidente no tiene cabida tampoco. Primero no tiene dirigentes extendidos por el país, pero aparte, los gobernadores mantienen control absoluto en el armado. En el peor de los casos, deberán ceder lugares a La Cámpora, en algunos distritos incluso, enfrentar una PASO con esa misma agrupación, como en Mendoza, pero ni Juan Schiaretti, ni Omar Perotti, ni ningún otro, va a permitir que Alberto siquiera sugiera algo.

Y en Ciudad, donde, como está todo perdido, le liberan las manos, la cosa esta difícil. Leandro Santoro mide mal, no está para encabezar y el Presidente no tiene candidatos. Lo tanteó al ministro de Turismo, Matías Lammens. Dicen que lo vieron pasar corriendo por un pasillo de la Rosada y no regresó, en cuanto adivinó la intención. «Lo quieren transformar en el próximo (Daniel) Filmus, que se olviden», dicen en su entorno.

Otros sugieren que el expresidente de San Lorenzo podría ceder, no porque le guste la autoflagelación, sino porque incluso perdiendo entraría al Congreso y muchos creen que el ;inisterio que detenta, también esta en la mira del kirchnerismo. Sería un modo de escapar antes que lo empujen.

En definitiva, la interna oficialista está tan al rojo vivo como la opositora, simplemente es menos estridente por ahora, no discuten por los medios, no se enrostran, operan, maniobran y presionan, los que pueden claro, otros son presionados. Eso dice S.R. desde iProfesional por lo menos