25 abril, 2021
Se trata de la única novela del artista en la que ofrece un relato con amalgama de texto y dibujo que hace foco en el caos y la fragmentación como parte del recorrido de un sujeto que se busca a sí mismo. Fue publicada por primera vez en la década del 70.
Por Marina Sepúlveda
Coherente con su trayectoria plástica y obra escrita, la única novela de Luis Felipe «Yuyo» Noé, que lleva por título «Recontrapoder» y ofrece un relato con amalgama de texto y dibujo que hace foco en el caos y la fragmentación como parte del recorrido de un sujeto que se busca a sí mismo, fue publicada por primera vez en la década del 70 y es reeditada ahora por la fundación que lleva el nombre del artista y ensayista.
El relato fantástico escrito y dibujado por Noé (Buenos Aires, 1933) fue publicado en 1974 y reversionado como «Las aventuras de Recontrapoder» en forma de historieta en 2003 con la participación del dibujante Nahuel Rando, ambas publicaciones lanzadas por Ediciones de La Flor. Ahora se rescata la historia en el formato novela, que al momento de su primera edición pasó casi desapercibida.
«Códice rompecabezas sobre Recontrapoder en cajón desastre» -conocido por su título abreviado de «Recontrapoder»- agrega en esta nueva entrega una viñeta de la versión de 2003, donde el artista cierra el final «trágico» del personaje principal.
Se trata de una novela de difícil catalogación, la única escrita por Noé, que se suma a sus reflexiones teóricas sobre el arte y la teoría del caos -que desarrolla en su obra-, de característica fantásticas, con situaciones míticas y absurdas, por momento caóticas, que abordan el camino del autoconocimiento hasta encontrar un «sentido» de pertenencia social y un «ser en el mundo».
La publicación, realizada con el aporte del Fondo Nacional de las Artes, permite revalorizar el período 1968-1974 en la producción del artista, momento clave en su trayectoria que junto a otros documentos ayudan a entender su proceso creativo e intelectual y los cambios posteriores en su obra. Es que durante nueve años Noé dejó de lado la pintura, después de su regreso de Estados Unidos en 1968.
«Un día mintió a los demás días», comienza la novela surgida como parte del proceso de terapia psicoanalítica que realizó en 1970 y sobre todo en 1971. «Mi tema general siempre ha sido de una manera u otra el caos. Este libro salió como resultado de una terapia que hice, con el doctor especializado en psicoanálisis Gilberto Simoes», relata el artista en diálogo con Télam.
Unos meses después, en 1975, Noé presenta su exposición «La naturaleza y los mitos», en la que incorpora algunos de los personajes míticos creados durante la terapia. «Mientras hablaba, dibujaba. Después seguí dibujando en casa y fue un modo de volver a la pintura, porque el tema del caos me había llevado a instalaciones muy complejas que eran muy difíciles de guardar, trasladar, vender, darles destino», señala Noé. Esa dificultad para mover su obra durante su estancia en Estados Unidos hasta su regreso en 1968, fue el motivo mayor de su crisis: «Entonces quedé como fuera de hacer obra, y fueron esos dibujos que hice en terapia que me volvieron a la acción artística y como resultado de ese proceso (terapéutico) volví a pintar», refiere.
La novela surge como un «relato simbólico de las transformaciones de un individuo de la burguesía de Buenos Aires, y de las transformaciones subjetivas», explica Noé. Y aclara: «Pero este tipo existe con un nombre y apellido por fuera de los personajes interiores en que sucesivamente va siendo».
«El de ‘Recontrapoder’ es lo máximo a lo que puede llegar a dominarse a sí mismo, se siente como si llegase a ser dios, por poder autocrearse de alguna manera», indica. Otros personajes internos son el Hijo de la pavota y Rompecabezas, y a estos se suman otros que lo ayudan en el periplo, como Soledad, Memoria, Esperanza, y Paradoja Capicúa.
Esos dibujos no son en realidad ilustraciones, sino la definición y descripción del personaje -aclara Noé-. En lugar de contar cómo es el personaje o la situación, lo dibujo, Por ejemplo está Paradoja Capicúa, que es el pensamiento, es la razón que todo lo separa y lo categoriza, y lo analiza del derecho y del revés, pero no ve nunca el conjunto entero», explica.
«Por otro lado, las referencias que hago de historias de la vida de este personaje no son inventadas, son testimonios de cosas que así fueron. Fui periodista y lo que cuento, como la parte donde Cristo habla en el Luna Park (acto público de la Escuela Científico Basilio), no está inventado por mí. Ese es el testimonio de una crónica que hice para el diario La Prensa. Eso es así como lo cuento. Hay una cantidad de cosas que parecen totalmente delirantes pero son absolutamente realistas», apunta.
Noé destaca que no se trata de situaciones autobiográficas. Si bien la esencia lo es «no hay que tomarlo al pie de la letra». A modo de ejemplo dice que no fue «a un colegio de curas, como sí lo hizo el personaje». Y agrega que «las anécdotas de testimonios por más ridículas y absurdas que sean son cosas que sé o que me las contaron, y que existieron».
Los dibujos realizados durante las sesiones, que luego retoma en su casa y continúa trabajando con ese ánimo que le nació «espontáneamente durante esa terapia», pero sin ser reflejo de lo que hablaba en esos momentos, aparecen para Noé «casi como si fuesen personajes simbólicos de algo», que pedían ser «relacionados con un relato».
Otra serie de dibujos surgida también de esas sesiones psicoanalíticas fue publicada en 2018 con el título «En Terapia» por la Galería Rubbers, donde expone habitualmente.
Inquieto y laborioso, el año pasado el artista publicó un libro que esperó medio siglo para poder salir a la luz, «El arte entre la tecnología y la rebelión» (Argonauta), y con esta novela que escribió a sus 40 años asegura que «es toda esa época que la estoy resucitando».
Noé es uno de los referentes de la escena artística de la década del 60, e integró entre 1961 y 1965 el grupo de la Nueva figuración junto a Ernesto Deira, Jorge de la Vega y Rómulo Macció. Y en su búsqueda reflexiva se inscribe su libro «Antiestética» (1965).
«Recontrapoder» está dedicado a los artistas de la Vega y Aldo Pellegrini y tiene dos prólogos, uno de Noé y otro de Rafael Cippolini, quién incluyó en su libro «Manifiestos Argentinos» (2003) un capítulo de la novela.
Prolífico en finales variados, Noé cuenta que cuando terminó de escribir la historia de Adrián Nevares, el protagonista ficticio de la novela que se suma a la lucha del pueblo, se le presentaron varias opciones: «¿Cómo termina eso?, se pregunta el escritor en 1974. La última dictadura (1976-1983) aún no había sucedido pero el proceso estaba en ciernes. «Entonces hice una cantidad de supuestos posibles finales», relata.
En esta reedición, el artista agrega el último cuadro de la versión de la historieta y explica: «Ya tengo la experiencia de cómo terminó realmente el personaje. En realidad había desaparecido -describe-. En esta versión hay dos tipos en un bar y uno le pregunta al otro: ¿qué sabes de Adrián Nevares? Y el otro responde: ‘¿no sabías? Desapareció, durante la dictadura. Era un tipo que no tenía sentido de la realidad’. Entonces el otro le pregunta: ‘¿qué es la realidad?’. La respuesta es «Donde desapareció Adrián Nevares’, y ahí termina esta nueva versión», señala.
«Él protagonista se mete en la lucha con el pueblo y desaparece. Por eso me gusta esa parte donde dice ‘él había perdido sentido de la realidad, ¿y qué es la realidad? Donde desapareció fulano de tal, con lo cual la realidad es un absurdo donde puede desaparecer alguien'», analiza Noé.
En cuanto a sus proyectos, a sus casi 88 años -que cumple el 26 de mayo próximo-, el artista relata que está lleno de ellos «aparte de pintar o dibujar» y destaca que quiere terminar unos libros, sobre todo el que llama «La asunción del caos».
«Quiero que sea el legado de mi pensamiento real, el pensamiento de todo, quiero redefinir una cantidad de conceptos, que no asocié aún cuando escribí ‘Antiestética’ (1965) y todavía cometía ese error vulgar de confundir caos con desorden, y no tienen nada que ver, son dos categorías distintas. Para mí caos es la vida misma, no tiene opuesto. Es como la palabra tiempo, que tampoco tiene opuesto. El escenario del caos es el tiempo, todo lo que va entrecruzándose, todo lo que se va mezclando, todas las oposiciones que van girando; y hay momentos, etapas que parecen de orden dentro de eso, pero luego ahí se van gestando las nuevas situaciones que, en definitiva, en todo nos va superando», concluye Noé.
*AT