27 septiembre, 2023
El debate sobre le «Transedad» se planteó a partir de un caso de un ciudadano japonés. El envejecimiento es un proceso natural que todos enfrentamos. A pesar de los tratamientos antienvejecimiento, la nutrición adecuada y el maquillaje, el paso del tiempo es inevitable. Sin embargo, un hombre en Japón quiere desafiar la realidad del tiempo ya que entra en conflicto con su autopercepción.
Jackie, un japonés de 39 años, ha capturado la atención mundial al identificarse como una persona «trans-edad» y afirmar tener 28 años. Originario de Kioto, Jackie se volvió viral en mayo tras compartir su identidad trans-edad en el programa de realidad Abema Prime.
Este cambio en su percepción de la edad se desencadenó por un incidente angustiante en el trabajo hace unos siete años. Al sentir el peso de las expectativas y juicios sociales, Jackie decidió adoptar una edad que resonara con su personalidad. «Sentí un fuerte deseo de permanecer joven y relevante. Descubrí que ser 28 es la edad en la que me siento más cómodo», expresó.
Aunque Jackie mantiene su edad real en documentos oficiales y currículos, vive su vida cotidiana como un hombre de 28 años. Argumenta que la edad cronológica es simplemente un registro de los años transcurridos desde el nacimiento y no define las habilidades o logros de una persona.
El Dr. Takashi Sugiyama, psicólogo y profesor de la Universidad de Kanagawa, señaló que individuos como Jackie no son inusuales en la sociedad actual, rica en información. Sugiere que la edad es cada vez más desafiante de procesar a medida que la sociedad evoluciona.
Sin embargo, la decisión de Jackie de identificarse con una edad diferente plantea preguntas sobre los límites de la autoidentificación. Si bien es esencial respetar las identidades individuales, ¿dónde trazamos la línea? ¿Qué implicaciones tiene esto para la sociedad en general? ¿En caso de situaciones de abuso o problemas con la Ley, la autopercepción podría afectar los fallos?
La identificación de Jackie con una edad diferente a la suya plantea un debate más amplio sobre la autopercepción y cómo la sociedad valora la experiencia acumulada. Mientras que algunos pueden ver esto como una forma de autoexpresión, otros pueden cuestionar las posibles complicaciones de poder identificarse con cualquier aspecto deseado. Esto se suma al polémico de debate sobre la identidad de género y la polarización entre los que consideran que el género es una construcción social que no tiene que ver con el sexo biológico que se tiene al nacer, y los que consideran que el género y el sexo no pueden dividirse simplemente porque una persona se identifica de una u otra forma.