2 diciembre, 2021
La masacre de al menos 292 pichones de pingüinos y huevos en el campo “La Perla”, lindero a la reserva natural de Punta Tombo, conmueve a Chubut y llega a oídos de la comunidad internacional. Se trata de un área de gran valor natural, protegida por la UNESCO y el impacto de los destrozos e impacto ambiental se verán en su totalidad en el tiempo. Por ahora hay avanzadas judiciales, pero la zoa sigue afectada y electrificada.
El caso se enmarcaría en una disputa entre parientes del campo, uno de los cuáles trazó el nuevo camino con topadora hacia el mar, destruyendo nidos y afectando el suelo y ambiente, e instaló un alambrado electrificado que impide el paso de los pingüinos al mar, por lo que muchos más morirán de inanición si no se revierte la situación.
La denuncia la interpuso Luis Alberto La Regina, el dueño de la propiedad, quien advirtió judicialmente que el viernes pasado se produjo la usurpación de 40 hectáreas de su campo, donde se trazó un camino con una topadora y se aplastó a más de 300 ejemplares compuestos por crías y huevos. Sin embargo, detrás de la brutal matanza se esconde una disputa entre hermanos.
El responsable de la parte de campo que ocasionó el desastre ambiental es Ricardo La Regina, su sobrino y administrador de la otra parte de la propiedad, quien defendió su postura argumentando que hizo las tareas como lo autorizaron oficialmente y que la mortandad se produjo de forma ‘natural’.
El conflicto se desató el viernes cuando Luis Alberto La Regina advirtió que «alguien» había corrido el alambrado de su propiedad y trazado un camino con una moto niveladora, lo que provocó la matanza de los nidos. Rápidamente, el hombre dio aviso a los guardafaunas, el Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, quienes dieron curso a la denuncia penal.
Florencia Gómez, la fiscal a cargo de la causa, dirigió una serie de allanamientos en el lugar, de los que participaron la policía montada, criminalística e investigaciones de la comisaría de Rawson. También trabajaron allí guardafaunas, biólogos y miembros del ministerio de Ambiente y del CINPAT.
Eduardo Uzcudum, abogado de Luis La Regina, explicó que luego del allanamiento la fiscal identificó al responsable de la usurpación del campo y de la destrucción de los nidos. De acuerdo al letrado, se trata de un sobrino de La Regina, que tutela al dueño de la otra mitad de “La Perla”, el hermano de su cliente.
Uzcudum señaló que el hermano fue declarado judicialmente insano y es por ese motivo que es tutelado por su hijo.
“Corrió un alambrado y pasó una topadora. En principio hubo una usurpación del campo de mi cliente y luego se produjo el daño ambiental con los pingüinos y las crías de estos”, detalló el letrado sobre lo ocurrido.
Además, aclaró que el accionar del sobrino de La Regina no respondería a un conflicto de índole sucesorio ya que la división entre las partes se encuentra dirimida. El abogado explicó que si bien hasta el momento hay solo una denuncia penal en curso, promovida por el ministro de Ambiente de Chubut, el dueño de la propiedad evalúa denunciar penalmente al responsable de la usurpación “para deslindar responsabilidades”.
Además, Uzcudum indicó que esto podría traer aparejada también una denuncia civil para reparar los daños producidos en las hectáreas invadidas.
Por su parte, Ricardo La Regina un productor ganadero señalado como dueño en tutelaje de la porción del campo afectado, desmintió que hubiera desencadenado una masacre de animales. Afirmó que “mandaron un allanamiento por la denuncia y lo que encontraron es un alambrado que termina en el mar que lo realicé yo y tiene alambrado eléctrico 80 centímetros, tal como se puede ver el video que está circulando. Vino el personal de Fauna y ellos mismos me dijeron que el alambrado a esa altura no molesta; que está bien que lo deje”, afirmó.
También su hijo defendió la postura: «La construcción del alambrado se realizó en un momento en que los pingüinos no estaban en el lugar, somos conscientes de la colonia que hay, yo me crie acá. Era necesaria la colocación de un alambrado por la división del campo para que las vacas no se vayan». El hijo del dueño del campo aseguró que «ningún pingüino fue dañado porque el trabajo se hizo en el invierno, cuando los animales no están acá».
Según explicó el hijo de Ricardo La Regina, el origen de este conflicto tiene que ver con la sucesión de las tierras: «Ellos tenían todo el campo y cuando se murió mi abuelo se dividió entre sus dos hijos, mi viejo y mi tío. Y parece que no les gusta que la mitad que nos corresponde la usemos». El campo se dividió entre «La Perla», que es la parte del denunciante, y «Punta Clara», que es el campo de los denunciados explicó a medios de la zona.
«Una vez que estuvo construido, el alambrado no mató a ningún pingüino porque el cable eléctrico va a 70 centímetros, que es la recomendación del fabricante para las vacas, y los pingüinos no miden más de 40. Hoy Fauna lo constató y nos dijeron que lo dejemos así». En cuanto al allanamiento, el hijo del dueño del campo dijo que «lo único que se llevaron fueron dos pichones que encontraron muertos dentro de un nido adyacente al alambrado».
Pero así como se llevaron dos se podrían haber llevado 300 porque hay muchos pichones muertos en todos los nidos». Aseguró que «esto viene después de dos denuncias que le hicimos por daño, ya que nos rompieron el alambrado en 600 pedazos. De esta gente podemos esperar cualquier cosa», dijo el joven en referencia a su tío».
Según declaraciones de Ricardo La Regina a la agencia Nova por ejemplo, que “lo único que se hizo fue retirar de los seis alambres que tiene el alambrado, en los últimos 50-60 metros que intersecta con la colonia de pingüinos, los últimos dos alambres, los de abajo, para facilitar el tránsito de ellos. Nunca hubo ningún pingüino electrocutado ni tampoco iba a pasar porque el alambre está puesto a 70 centímetros, que es para la vaca y ningún pingüino mide esa altura”.
Quienes afectaron la zona afirmaron que el alambrado dejaría por debajo de 70 centímetro el paso de pingüinos, sin embargo, las fotos muestran que imposibilita el desplazamiento de animales. Además, está electrocutado en un área protegida por la UNESCO.
Respecto a las muertes de los pichones, el hombre contradijo los informes de los peritos criminalísticos y científicos: “No hay ningún pingüino muerto en el lugar, más allá de los normales en la colonia; muertos porque se pelean entre ellos y también hay cantidad de pichones muertos porque estamos en época de pichones y cuando son chicos son más vulnerables a los factores. La mayor causa de muerte es la falta de comida”, afirmó.
Confirmó además que durante el procedimiento, las autoridades se llevaron dos ejemplares “porque están justamente en perfecto estado; o sea muertos no. No había ninguna intervención de maquinaria recientemente”.
Dijo que se quedaría en el lugar “por temor a represalias porque la gente sigue hablando de todo. Me voy a quedar acá en el campo y que no nadie venga a romper nada”, sentenció.
Más allá d eloa posición d elos estancierons, Jorge Pablo Garcia Borboroglu, fundador del grupo especialista de pingüinos dentro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), estuvo a cargo del informe que se presentó a la fiscalía en donde se determinó fehacientemente el impacto ambiental de la zona afectada.
El especialista reveló que si bien el campo usurpado no forma parte del área protegida de Punta Tombo, es de gran valor internacional ya que se encuentra dentro de la Reserva de Biosfera de UNESCO, “Patagonia Azul”, creada en 2015.
Borboroglu, también investigador del Conicet, detalló que el denunciado “hizo un trazado de 800 metros, pasó por el medio de la zona de alta densidad, aplastó los 140 nidos, y luego puso un alambrado que electrificó con un panel solar”.
El investigador del Conicet destacó que este accionar provocó, por un lado, la mortalidad directa de un centenar de pingüinos y alertó por un impacto posterior, ya que el alambrado eléctrico que se instaló en el lugar impide la circulación de los pingüinos hacia el mar.
“Se constató la destrucción de un número mínimo estimado preliminarmente en 146 nidos, tanto por aplastamiento y posterior compactación del terreno, como por el depósito de material extraído con la pala sobre nidos linderos al camino”, sostiene en el informe presentado a la fiscalía.
Y agregó: “Se estima un total de 292 pichones muertos y/o huevos destruidos, sin poder estimar aún el número de adultos que pudieran haber resultado aplastados por las máquinas dentro de sus nidos”.
“Los pingüinos estaban todos con pichones, algunos se habrán escapado en el momento del disturbio y otros quedaron aplastados junto con sus huevos y pichones”, concluyó Borboroglu.
Conocidos los hechos y los informes preliminares, además de la denuncia de Fauna y Turismo de Chubut, el Ministerio de Ambiente de la Nación que conduce Juan Cabandié anunció que hará una presentación ante la justicia. «Vamos a denunciar penalmente a los responsables de la matanza de pingüinos que se produjo en Punta Tombo. Este daño ambiental es irreparable», dijo Cabandié y dispuso el envío de la Brigada de Control Ambiental (BCA) al lugar para fiscalizar las presuntas infracciones a la ley de conservación de fauna.
La denuncia del Ministerio se suma a la realizada por la cartera de Turismo de Chubut. «Mató a los pingüinos para facilitar su paso hacia la playa», afirmó el ministro de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, Enrique García.
LN/ byDelfina Galarza/ P/12/EP