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9 abril, 2024

Martín Kohan: «El desfinanciamiento de la educación es parte de la batalla cultural»

El escritor y periodista afirmó que el ajuste a la educación es un intento de asfixia a la posibilidad de funcionamiento de las universidades nacionales: «No hay una discusión sobre el criterio de inversión y desarrollo de la educación», enfatizó.

Martín Kohan asegura que uno de los motivos de orgullo de nuestro país es el sistema educativo y la calidad de enseñanza y de los estudiantes: “Hay un giro penoso que parece querer inducirnos a mortificarnos o hasta avergonzarnos por trabajar en el Estado y en el ámbito educativo” afirmó el periodista en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Martín Kohan es escritor, periodista, columnista de Diario Perfil. Entre su gran colección de publicaciones se encuentra El informe, Los cautivos, Dos veces junio, Ciencias morales, Bahía Blanca y Cuerpo a tierra.

¿Te resulta plausible suponer que, independientemente de la reducción del déficit público que busca el Gobierno en todas las áreas, en el caso específico de la educación y la cultura, se trata de un recorte más fuerte porque los considera un enemigo de su batalla cultural?

Me temo que sí. Las medidas anunciadas, que en realidad deberíamos encuadrarlas en el género amenazas, más que un recorte o un ajuste para optimizar los fondos públicos, funcionan como un intento de asfixia a la posibilidad de funcionamiento de las universidades nacionales. No hay una discusión sobre el criterio de inversión y desarrollo de la educación, directamente hay una amenaza que, en caso de concretarse, a partir de mayo o junio imposibilitaría el funcionamiento de las universidades.

¿Cómo imaginás que va a reaccionar el alumnado?

Prefiero no hablar en nombre de otros, lo que puedo transmitir como docente es que estamos muy atentos a eso. Uno de los motivos de orgullo de nuestro país es el sistema educativo y la calidad de enseñanza y de los estudiantes. Hay un giro penoso que parece querer inducirnos a mortificarnos o hasta avergonzarnos por trabajar en el Estado y en el ámbito educativo cuando es un motivo de orgullo. Estamos en un tiempo de acatamiento, de resignación y de parálisis. La pandemia ha impactado fuertemente también.

Pero estamos a la expectativa porque el movimiento estudiantil tiene una tradición de involucramiento en la lucha por la defensa de la educación. Esta semana hay diversas actividades en la que se busca transmitir a la sociedad la situación crítica que está llevando adelante este gobierno. Procuramos que no haya pérdida de clases, la responsabilidad cae sobre el Gobierno y los estudiantes y docentes somos los más reacios a que se pierdan clases.

Al Gobierno le corresponde proteger la educación pública, no atacarla. Este miércoles vamos a participar de un dictado de clases con modalidad pública para mostrarle a la sociedad nuestro trabajo, el esfuerzo y el compromiso que tenemos. El Gobierno ataca la educación, al igual que sucede con la cultura, el cine, los libros y todo lo que puede generar prácticas culturales en el país. Los propios estudiantes fueron los que impulsaron que esta semana se dicten las clases de manera pública para manifestar ante la sociedad el momento crítico en el que nos encontramos.

¿Cuál es tu opinión sobre la declaración de Emiliano Yacobitti acerca de la contradicción entre estudiar en la universidad pública y haber votado a Javier Milei?

Yo no vi la entrevista, solo un video reducido que circuló. Creo que ese es el primer problema, cada vez nos pronunciamos más sobre fragmentos desgajados de algo que tiene un desarrollo. Estamos hablando en un medio y tengo una responsabilidad por lo que no quiero comentar algo sobre lo que no escuché. Hay una instancia que hemos naturalizado y es creer que conocemos lo que alguien dijo cuando lo que estamos viendo es un extracto de un minuto y medio que es muy fácil de deformar, sobre todo cuando hay mala fe.

Conozco estas prácticas, extractan un fragmento y lo quitan, no solo del contexto, sino del propio texto. Convierten la articulación de un desarrollo en una frase suelta, no vemos más que eso y nos pronunciamos como si supiéramos. En la Universidad de Buenos Aires a nadie se le pregunta a quién vota o qué piensa. La única marca de discriminación que registro es la iniciativa xenófoba del Gobierno de discriminar a los estudiantes extranjeros.

De ninguna manera nadie podría decir que en la universidad pública argentina no podría entrar un votante de Milei. Entiendo Yacobitti apuntó a que el detecta un contrasentido en la idea de que alguien estaría serruchando la rama en la que está sentado.

 

¿A vos cómo se te plantea esta contradicción?

Yo me adherí a la propuesta estudiantil de dictar las clases públicamente, pero no tengo, ni pretendo tener, una posición de escrutar quién votó a quién. Abrí la discusión y el intercambio sobre si estaban de acuerdo ellos en plegarse a la iniciativa y la adhesión fue unánime. No sé si en esa unanimidad había quienes ya pensaban que un gobierno de Javier Milei amenazaba la educación pública, o había quienes adhirieron a la propuesta de Milei y, tal vez todavía tienen una ilusión al respecto, pero discrepan con el recorte presupuestario a la educación. Por supuesto que no hay ningún problema si hay votantes de Milei entre mis estudiantes, yo noto que la preocupación por la situación de la educación es general.

Escribí en el DP una columna que tiene que ver con esto y con la descalificación del jefe de Estado para con los estudiantes. El nivel de los estudiantes en nuestras universidades es realmente muy valioso, hay una crisis en la formación de las escuelas medias y aun así sostenemos un nivel educativo aceptable y, por momentos, mucho más que aceptable. No corresponde descalificar a los estudiantes y decir, tal como dijo el presidente, que «tienen el cerebro lavado», suponerlos pasivos y absorbentes de supuestas doctrinas que no son doctrinas, son saberes y conocimientos que se elaboran y discuten críticamente.

*EP