ChubutLine.com "Periodismo Independiente" - Noticias, política y un análisis de la realidad diferente - directora@chubutline.com - redaccion@chubutline.com



29 agosto, 2022

Manual de perdedores

Manual de perdedores, las confesiones de Máximo Kirchner y Mauricio Macri le pone precio a una interna

Por Ignacio Zuleta

Los movimientos de Cristina pueden implicar poder, pero se pierden votos. El ex presidente mira a Córdoba.

 

Cristina arriesga votos para recuperar poder

En la política criolla la realidad se agota en lo fenoménico: es lo que parece. Pero se engaña quien crea que la realidad política se agota en lo que se ve por televisión. Esto es lo que cree, o simula creer, el oficialismo, que festeja la batalla de la Recoleta del sábado como un capítulo de la revolución pendiente. La consigna estratégica del cristinismo dice: «Su posibilidad de éxito dependerá en alguna medida de la masividad y energía de la movilización popular».

Si se descrema al episodio del sábado de la angustia que les generaron a las pantallas militantes de uno y otro lado, mejor será que el oficialismo revise esa estrategia, a la luz de algunas constancias:

1) Es un golpe contra las chances electorales del peronismo, que viene de una derrota calamitosa en 2021 y está para atrás en todas las encuestas. La batucada de Juncal esq. Uruguay no le suma un solo voto entre los adversarios del peronismo. Puede, encima, restarle adhesiones de peronistas que se identifican con una agenda moderada.

2) La pequeñez de la convocatoria no permite ilusiones de masividad. Ocupar cuatro cuadras con cumbia, merchandising y choripán pago (o sea, no gratis) no alcanza para asustar a nadie. En el cálculo más optimista, ha sido una manifestación de cámara, no de gran orquesta. Lo magnifica la televisión en un día sin otra agenda, que necesita entretenimientos y con animadores que padecen de la fascinación tumbera por el peronismo del conurbano.

La política es el imperio del error. Lo prueba el impulso del cristinismo de arriesgar votos –el interés del conjunto– para blindar poder –el interés particular–. Como preparándose para sobrevivir a una derrota en 2023. Del manual de perdedores (diría Sasturain).

Si son pocos, que no se note

Se explica la modestia de la convocatoria, de calidad pasional, pero de poca gente, en la incapacidad de ocupar un espacio más amplio en el parque Lezama o en algún poblado del conurbano. Cabe, como ironía, comparar la cantidad de gente que hubo en ese acto con la que juntó, sin televisión, Mauricio Macri en una caminata por el centro de Córdoba, o en el acto de Marcos Juárez con Luis Juez. O con quienes fueron a la charla del jueves de Miguel Pichetto, Ramon Puerta y Gustavo Valdés en el Club Español de Corrientes (500 sentados, 500 afuera).

Entre todos, pero sin TV, juntaron más gente que el cristinazo de la Recoleta. Esos actos, además, ocurrieron en lugares en donde gana el voto opositor, el cristinazo fue un desperdicio de fuerza en un distrito en donde el peronismo siempre pierde. Sólo ganó hace 30 años con Erman González, con perdón de la palabra.

La convocatoria en el Interior tampoco alcanzó a aparecer en las pantallas. Un desacierto si es un espectáculo para la televisión. Estas convocatorias tienen su picardía, que es aprovechar los recursos de los medios. El gran Tom Wolfe lo desarrolló en «La hoguera de las vanidades». La suerte del protagonista Sherman McCoy (Tom Hanks, a quien le ha pasado de todo en esta vida, de náufrago hasta buscar al soldado Ryan) se termina jugando en el ingenio con el cual el reverendo Reginald Bacon emplea las cámaras de TV para convertir una reunión pequeña en una pueblada masiva.

 

El Gobierno se protesta encima

La exhibición de fuerza del cristinismo in partibus infidelium tiene como público al propio peronismo. Es un intento de exaltar la fuerza de Cristina como eslabón fuerte de la trifecta presidencial. Algo necesario, porque es el eslabón más débil. Ha perdido todas las batallas internas frente a Alberto Fernández y Sergio Massa, en particular por el acuerdo con el FMI. Ese pacto es el programa de gobierno desde 2019 -Guzmán conducción- y lo ratificó Massa en el ministerio.

Alberto y Massa provocaron la retirada de la familia de la jefatura del bloque de Diputados con la renuncia de Maxi Kirchner. Este rechazo es la clave de bóveda del conflicto interno en el oficialismo. El joven Maxi llegó a decir de Massa en Avellaneda: «Hoy tenemos instalado en el Ministerio de Economía un señor del Fondo Monetario Internacional que les dice a los ministros que van pasando lo que tienen que hacer o lo que no».

No debe tener Netflix porque se entretiene con placeres solitarios: «Volví a leer -confesó- el acuerdo con el FMI y no lo votaría de nuevo, que nadie se haga el distraído». Encima, Cristina ha perdido el control del Senado, en donde el peronismo no puede sesionar si no es con temas previamente concertados con los aliados y la oposición. Esta semana sesionará para reconfirmar a Daniel Scioli como embajador en Brasil y para aprobar el régimen de promoción de la industria de los autos.

Y Massa sigue reperfilando

Para quienes creen que alguien puede inventar una noticia para tapar otra: hay quienes creen que esta algarada callejera encubre la disidencia que divide al oficialismo sobre la agenda de la economía. Alzar la voz contra un expediente judicial difícil de torcer con cumbia encubre el ajustazo a lo Lacunza que ensaya Sergio.

Si esta mirada es solvente, la ventaja de Massa sobre aquel Lacunza es que éste tenía dos meses para reperfilar la economía de Macri, entre la derrota en las PASO del 11 de agosto de 2019 y las generales de octubre. Massa tiene un año, y una ventaja para mejorar la última milla: si el peronismo pierde las PASO, no habrá corridas como en 2019. Más todavía, esa derrota le puede servir al peronismo para renovar la esperanza de dar vuelta el resultado en las generales.

 

El abrazo del oso busca polarizar

Estos esfuerzos para reforzar a Cristina buscan impedir que algún sector del peronismo, como el que se identifica con la Liga de Gobernadores, o el que representa Juan Schiaretti, alce una diferenciación eficiente respecto del peronismo del AMBA en las próximas elecciones. Mientras, el objetivo máximo del abrazo del oso de Cristina al peronismo es extremar la polarización, y sostener la posibilidad de una candidatura presidencial suya, llevando al país a la confrontación con Macri. Un juego de espejos.

Así como el macrismo elige a Cristina porque sabe que divide al peronismo, el cristinismo lo elige a Macri porque cree que divide a Cambiemos. Y el que se divide pierde. ¿Más espejos? Maxi dijo en Avellaneda que Cambiemos está secuestrado por Macri, copiando la vieja sentencia de Mauricio sobre que el peronismo está secuestrado por Cristina. Cristina se blinda por todos lados, como una foto que le negó a muchos con Pablo Iglesias, fundador y sepulturero de Podemos en España.

Interrumpió sus vacaciones para promover un libro contra la prensa militante de su país, que le inventa perrerías que no comete. Esta visita sirva al debate del «lawfare», del que se siente víctima como Cristina; el libro desarrolla un concepto que popularizó Donald Trump: el «deep state». Es la idea que profesan los aficionados a las conspiraciones de que detrás de lo que aparece -lo fenoménico- hay un poder oculto que mueve los hilos de un escenario de títeres. Hanna Arendt incluyó a las visiones conspirativas en el estatuto de la mente totalitaria.

 

Suspender las PASO: caro, pero mejor para el peronismo

El martes está citado el Consejo Nacional del PJ para tratar los términos del compromiso de apoyo a Cristina. El peronismo del interior que integra el Consejo no mostrará el juego que hará en las elecciones justo ahora (siempre juegan al final). Pero hay que ponerle la lupa a esta reunión, porque es el foro en donde puede haber alguna definición sobre el proyecto de suspensión de las PASO. Es un debate abierto en el peronismo.

Los caudillos coinciden en que sería mejor eliminarlas para dejar que los mandos regionales armen las listas sin dejar heridos. Entiende, además, que las PASO le han convenido a la oposición de Cambiemos para arbitrar diferencias, y que fueron una herramienta útil en su victoria del año pasado. La indefinición surge de que en la cúpula nacional -Alberto, Cristina, Massa- no están convencidos de pagar el costo político que cae sobre el peronismo cada vez que plantea reformas electorales.

No es cierto que no tengan los votos para lograr esa suspensión en el Congreso. Si se suma oficialismo, más aliados y partidos menores, son más quienes pueden beneficiarse de la suspensión. Las PASO son un problema para el peronismo en el orden nacional, por el peso que tienen en los grandes distritos. En provincias que eligen pocos diputados no son un problema.

 

La oposición piensa en internas como las de antes

Como el peronismo tiene potencialmente los votos para suspender las PASO, en la oposición se plantean diversas variantes para superar los efectos de no contar con esa herramienta para resolver diferencias. Es difícil que haya un consenso para candidaturas nacionales en el PRO y en el radicalismo. Un sector de la conducción cree que si no hay PASO hay que ir a unas internas al modo tradicional para elegir candidatos por Cambiemos.

Ramón Puerta, que integra la mesa por el Peronismo Republicano, cree que hay dos antecedentes inspiradores: Menem-Cafiero en 1988 y De la Rúa-Meijide en 1998. En las dos votaron más de 1,5 millón. Como resultado de aquella movilización, Menem y De la Rúa ganaron la presidencia, en 1989 y 1999.

La oposición responderá en varias sedes. Este lunes los jefes de bloque de Diputados van a Catamarca, en donde clavarán una pica en favor de las PASO, que tambalean por ahí. El jueves habrá super-cumbre de todas las tribus radicales en Santa Fe, con Gerardo Morales. Es para la celebración de los 55 años de fundación de la liga estudiantil Franja Morada.

Córdoba, primarias locales a prueba

Macri cree que, en Córdoba, en donde no hay PASO para candidaturas locales, debería convocarse a una interna, aunque cueste. Si se hace, puede ser un ensayo para una interna nacional. Habló de la necesidad de esa salida para la provincia con el mentor de Luis Juez, el exsenador Ernesto Martínez, en la visita que le hizo en su estudio de Córdoba el jueves.

Macri conoce la resistencia que hay en el PRO y la UCR con el estilo de Juez. En la noche del jueves cenó con dirigentes del PRO y los incitó a promover una interna entre Juez, el radicalismo y Gustavo Santos. Ante la resistencia de los comensales que ocuparon el quincho de la empresa autopartista Prodismo, confió que el PRO nacional está en condiciones de auspiciar el gasto. Hasta puso un número: $ 100 millones.

Impresionan los ceros, pero son USD 344.000, el valor de un apto Procrear. La estrategia de los partidos en esa provincia depende del resultado de las elecciones para intendente de Marcos Juárez. Hoy gobierna Cambiemos, pero el peronismo de Schiaretti le birló una dirigente que puede ganar. Macri estuvo de campaña por allá el jueves, pero poquito tiempo. Larreta iba a ir esta semana, pero suspendió. Promete estar la otra. Ya se verá.

 

Macri se desmarca de una candidatura

En lo nacional, Macri se desmarcó de una pretensión presidencial. «Tenemos -ensayó– solo dos candidatos y medio, Horacio, Patricia y María Eugenia, que es por ahora medio candidata». Para Córdoba, Negri cree que debería extremar esfuerzos para un consenso. El jefe de la oposición en Diputados no aparece como candidato en Córdoba. Se recuesta más en la agenda nacional y se beneficia de encuestas que le dan un diferencial positivo de imagen que envidiarían otros candidatos presidenciales.

Pese a que esta semana se suspendió, la próxima sesión de Diputados será escenario de un debate sobre prórroga de impuestos que puede ser una batalla campal entre oficialismo y oposición. Los divide la prórroga a la ley de impuesto a Bienes Personales. La oposición precipitó una preferencia para tratar la baja, y el oficialismo la usó para aumentarlo. El tratamiento de ese tributo en un paquete de prórroga de otros será una prueba de muñeca para el bloque.

 

*NA/ DC