11 enero, 2021
La falta de decisión política para resolver un grave problema de contaminación, sumado al mercado negro y la falta de educación ambiental hace que no llegue tanto aceite a los puntos verdes. Los mayores generadores son las grandes cadenas de restaurantes e industrias. A la par, existe una planta en San Miguel que afirma que puede reciclar todo el aceite de la Argentina y en 24 horas, convertirlo en biodiesel.
¿Alguna vez te pusiste a pensar que el aceite que utilizás es muy contaminante para los suelos y napas y que encima podría llegar a reciclarse y convertirse en energía con una correcta disposición final?
En Bella Vista, partido de San Miguel, existe una empresa, llamada RBA Ambiental, que tiene la capacidad de reciclar todo el aceite vegetal usado del país.
“Podemos procesar 200 toneladas por día, pero no estamos al tope de nuestra capacidad porque no nos llega tanto aceite. Dependemos del comportamiento de las personas de que los lleven a los puntos verdes y del compromiso de las municipalidades para que pongan los puntos de acopio”, asegura Flavio Porcille, presidente de RBA Ambiental, empresa líder en Argentina en la recolección y reciclado de Aceite de Cocina Usado (ACU), conocido también como Aceite Vegetal Usado (AVU), de grandes cadenas de comida, bares, rotiserías, industrias y puntos verdes de Municipios que se comprometen
“Se puede convertir en biodiesel. Pero como en el país el mercado es bastante inestable Lo que hacemos es procesarlo e importarlo a Europa. Recogemos 1000 toneladas mensuales de casi todo el país. Se procesa el aceite vegetal usado por centrifugas para lograr una mejor calidad de producto. Luego va a la planta de reprocesamiento, donde se minimiza el impacto ambiental, baja el consumo de agua y no genera efluentes de líquidos, para que una vez que esté refinado, se exporte”, explica Porcille.
De acuerdo a reportes en el lugar en Vella Vista, donde se tarda un día en procesar el aceite. Ingresa por un sector donde los camiones depositan el aceite usado en una pileta con rejillas que sepraran restos de comida y grandes desechos. (Allí el olor es nauseabundo). Para luego ir a una planta de reprocesamiento, donde se le separa el agua y otro tipo de impurezas. Y en la otra planta se refina para ser exportado a Europa. Alrededor del predio, hay varios toneles donde el aceite se aloja.
“Un día tardamos en procesar el aceite y en exportarlo, dependen de cuando hay barcos disponibles y conseguimos el aceite. No tenemos merma. Recibimos un litro, entregamos un litro. Los camiones ingresan, vuelcan el aceite y después van a distintos lugares de la planta”.
Existe un mercado ilegal de aceite que lo que hace es revender en el mercado negro aceite usado que vuelve al circuito de aceite comestible. Hay un documental colombiano que se llama El cartel del aceite pirata que explica que el aceite usado “sin ningún manejo higiénico es almacenado y envasado nuevamente para volver a ser vendido de manera masiva en ciudades y poblaciones. La distribución pone la salud de los consumidores en riesgo. El color es lo que puede dejar en evidencia que no es puro.”
Acá en el país esto también sucede. “Lo reciben, procesan y mezclan con aceite nuevo”, cuenta Flavio, quien hasta se ha enfrentado con mafias de aceite en Pinamar.
Hace unos años se lanzó en la provincia de Buenos Aires, y Porcille fue uno de los que formó parte de la idea, el Plan BIO, cuyo objetivo es, junto a los Municipios, recuperar y reciclar el Aceite Vegetal Usado (AVU), que se genera tanto en los restaurantes como en casas, y además ayudar instituciones sociales.
“Gracias a este plan, el aceite que actualmente se utiliza para cocinar es transformado en Biodiesel, un combustible que resulta menos agresivo para el ambiente”.
La historia de Flavio comienza generaciones atrás. “Mi papá hace más de 40 años que se dedicaba al aceite usado. Yo desde niño que estaba subido al camión con el que él pasaba a retirar el aceite”, cuenta recordando su infancia, momentos en los que empezó a aprender el oficio.
En Chubut, en algunos Municipios se mantiene la modalidad de recogida de aceite, pero hay serias dudas sobre su deposición final. De hecho falta información certera sobre casi todos los procesos vinculados a los deshechos orgánicos e inorgánicos.
En el cuidado del medioambiente, ‘hacer como que se hace’ sin resultados concretos, es una falacia autodestructiva que impacta directamente sobre la vida humana, y que a la larga pagan mucho más caro las administraciones públicas y privadas. La pandemia hoy atravesada lo demuestra con creces. Temas de agenda inmediata para poner manos a la obra.
*Ecosite, Perfil, NP