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21 enero, 2024

ACTO ECONMEORATIVO POR "LA TRAGEDIA DE LOS BOMBERITOS" EN 1994

Madryn: un domingo de duros recuerdos a 30 años de la pérdida de 25 bomberos voluntarios

Pese al calor temprano de una mañana inmejorable de verano quienes recuerdan aquel terrible 21 de enero de 1994 en Puerto Madryn volvieron a sentir este domingo el mismo frío recorriendo sus cuerpos cuando sonó la trompeta con su toque de silencio y se elevaron tenues las sirenas de los bomberos en torno a la plaza San Martín, agitando pájaros y lágrimas. Los familiares, amigos, y vecinos silenciosos que aun testifican las inexplicables ausencias, rodeaban el solar y el monumento al bombero martir alado flanqueado por 25 molinos que susurraban con la brisa.  La tristeza de la muerte incomprensible e inaceptable de 25 chicos expuestos y desprotegidos en una tarea de altísimo riesgo, núnca puede contenerse en un acto formal, pero todos los años este mínimo momento de encuentro permite reubicar la memoria colectiva y reflexionar sobre las responsabilidades públicas.

Conmemoración participativa

En ese marco de recogimiento, desde las 8:30 horas de este domingo se realizó en Madryn el acto conmemorativo por la pérdida de 25 bomberos voluntarios durante el ncendio de campos en 1994.

El gobernador Ignacio Torres y el intendente Gustavo Sastre encabezaron el acto que se llevó a cabo en la plaza San Martín de nuestra ciudad. En un emotivo evento, se conmemoró tres décadas del Día del Mártir Bombero Voluntario.

Se depositaron ofrendas florales en el Monumento al Bombero en la Plaza San Martín con la participación de autoridades municipales, provinciales y nacionales, fuerzas de seguridad, y miembros de cuarteles y de asociaciones de bomberos de otras ciudades.

A partir de las 11 horas, en el barrio Mapu Ngefü, más precisamente en la Plazoleta Kona Mapu (Tierra de Héroes), se realizará otro acto donde se instalará un nuevo monumento a los bomberos en la ciudad.

Se trata de un monumento creado en el año 94 por la artista ya fallecida Esther Baruel, llamado “Gloria a las víctimas del viento y del fuego”, y que hasta este momento estaba emplazado en el interior del Mercado Central de Buenos Aires. Ahora será instalado en dicho barrio porque el mismo lleva los nombres de las víctimas en sus calles.

A las 12 horas se realiza una ceremonia intima de responso en el Panteón que tiene la Asociación de Bomberos de Madryn en el Cementerio local, donde realizarán ofrendas florales.

 

‘Para que nunca más perdamos a nuestros servidores’

El jefe del cuartel de Bomberos de Madryn, Diego Núñez de la Rosa precisó que “Es una jornada de congoja, pero también una jornada de memoria y reconocimiento no solo a esos 25 bomberitos, sino también a sus compañeros que en un momento tan difícil los fueron a rescatar y luego continuaron con la extinción de las llamas”, dijo el vocero de los bomberos portuarios.

En el acto se realizó una valoración de la situación actual del cuartel, la tecnología incoprorada, las condiciones de capacitación y el modo en que se enfrentan los desafíos ígneos merced a la inversión lograda en estas tres décadas y en gran parte a la visibilización de las condiciones extremas que se deben enfrentar, a las cuáles esta tragedia que marcó profundamente la conciencia colectiva local, puso en eviencia.

Además de agradecer el apoyo de la comunidad y de las gestiones públicas nacionales, provinciales y municipales, los Bomberos de Madryn reconocieron “el esfuerzo denodado” de mucha gente que participa de la vida institucional del cuartel, lo que llevó a la institución a ser un modelo dentro del sistema bomberil nacional.

“Hoy en día, luego de una gran inversión y motivación, los bomberos de nuestra ciudad cuentan con el equipamiento, la infraestructura, la capacidad y los móviles necesarios para que nunca más haya una tragedia como la que sucedió en 1994”.

‘Marcados a fuego’- La ciudad de Puerto Madryn núnca olvidará a los chicos fallecidos en aquel fatídico incendio de campos en 1994. Ahora los bomberos no intervienen cuerpo a cuerpo en este tipo eventos, sino a través de vehículos especiales y acompañando el trabajo de maquinas que realizan cortafuegos, además de preservando la zona urbana 

 

Qué sucedió hace 30 años

La llamada «tragedia de los bomberitos» hace referencia a la desgracia ocurrida hace 30 años en Puerto Madryn, cuando un grupo de 25 bomberos y aprendices que tenían entre 11 y 23 años, y de los cuales once eran menores de edad, fallecieron por asfixia al intentar controlar un incendio en un campo.

El incendio se inició en horas del mediodía del 21 de enero de 1994, en una zona junto a la ruta nacional 3, cerca de la rotonda sur de acceso a la ciudad. A las 14,30 los bomberos recibieron un llamado de la Seccional Primera y dos grupos se internaron unos 3000 metros dentro del campo en dos móviles, hacia la zona de Puesto Gallastegui, una construcción abandonada, y desdea allí  continuaron a pie para combatir las llamas.

A las 16 aproximadamente, un tercer grupo, comandado por el suboficial principal José Luis Manchula (23 años), llegó al lugar. En el mismo había varios menores. Bajaron del móvil y caminaron 400 metros con dirección oeste. Su equipo de protección era precario: overoles y botas de goma y cinco radiotransmisores.

Foto José Luis Lazarte

 

Manchula era, entre todo el personal de bomberos, el que tenía el grado más alto en aquella jornada dado que Ricardo Vera, el jefe del cuerpo de Madryn, se encontraba en la localidad de Rawson.

A las 17:20 el viento cambió de dirección e incrementó su velocidad llegando a 40 km/h: La temperatura del día llegó a su máxima, 32°.

En ese momento, el sargento Julio Laportilla llamó con urgencia al grupo. Les advirtió que, por obra del viento y la vegetación propia de la árida meseta patagónica, las llamas estaban incrementando su tamaño, pero nadie le contestó. El sargento insistió y esta vez Manchula le pidió que los auxilie, que las llamas los estaban rodeando.

Laportilla intentó llegar donde supone que estaba el grupo, pero las llamas se lo impidieron. Minutos después el sargento logró atravesar el fuego, avanzó hasta una tranquera, pero no logró obtener contacto de ningún tipo con sus compañeros. La densidad del humo no permitía visibilizar nada y supuso que sus compañeros buscaron una vía de escape. Inmediatamente se comunicó con el Cuartel Central y pidió que se hiciera sonar la sirena de alarma general.

A las 18 se recibieron pedidos de ayuda del grupo. La desesperación conmenzó a invadir a todos. Un grupo de periodistas y fotógrafos se adentró hasta la ruta junto con policía y bomberos, pero hubo que desalojar el sector por la intensidad del calor, el humo asfixiante y los cortes de la Ruta por el fuego que impedían el retorno.

Foto José Luiz Lazarte

Comenzó un reconocimeinto aéreo para intentar dar con el grupo pero avanzada la noche, la visibilidad era nula. Nadie lo dijo en los reportes oficiales ni en los medios de prensa, pero los 25 bomberos estaban desaparecidos, y ese ‘pacto de silencio’ de esa noche interminable con la pesadilla del peor de los descenlaces intentó contener una tragedia mayor que hubiese ocurrido si familiares y vecinos se adentraban a la zona del desastre ígneo en busca de sus afectos.

Al amanecer la noticia se fue dosificando: a las 7:30 del día siguiente (sábado 22) se encontraron la camioneta y la autobomba de la dotación arrasadas por el fuego. Luego se hallaron los primeros cadáveres y además, desde un helicóptero también se vio el panorama. A bordo iba Vera, (el mencionado jefe del cuerpo que se encontraba Rawson), que al comprobar la muerte de sus subalternos tuvo un ataque de nervios y debió ser internado en Madryn. Se sabría luego que al cambiar el viento, el humo del incendio se volvió espeso, asfixiando así a los 25 jóvenes.

Por la noche, el viento cambió nuevamente la dirección del incendio y terminó apagándose solo, al encontrarse con lo que ya había quemado.

Ese sábado la playa estaba casi desierta y una multitud se agolpaba en diferentes lugares de la ciudad a la espera del despliegue para recuperar a los caídos, mientras fuerzas armadas, de seguridad y vecinos avezados con 4×4 y vehículos todo terreno colaboraban en el camo de cenizas para rescatar los cuerpos.

Foto José Luis Lazarte

 

El CENPAT fue uno de los lugares donde se dispusieron los cadáveres y ese mismo sábado se realizó el velatorio de los 25 bomberos en el gimnasio municipal.

El domingo 23, a las 18:15 un extenso camión encabezó la caravana con los 25 féretros que enmudecian la ciudad a su paso.

Los chicos fallecidos fueron:
Daniel Araya (21)
Mauricio Arcajo (12)
Andrea Borredá (18)
Ramiro Cabrera (16)
Marcelo Cuello (23)
Néstor Dancor (15)
Alicia Giudice (22)
Raúl Godoy (23)
Alexis González (22)
Carlos Hegui (12)
Lorena Jones (15)
Alejandra López (15)
Gabriel Luna (21)
José Luis Manchula (23)
Leandro Mangini (18)
Cristian Meriño (21)
Marcelo Miranda (11)
Juan Moccio (15)
Jesús Moya (20)
Juan Manuel Passerini (16)
Enrique Zoilo Rochon (19)
Paola Romero (17)
Cristian Llambrún (21)
Cristian Zárate (14)
Juan Carlos Zárate (22)

A  partir de esta tragedia, el sistema prohibió que los menores puedan salir a emergencias. Además, cualquier iniciado como Bombero a nivel nacional debe realizar una capacitación que dura entre 1 y 3 años. Una vez aprobado el curso, se procede a un tiempo de adaptación.

La tragedia también llevó a la decisión de que los bomberos no actúen sofocando incendios de campo; que solamente se aseguren de que no llegue a la ciudad, trabajando con máquinas viales para realizar corta fuegos.

Cuando se inició la causa (que fue cerrada tres veces y la investigación penal quedó en el olvido), dos familiares cobraron un seguro de vida de cincuenta mil pesos, a cambio de no hacerle juicio a la provincia. Recién 15 años después, durante el gobierno de Mario Das Neves, se hizo una compensación y cobraron en bonos provinciales (BOPRO) alrededor de 500 mil pesos, el 10% de lo que se pedía. Hubo un padre que no aceptó y le ganó el juicio al Estado por 5 millones de pesos. La mayoría de los padres y madres continuaron en malas condiciones psíquicas. Hubo al menos dos suicidios. El terrible descenalace marcó por siempre un antes yn después en la ciudad, cada vez que suena una sirena y el fuego amenaza a la comunidad.