7 julio, 2023
Hasta ahora JxC sacó 713.000 votos más que en 2019 en donde ya hubo elecciones, mientras que el oficialismo perdió más de 400.000 y subió la abstención; la posible proyección sobre las presidenciales
Por Martín Rodríguez Yebra*
Un tercio del país ya votó. Las elecciones que se suceden con frecuencia casi semanal definen poder local, pero dejan también un mensaje cifrado que tiene enfrascados en su análisis a los estrategas de los candidatos que disputan la presidencia de la Nación. Son 14 las provincias que resolvieron sus comicios generales en los últimos tres meses y los escrutinios esbozan un cuadro recurrente: Juntos por el Cambio aumenta su caudal respecto de 2019, el peronismo que hoy se reagrupa en Unión por la Patria cae y sorprende una baja pronunciada en la participación ciudadana.
Casi 11,5 millones de argentinos tuvieron opción de ir a votar desde abril hasta acá. En ese universo equivalente al 31,6% del padrón nacional, las listas identificadas con Unión por la Patria sumaron 2,87 millones de votos (37,6%), contra 2,77 millones (36,4%) de las candidaturas ligadas a Juntos por el Cambio. Ese virtual empate se resignifica al compararlo con la última elección equivalente, de hace cuatro años. La coalición opositora gana 713.000 votantes netos (9 puntos más), mientras que el oficialismo peronista se deja en el camino 410.000 votos (una baja de alrededor de 6 puntos).
¿Puede esta suma de votos predecir conductas respecto de las elecciones presidenciales? Es evidente la inconveniencia de extrapolar resultados. A la muestra le falta nada menos que la estratégica provincia de Buenos Aires, con más electores que el total de las provincias que ya votaron. Sin embargo, hay una lógica de comportamiento que admiten en el oficialismo y la oposición: salvo contadas excepciones, no varía drásticamente el porcentaje de votos por fuerza política entre elecciones de distinto nivel. En definitiva se trata de las mismas personas sometidas a tomar dos decisiones en un corto espacio temporal.
El caso de 2019 es ilustrativo. En estas 14 provincias hubo una correlación bastante precisa entre el voto local y el de las PASO presidenciales de agosto, salvo en Córdoba, donde Mauricio Macri acaparó el grueso de los apoyos que habían permitido la reelección de Juan Schiaretti como gobernador.
COMPARATIVO DE VOTOS POR PROVINCIA 2019-202
*LN
El FdT/UP y sus aliados ganaron este año en La Rioja, La Pampa, Tucumán, Formosa, T. del Fuego, Misiones y Salta; JxC triunfó en Jujuy, S. Juan y Corrientes; otras fuerzas ganaron en Neuquén, Córdoba y R. Negro. Aquí se refleja cómo variaron en votos netos en cada provincia
Visto en perspectiva, el vuelco del último domingo en San Juan, donde la oposición le arrebató el control de la provincia al peronismo después de 20 años, asoma como la consecuencia palpable de una aparente tendencia. Si bien fueron inhabituales las derrotas de los oficialismos -por algo la mayoría de los gobernadores decidió despegar sus comicios de los presidenciales-, el crecimiento en el voto de Juntos por el Cambio se notó en casi todas las elecciones.
La alianza opositora creció 17 puntos en San Juan y 19 en San Luis (la otra provincia que le quitó al peronismo), pero también en lugares donde perdió: 14 puntos en Tucumán, 10 en La Pampa, 9 en Córdoba, 9 en Misiones. Mejoró también en los distritos que ya gobierna, Jujuy (+6) y Corrientes (+8) y solo se redujo en Formosa, donde hubo división en la batalla estéril por derrotar al incombustible Gildo Insfrán. Un caso aparte es el de Neuquén, donde se anotó una fórmula de JxC que sacó apenas 4 puntos, pero el Pro jugó dentro de la alianza multipartidaria que llevó al poder a Rolo Figueroa.
El peronismo es la contracara. A los fines de la cuenta que aquí se presenta se consideraron las fórmulas que representaron al actual gobierno nacional y también a aquellas que se ofrecieron como independientes a nivel local pero que después jugaron dentro de Unión por la Patria en el orden nacional. Es el caso de los frentes ganadores en Salta y Misiones. Ambos arrasaron este año, pero con menos votos que en 2019. La caída se corrobora también en San Luis, San Juan, Neuquén, Río Negro (incluso contando como propios los votos de una colectora camporista que apoyó al ganador Alberto Weretilneck), en Jujuy, La Pampa. Hay gobernadores que mejoraron sus números, pero a costa de haber absorbido a desprendimientos kirchneristas que habían sido potentes en 2019, como ocurrió en Tucumán, Tierra del Fuego o La Rioja.
El universo relevado era a priori muy favorable al gobierno nacional y sus aliados. Ganaron 7 de 14 provincias. Los cambiemitas triunfaron en 4. En Córdoba se impuso el peronismo antiK de Schiaretti y las dos restantes fueron para fuerzas mayoritariamente locales. En la cuenta no se incluyen las PASO de Mendoza y de Chaco, dos triunfos opositores que aún deben corroborarse en septiembre. En las próximas semanas JxC enfrenta con buenas perspectivas, según las encuestas, las primarias de Santa Fe (tercer distrito electoral del país) y las generales en Chubut, últimas escalas antes de las PASO presidenciales.
El gran ausente en las contiendas provinciales ha sido Javier Milei. Su declamada revolución libertaria acumuló un rosario de fracasos que expone el límite al que se enfrenta el economista en su cruzada contra “la casta política”. Los candidatos locales que lo apoyan colectaron hasta ahora 3,2% de los votos.
La expresión de la bronca ha sido el ausentismo. ¿Está escondido ahí el potencial voto a Milei presidente? Es una variable por confirmar de cara a las PASO de agosto. Los números de la participación electoral son contundentes. El 27,9 de los 11,4 millones de electores habilitados no concurrió a las urnas, lo que implica un crecimiento de casi 4 puntos respecto de 2019 (que ya había sido un año flojo en materia de asistencia a votar). El voto en blanco/nulo creció ligeramente en el global (de 6% a 6,6%). Entre los dos indicadores, un tercio de los ciudadanos habilitados se abstuvo de optar por un candidato.
Una incógnita medular que persiste entre los gurúes de campaña es si la información que emana de las urnas obliga a repensar el escenario de las encuestas nacionales conocidas hasta ahora. El consenso demoscópico es que Juntos por el Cambio aventaja como bloque a Unión por la Patria por un puñado de puntos, con Milei estancado ahora por debajo de los 20 puntos. A la coalición opositora le asignan un porcentaje cercano al 32% que sacó en la desastrosa caída de Macri en las PASO de 2019 y bastante por debajo del 40,2% de las generales de octubre de aquel año.
¿Podrán Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich capitalizar en las presidenciales el alza opositora que se detecta a nivel provincial? Un dato que miran en los dos búnkeres: el voto de Juntos por el Cambio en esas mismas 14 provincias fue en 2019 de 27,4% en las elecciones locales desdobladas, subió a 32,3% en las PASO presidenciales y terminó en 43,4% en las generales. Este año lleva acumulado en las distritales 36,4%. ¿Será que parten de una plataforma para crecer por encima de lo que anuncian las encuestas o que los números se ajustarán a la baja al irrumpir el nombre de Milei en el cuarto oscuro? ¿Responde la suba a un mejor momento de cara al electorado o a que esta vez fue más consistente el armado político opositor en cada una de las provincias, con menos fragmentación?
Otro signo de interrogación relevante es cómo afectará la salud de Unión por la Patria la designación de Sergio Massa como candidato presidencial. Hasta ahora la única elección celebrada bajo su influjo es la de San Juan, aunque la mayoría de los analistas atribuye la derrota peronista a la estrategia del gobernador Sergio Uñac que empezó por forzar la Constitución para ser candidato a otro mandato y, al ser inhabilitado por la Corte Suprema, optó por postular a su hermano Rubén, de muy mala imagen en el electorado.
*LN/TTP