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24 julio, 2022

Los efectos psicológicos del invierno y cómo enfrentarlos: «Al mal tiempo, buena cara»

Como ya sabemos con la llegada del invierno, corremos un mayor riesgo de contraer afecciones, ya que con el frio nuestro sistema inmunológico está más expuesto. Al debilitarse nuestras defensas, como pueden ser las mucosas respiratorias, provoca la entrada de infecciones. Pero también hay un golpe psicológico vinculado al invierno.

Todos conocemos los efectos del invierno y las bajas temperaturas, en relación con nuestra salud física, pero, ¿cómo afecta a nuestra salud mental?

El cambio de estación causa muchos efectos en la salud mental, ya que a causa de la disminución de luz solar, se puede llegar a trastornar el reloj interno del cuerpo, jugando un papel clave en los patrones de sueño y consigo en el estado de ánimo.

Uno de los problemas más habituales durante los meses de invierno es el trastorno afectivo estacional, el cual hace referencia a los cambios en el estado de ánimo, relacionados a una determinado época del año, además de estar muy relacionado con la depresión.

En invierno hay cambios en los patrones del sueño y en el estado de ánimo que hay que comprender y atender

 

Según investigaciones recientes, los expertos aseguraron que este trastorno llegaba a afectar a más de diez millones de personas. Además de que estos efectos se disparan durante los meses de invierno, a causa de que los días se acortan, oscurece antes, hace mal tiempo, además el frío y la escasez de luz llega a influir mucho en el estado de animo de las personas.

Si esta situación de desánimo y abatimiento llega a prolongarse durante más de dos semanas, estaríamos ante un trastorno afectivo estacional, y si estamos concretamente en invierno, se haría referencia a una depresión invernal.

«Salir de casa, hacer algún tipo de actividad física y distraerse con amigos son algunas de las tareas que los profesionales de la salud mental recomendamos para hacer más llevadera esta situación emocional que trae asociada el invierno», afirman desde Alphil Psicologos

 

¿Por qué el invierno me pone triste?

El llamado trastorno afectivo estacional (TAE) se caracteriza por producir un cambio en el estado de ánimo desde que finaliza el otoño o al comienzo del invierno y hasta la llegada de la primavera. Entre otros síntomas, provoca sensación de agotamiento a lo largo del día, cansancio en las horas de trabajo y alteraciones del ciclo de sueño.

 

Los trastornos de depresión estacional pueden complicarse si no se manejan correctamente

 

Un equipo de profesionales del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Basurto y del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Ilinois-Chicago publicó en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría una revisión en el que afirman que se trata de una patología frecuente, ya que “su prevalencia se halla entre el uno y el diez por ciento de la población.

Bajo el título ‘Trastornos afectivos estacionales, winter blues’, los autores explican que la también llamada depresión invernal se define como “la presencia de episodios depresivos mayores recurrentes en una época del año” con remisión total cuando finaliza dicha estación. Algunas señales son la disminución de la secreción de serotonina, la sensibilidad retiniana a la luz, el metabolismo anormal de la melatonina y la alteración del ciclo circadiano.

Agotamiento, depresión y desgano, algunos de los síntomas que trae el invierno

 

¿En qué nos afecta esta alteración?

Áurea Esparza, psicóloga sanitaria, explica que “la mayoría de las funciones que realiza nuestro cuerpo no son constantes, sino que se van alterando”.

Los ciclos naturales que nuestro cuerpo recorre cada 24 horas se llaman ciclos circadianos y en ellos “influyen factores como la luz, la temperatura, el movimiento o la alimentación”. En relación a la melatonina, “es una hormona que produce la glándula pineal y que nos ayuda a dormir. La dejamos de fabricar por la mañana, con la llegada de la luz solar”.

Por eso, dice esta experta, “los cambios de luz, en función de la estación en la que nos encontremos afectan al sueño y, por tanto, a la calidad de nuestro descanso lo que, a su vez, tiene una influencia directa en nuestro ánimo”, explica en una entrevista de Beneitez Burgada difundida por La Vanguardia.

Fue Norman E. Rosenthal, psiquiatra sudafricano, quien describió esta dolencia en 1980 que unos años más tarde se llamó trastorno afectivo estacional. Y también fue él quien comenzó a estudiar la fototerapia como tratamiento.

Tras muchos años de investigación publicó ‘Winter Blues’ en 2005, un libro dirigido a las personas que sufren TAE. Hoy en día, el Trastorno Afectivo Estacional es reconocido por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.

La exposición solar es en este momento más restringida que nunca, por las muchas limitaciones que sufrimos a causa de la pandemia.

Hay que evitar el encierro y la soledad si los síntomas derivan en angustia 

Sobre su origen, la mencionada revisión dice que se tiende a pensar que es un trastorno multifactorial, en el que intervienen tanto factores ambientales, como clima y latitud, así como posiblemente factores sociales y culturales.

En relación a la importancia de la luz, Áurea Esparza afirma que “sabemos que la exposición solar afecta al estado de ánimo” y en relación a la actividad sociocultural, “no podemos obviar que en este momento es más restringida que nunca, por las muchas limitaciones que sufrimos a causa de la pandemia”.

También la personalidad y la genética pueden jugar un papel en su desarrollo, ya que se ha visto que muchos pacientes con TAE tienen también familiares de primer grado afectados con la misma patología.

Para su tratamiento, existen distintas herramientas terapéuticas, como la farmacoterapia, la psicoterapia y la fototerapia, asociada a una disminución significativa en la sintomatología depresiva tanto en trastornos afectivos estacionales como en no estacionales.  Pero antes siempre se recomienda comenzar con lo más simple: entender lo que nos pasa y actuar en consecuencia con recetas de la abuela:

1- Abrigarse y salir igual a dar por lo menos un paseo corto al día aunque el clima sea duro. Entrar en contacto con la energía que emana de la lluvia, la nieve, o el viento reanima y recarga pilas

2- Organizar visitas postergadas y breves encentros sociales para los que nunca hay tiempo. También puede ser un recorrido por una librería, una muestra de arte barrial, un paseo con la mascota a un espacio verde desconocido, o simplemente una charla telefónica con una amistad lejana.

3- Generar actividades nuevas que impulsen a aprender. Puede ser desde incorporar una receta difícil, fabricar tus propios jabones o aceites esenciales, diseñar o reformar una prenda de vestir, o reparar un artefacto antiguo, entre tantas posibilidades.

4- Activar el cuerpo con un improvisado gimnasio doméstico, tal como muchos lo hicieron en pandemia. Desde prácticas de yoga, taichi, hasta rutinas específicas de Gym con pocos elementos y menos espacio, internet permite armar rutinas que estimulan a la acción y acortan los días feos, mejorando cuerpo y mente.

En fin, lo importante es la actitud y tomar la iniciativa!

 

*LV/AP