28 febrero, 2022
Durante la última semana, dos funcionarías sumaron protagonismo y varios miembros del oficialismo discuten con Guzmán por el acuerdo con el FMI
Por Carlos Arbia
Mientras el mundo se debate en saber cómo continuará el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, en la Argentina pasaron muchas cosas durante los últimos días que no pueden ser ignoradas: desde amenzas de renuncias de funcionarios, reencuentros entre Sergio Massa y Máximo Kirchner y discusiones entre ministros y miembros del oficialismo por el acuerdo con el FMI y la suba de tarifas de servicios públicos.
Uno de los hechos qué pasó casi inadvertido se produjo la semana pasada cuando la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner impidió la renuncia del Jefe de Gabinete, Juan Manzur, quien estaba decidido a volverse a Tucumán.
«Manzur está muy molesto con el destrato que sufre por parte de algunos funcionarios y funcionarias cercanas al presidente Alberto Fernández» contó a iProfesional una fuente cercana al funcionario.
La vicepresidenta se enteró la semana pasada a través del ministro del Interior Wado de Pedro que el tucumano se quería ir por el enfrentamiento que mantiene con la secretaria Legal y Técnica Vilma Ibarra y con la portavoz del Gobierno Gabriela Cerrutti, las principales referentes del ala feminista del gobierno junto a la ministra de Género, Elizabet Gómez Alcorta.
La vicepresidenta volvió a priorizar la gobernabilidad pese a sus diferencias públicas con Manzur, quien dijo en 2018 que la carrera política de CFK estaba terminada.
Por ahora lo único que ha logrado Manzur, es nombrar a su vicejefe de Gabinete Jorge Neme en el directorio de Arsat.
Además, Manzur tiene una importante puja con el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien no le comunica los detalles de las negociaciones con el FMI, tal como habían quedado cuando dieron la conferencia de prensa del 28 de enero pasado en Casa Rosada sobre los detalles del futuro acuerdo.
En ese aspecto hay que destacar que el Gobierno mantiene la idea de enviar el proyecto acuerdo con el FMI junto con el Proyecto de Presupuesto 2022, antes de la apertura de sesiones del Congreso de la Nación, pese a que no tiene los votos en el Senado por la resistencia del kirchnerismo y sectores del peronismo.
Fuentes del Gobierno comentaron a iProfesional que ambos el proyectos -que están relacionados- se enviarían antes del martes, cuando el presidente de discurso ante la Asamblea Legislativa.
Al parecer, el Gobierno quiere que ambas cámaras aprueben el nuevo acuerdo antes del 22 de marzo, cuando vencen u$ss2800 millones que Argentina le debe pagar al FMI y luego aprobar el Proyecto de Presupuesto 2022 que fue rechazo por la oposición a fines del año pasado.
Por lo que pudo saber iProfesional, Guzmán habló está semana con la Directora Gerente del organismo, Kristalina Georgieva, para reiterarle que será difícil que -en esta situación- Argentina pueda cumplir la meta de 2,5% de déficit fiscal primario anual si las tarifas de los servicios públicos no aumentan entre un 60 y un 70%.
Al parecer, Guzmán ya habría acordado con el Instituto Patria que las tarifas no subirán más del 30% este año.
Tal vez, por ese motivo, desde el kirchnerismo, se mostraron el miércoles pasado en sintonía con el anuncio del secretario de Energía, Darío Martínez, quien manifestó que «el impacto en la factura residencial de gas será del 20%.
Fuentes cercanas al Senado estiman que la segunda revisión trimestral ya demostrará el incumplimiento de la meta fiscal y el acuerdo se caerá.
Además, cuando el Presidente tenga que presentar el presupuesto en septiembre, no lo conseguirá aprobar con el sendero de ajuste fiscal que en el kirchnerismo consideran inviable.
Pese a que Argentina acordó con el FMI reducir el déficit fiscal primario por el momento eso no se cumple.
En enero pasado el déficit primario del Sector Público Nacional (SPN) fue de $16.698 millones y el déficit financiero – que contempla los intereses de la deuda- de $150.664 millones.
Luego de que el año pasado finalizara un déficit fiscal de 3% del Producto Interno Bruto (PIB), el 2022 comenzó con un saldo negativo en las cuentas públicas a partir de un significativo crecimiento del gasto que aumentó un 56,8% y un avance menor de la recaudación que se incrementó un 47,8% interanual.
Desde el Gobierno, advierten que el déficit fiscal primario de comienzo de año dificultará llegar a la meta fiscal acordada con el FMI en particular por la suba en el precio de la energía que ha generado el conflicto bélico.
Argentina no es la excepción a la luz de la creciente necesidad de importación de hidrocarburos.
Ahora no es solo un problema de precio internacional y de divisas para pagarla, sino de disponibilidad internacional para conseguir el GLP para que no falte gas durante el invierno para sostener la actividad y que no haga falta, como tantas veces, parar la producción para sostener el consumo residencial.
Bolivia no está en condiciones de aportarlo, por lo que Argentina deberá compulsar con el resto del mundo para conseguir buques con gas licuado.
Por la caída en el suministro de gas de Bolivia, IESA había estimado que se necesitarían en 2022 casi 11% más barcos de GLP, con un precio promedio de 25 dólares por millón de BTU proyectado por la Secretaría de Energía esto significaba un desembolso de unos 3.500 millones de dólares.
Ese precio quedó atrás: este jueves el millón de BTU quedó a centavos de los 30 dólares, lo que significa que el desembolso para la importación de unos 62 buques rondará los 4.200 millones de dólares.
Sea el Estado o sean los consumidores quien ponga la diferencia para cubrir esos 700 millones de dólares adicionales, el país enfrenta otro dilema: el Banco Central no tiene las reservas netas suficientes para hacer frente a este incremento en las importaciones que pueden incluso ser más si los precios continúan en alza.
Si bien el jueves pasado se lanzó la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que permitirá abastecer con gas natural de Vaca Muerta a los principales centros urbanos del país y reemplazar parte del gas que antes de importaba de Bolivia, hasta tanto esté en funcionamiento el país dependerá de la importación creciente de gas licuado de petróleo (GLP), cuyo precio internacional acaba de dispararse por el ataque de Rusia a Ucrania.
La semana pasada el precio ya cuadruplicaba al que se paga en el mercado interno, pero en sus nuevos niveles implica un golpe a las pretensiones del gobierno que las tarifas no suban por encima de la inflación y también para las pretensiones del FMI de que el gasto público en subsidios a la energía decrezca, diferencia que empantanó hasta el momento el cierre del acuerdo.
A los actuales precios, incluso si las tarifas suben más que la inflación, no alcanza para que los subsidios se achiquen. Por el conflicto bélico para Argentina el costo de importación de GLP se elevó en unos 700 millones de dólares solo para 2022 que deberán pagar los consumidores en forma de tarifas o el Estado pagando más subsidios.
Otra de las novedades qué pasó casi sin pena ni gloria fue el encuentro que tuvieron el miércoles pasado el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa y Máximo Kirchner, el ex líder del Frente de Todos en esa cámara.
No se hablaban desde la renuncia de este en un gesto que ratifica la fuerte alianza política entre ambos.
El titular de Diputados estuvo junto al hijo de la vicepresidenta en Comodoro Rivadavia , en el acto por el 121° aniversario de la ciudad junto al gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, que responde al líder del Frente Renovador, el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro y el presidente de YPF Pablo Gonzalez.
«La Argentina necesita del encuentro de la producción y el trabajo», dijo Massa en el acto del que también participaron el intendente Juan Pablo Luque ; el director Ejecutivo del Grupo Pan American Energy Group, Marcos Bulgheroni; la gerenta de la UDAI Comodoro Rivadavia, Renata Hiller; los senadores nacionales Carlos Linares, Ignacio Torres y Edith Terenzi; e intendentes provinciales.