23 marzo, 2021
Según la encuesta, la caída de ventas fue generalizada y osciló en rango del 26% al 50%, aunque las librerías virtuales sintieron mucho menos ese descenso abrupto de la venta que afectó de lleno a aquellas librerías que solo tenían local a la calle. Las librerías con un único local tuvieron, además, dificultades para solventar los alquileres, los sueldos y los servicios. A pesar de eso, no disminuyó la cantidad de empleados que tienen.
Las librerías de todo el país enfrentaron la pandemia, los efectos del aislamiento y el distanciamiento social con una caída de las ventas generalizada que en algunos casos llegó al 50%, aunque lograron reconfigurarse a partir de las posibilidades que ofrecen los nuevos canales de venta electrónicos, según una encuesta desarrollada por la Comisión de Comercio Interior de la Cámara Argentina del Libro (CAL).
El estudio se realizó a través de una encuesta enviada por correo electrónico a 140 librerías de todo el país que tomó en cuenta el período comprendido entre diciembre de 2019 y octubre de 2020 y apuntó a conocer las reacciones que tuvieron los distintos actores del sector frente a la pandemia y cómo hicieron para enfrentar las restricciones a la circulación a través de las alternativas de comercio que generaron las distintas etapas de aislamiento y distanciamiento social.
Según la encuesta, la caída de ventas fue generalizada y osciló en rango del 26% al 50%, aunque las librerías virtuales sintieron mucho menos ese descenso abrupto de la venta que afectó de lleno a aquellas librerías que solo tenían local a la calle.
«Al igual que en otras industrias y comercios, las librerías tuvieron que permanecer cerradas un largo tiempo. Por ejemplo, las dos cadenas más importantes tienen sus locales en shoppings o en avenidas que vieron restringida totalmente su circulación», analiza Juan Pablo Pampin, coordinador de la Comisión de Comercio Interior, vicepresidente de CAL y responsable del estudio.
Pampín remarca también que los libros durante las crisis son un consumo de segundo o tercer orden: «Los consumidores, al ver comprometidos sus ingresos, lo primero que deja de lado son los consumos que consideraban de menor importancia».
De los negocios que respondieron el formulario, el 40% se encuentra en la Ciudad Autonóma de Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires, seguido por las librerías del centro del país. De ese total relevado, el 51% cuenta con una librería on-line, de las cuales el 32% la abrió durante la pandemia. Fue ese cambio de modalidad el que las llevó a publicitar y generar más estrategias para redes sociales y así apuntalar el negocio. Las redes más usadas son Facebook (88%), Instagram (80%) y Whatsapp (78%) para las librerías con local a la calle, e Instagram (100%), Whatsapp (92%) y Facebook (85%) para las virtuales.
El comercio electrónico en 2020 pasó a representar casi el 40% de la facturación de las librerías, lo que implicó un incremento del 144% respecto a las operaciones de de ese tipo durante 2019. En esa misma línea, Mercado Libre también aumentó su participación en las ventas: pasó de 7% al 17%.
Al respecto, Pampin destaca que la pandemia implicó tanto para los libreros como para los lectores un cambio de percepción sobre los costos: «Todos aprendimos que enviar las cosas cuesta dinero y que, más allá de lo que paguemos, tenemos que esperarlas. En Buenos Aires, estábamos muy mal acostumbrados a que los envíos se hacían de modo gratuito y rápido, porque sino nos corríamos al local más cercano. Todos asimilamos ese aprendizaje que todos tuvimos que asimilar ante la imposibilidad de poder salir de nuestras casas y definitivamente vino para quedarse», vaticina. Y aclara, además, que en la industria del libro el costo logístico es muy alto en relación al precio del producto: un libro promedio y del tamaño de un celular vale $950 y un «envío cercano» no vale menos de $300.
Las librerías con un único local tuvieron, además, dificultades para solventar los alquileres, los sueldos y los servicios. A pesar de eso, no disminuyó la cantidad de empleados que tienen. Pampin cree que esto se debe a que la mayoría de las librerías que respondieron la encuesta son librerías medianas y pequeñas, en gran mayoría atendidas por sus dueños y por familiares directos. «El de librero es realmente un oficio muy noble y de mucha transmisión de conocimientos que se va dando naturalmente de generación en generación, cuesta mucho tiempo formar un buen librero», sostiene el vicepresidente de CAL.
*AT