1 octubre, 2025
El inminente Movistar Arena que el primer mandatario promueve desde su cuenta oficial y en el que se cobrarán entradas. Y los antecedentes de $Libra, el Derecha Fest y la “Beca Presidencia”.
Por Franco Lindner*
Estamos a pocos días del acto que le organizarán a Javier Milei en el estadio Movistar Arena, este domingo 6 de octubre. Como le gusta al Presidente -pero como también prohíbe expresamente la ley de ética pública-, será un espectáculo privado promocionado desde la esfera pública.
Es decir, un negocio en el que participa el jefe de Estado, que ya cuenta con trabajo y salario pagado por los contribuyentes y no debería pasar la gorra entre los fieles que no tendrán más remedio que pagar la entrada para verlo. Aunque en los papeles el organizador de ese evento de campaña es la editorial Hojas al Sur, de su amigote Andrés Mego, que publica el libro que Milei estará lanzando, lo cierto es que el Presidente echa mano a su cargo, a sus redes sociales oficiales y a las del ejército de trolls pagos del Gobierno para promocionarse a sí mismo y a su obra, y para así hacer “clin caja”.
Y eso está prohibido, aunque todos hagan la vista gorda.
Hay otros ejemplos recientes de ese modus operandi presidencial. El más conocido y escandaloso es cuando puso la cara y la firma para promocionar, desde sus redes, una criptomoneda como $Libra, que se cayó a pedazos después de ser lanzada por el primer mandatario y demostró ser una estafa, o en buen romance, una “shitcoin” con la que se beneficiaron unos pocos y perdieron muchos.
La movida aún tiene su correlato en la Justicia local y en la norteamericana, donde investigan hasta dónde hubo ingenuidad por parte del Presidente y hastá dónde pudo haber sido un cómplice. Él mismo declaró tiempo atrás, cuando lo consultaron por su participación en otra criptoestafa de su amigo Mauricio Novelli -el contacto con Hayden Davis de $Libra-, que sus opiniones las cobra. O sea, que no promociona nada gratis. Ese es el problema.
Otro antecedente de negocio privado promovido desde el Estado es el de la llamada “Beca Presidencia” que se otorga a algunos estudiantes en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), que pertenece a Alberto Benegas Lynch, el gran amigo de Milei. El primer mandatario promocionó la beca en sus redes y Presidencia aporta apoyo logístico para su implementación. Es decir, las horas que los empleados gubernamentales pierden con esa iniciativa las pagan los contribuyentes.
Otro ejemplo igual de flagrante es el del “Derecha Fest” realizado por los tuiteros e intelectuales libertarios, que se llevó adelante el 22 de julio en Córdoba con la presencia de Milei, y otra vez cobrando entrada a pesar de que el propio Presidente se encargó de promocionarlo desde su cuenta de X, que él alega que es personal y no oficial. Un fiscal ahí, por favor. Y también está el caso reciente del encuentro organizado por el pastor evangélico Jorge Ledesma en Chaco, que también contó con la presencia del Presidente y donde también se cobraron entradas.
Milei sigue haciendo negocios desde el Estado. Negocios que son privados, pero que él impusa desde el máximo cargo público del organigrama gubernamental.