5 noviembre, 2020
En América Latina hay, al menos, 16 criterios diferentes para identificar los femicidios y cada país tiene su propia metodología para cuantificarlos, tal el caso de Argentina, donde convive un informe de la Corte Suprema y otros tres de ONGs, lo que dificulta estandarizar cifras para aportar a las políticas públicas, por lo que investigadoras impulsan webinar gratuitos para aunar criterios que inician este mes en que se conmemora el Día de la No Violencia contra las Mujeres.
Hay países que utilizan el término femicidio -tal el caso de Argentina-, palabra homóloga a homicidio haciendo referencia al asesinato de mujeres a manos de hombres, por el hecho de serlo, también homólogo a genocidio, en este caso, de mujeres.
Otros países utilizan feminicidio, concepto en español creado por la antropóloga feminista mexicana Marcela Lagarde para visibiliza la misma situación con el agregado de que la palabra quiere mostrar la ausencia del Estado en la prevención del delito.
Pero además, en algunos países la legislación se centra en los asesinatos cometidos por la pareja o expareja de la víctima dentro del matrimonio o relación de convivencia, mientras que la normativa en otras naciones es más amplia, ya que califica como femicidio/feminicidio el asesinato de una mujer a manos de cualquier hombre, motivado por el odio o la discriminación de género.
Silvana Fumega es la directora de Investigación y Políticas de la organización ILDA que lleva adelante un programa para promover y entender el uso de los datos abiertos en América Latina.
ILDA, junto a Data + Feminism Lab, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y el proyecto Femicidio Uruguay, realizarán este mes una serie de sesiones interactivas que reunirán a activistas, organizaciones de la sociedad civil, personal público, de la academia y periodistas para trabajar con datos de feminicidios.
– P: ¿Qué son los datos abiertos?
– Silvana Fumega: Los datos son los componentes necesarios para producir información. Cuando pensamos en datos abiertos, pensamos en aquellos que se encuentran en formatos digitales, estructurados y que son puestos a disposición con las características técnicas y jurídicas necesarias para que puedan ser usados, reutilizados y redistribuidos libremente por cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar, según la definición de la Carta Internacional de Datos Abiertos.
-¿Sólo datos estatales?
-SF: En muchos casos, aunque no exclusivamente, pensamos en datos que producen los Estados como parte de sus obligaciones de transparencia y que ponen a disposición de las personas para mejorar múltiples aspectos de su vida.
– ¿Por qué decidieron trabajar con datos de femicidios?
– SF: ILDA es una organización latinoamericana diversa e inclusiva, que tiene como objetivo generar y utilizar evidencia para resolver algunos de los problemas más apremiantes que enfrenta la región de una manera ética. Uno de los principales problemas en América Latina es la violencia de género, la cual a menudo conduce al trágico resultado del femicidio/feminicidio.
– ¿Cuál es la importancia de estandarizar los datos para reflejar los femicidios?
– SF: Una analogía muy sencilla es la que usa mi colega Hassel Fallas, investigadora en este proyecto de estandarización. Ella suele ilustrar el problema comparándolo con las manzanas: si le preguntamos a varias personas que se imaginen una manzana pensarán en una fruta, pero cuando le pedimos que describan las principales características de esas frutas, algunas dirán que es roja, otras que es verde, algunas responderán que es agria, otras dulce. Esto mismo es lo que sucede con la producción de datos de femicidio/feminicidios a nivel regional.
– Incluso con la conceptualización del delito.
– SF: Tanto las diferencias conceptuales como los factores que inciden en la criminalización de estos actos generan disparidades en la forma en que cada país registra las estadísticas sobre femicidios/feminicidios. Aunque los 18 países en América Latina reconocen el femicidio como un delito, no todos toman en cuenta las mismas variables al definir y caracterizar el delito. Por lo tanto, los datos dentro de estos países no son comparables.
– Por eso es fundamental estandarizar…
– SF: En este contexto, construir un estándar que nos permita registrar las mismas variables en un mismo formato en toda la región nos permitirá tener una foto más acabada de la situación que enfrentamos.
ILDA lanzó el proyecto de Estandarización Regional de Datos sobre Femicidio con el apoyo inicial del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) y la Fundación Avina y, en una segunda etapa, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
– ¿Qué aportó este primer proyecto?
– SF: Tuvo como objetivo comprender mejor los datos en la región sobre feminicidios mediante el análisis de cómo se construyen los datos, las variables consideradas, la metodología empleada y, por último, el nivel de acceso que cada país brinda a los datos. Por todo ello, nuestro trabajo sostiene que la estandarización de datos ayuda a informar el debate sobre el tema de femicidio/feminicidio. Específicamente, ayuda a los gobiernos y las sociedades a idear formas de impulsar políticas públicas que mejoren no solo la recopilación de datos, sino también las acciones para abordar el problema. Si bien la estandarización y apertura de los datos no es una solución mágica, arroja luz sobre el tema y, lo que es más importante, brinda la oportunidad de reflexionar sobre lo que debemos esperar de los organismos públicos que producen datos.
*AT, NA