18 agosto, 2024
Un diario imaginario y una ficción histórica abordan la esfera privada del prócer, a través de las miradas de su esposa y de su hija; hoy se cumplen 174 años de la muerte del Libertador
Por Daniel Gigena*
Dos novelas históricas protagonizadas por las mujeres más importantes en la vida del general José de San Martín, María de los Remedios de Escalada y Mercedes Tomasa de San Martín, exploran la intimidad del héroe máximo de la Argentina. Fueron escritas por mujeres: La Mendocina (Dunken, $ 12.000), de Alejandra Guibert, y Remedios de Escalada (Ediciones B, $ 23.599), de Silvia Puente, iluminan a través de los puntos de vista de la hija y la mujer del Libertador, respectivamente, aspectos poco conocidos de la esfera privada del padre de la patria. Hoy se conmemora el 174° aniversario de la muerte de San Martín, en Boulogne-sur-Mer, a los 72 años.
Guibert (Buenos Aires, 1958) es traductora literaria de profesión, pero desde hace varios años se dedica de lleno a literatura. “Tengo seis libros escritos, de los cuales he publicado tres -dice a LA NACION-. Hacía tiempo que tenía la idea de escribir un libro para la Argentina, un trabajo que me brindara una conexión profunda con mi país y su cultura, pero principalmente con su gente. Quería escribir sobre un personaje histórico femenino de relevancia. Comencé a indagar, pero ninguno sobresalía con claridad. Fue entonces cuando una amiga querida a quien no veía hacía años me sugirió el nombre de Merceditas”.
La primera reacción de Guibert fue descartar al personaje. “Intuía que no habría mucha información sobre su persona, además de las consabidas máximas que le había escrito su padre cuando era una niña -cuenta-. En un viaje a Buenos Aires constaté la escasez de registros históricos sobre Mercedes. Cuanto menos encontraba sobre ella y más leía sobre la vida de San Martín, con mayor fuerza y claridad se formaba la voz de Mercedes en mi imaginario, iluminada en el entorno de la vida de su padre”.
«Su voz ha estado ausente en la historiografía sanmartiniana, más allá de algunas pocas cartas suyas, o cartas de San Martín sobre ella que poco se conocen», dice Guibert sobre Mercedes San Martín
«Su voz ha estado ausente en la historiografía sanmartiniana, más allá de algunas pocas cartas suyas, o cartas de San Martín sobre ella que poco se conocen», dice Guibert sobre Mercedes San Martín
Gentileza
La novela toma la forma de un diario. “Muy pronto me di cuenta de que no era sobre Mercedes que debía escribir, sino desde su experiencia de vida, su mente y su espíritu -afirma la autora-. El libro me pedía que le diera la voz histórica que no había tenido. Su voz ha estado ausente en la historiografía sanmartiniana, más allá de algunas pocas cartas suyas, o cartas de San Martín sobre ella que poco se conocen. Sin embargo, estos esbozos de su personalidad me han guiado para expandir su conciencia a través de un proceso intuitivo donde la propia Mercedes me ayudaba a articular sus pensamientos, pareceres y emociones. Fue un proceso conmovedor y un profundo privilegio”.
La Mendocina abarca el período que va desde diciembre de 1847 hasta los días posteriores al fallecimiento de San Martín, exiliado en Francia, en 1850. “El relato comienza a partir de la incertidumbre y preocupación de Mercedes frente a los eventos que constituyen la antesala de los disturbios revolucionarios de febrero de 1848, que incitan a la familia a dejar París -dice Guibert-. Mercedes nos interioriza sobre el impacto que tienen estos hechos en la familia, y nos abre una ventana para observar la cotidianidad, las costumbres y las reflexiones íntimas sobre estos dos últimos años en la vida del padre y la familia en Boulogne-sur-Mer”. Dedicó la novela a su padre, el poeta y pintor Fernando Guibert.
La autora consultó diversas fuentes. “Todas fueron verdaderamente inspiradoras”, reconoce. Entre otras, menciona Diario íntimo de San Martín, de Rodolfo Terragno; Don José, de José Ignacio García Hamilton; Remedios Escalada de San Martín, de Florencia Grosso, y El general San Martín en Europa, de Benjamín Vicuña Mackenna. En la Casa San Martín en Boulogne-sur-Mer, le brindaron acceso ilimitado a la biblioteca, con libros, volúmenes de cartas y documentos históricos.
“También pasé varias horas diarias en los archivos de Boulogne-sur-Mer donde, con la ayuda de una traductora del francés, sondeamos en copias originales del periódico L’Impartial, para conocer los acontecimientos diarios de la época en la ciudad marítima; hechos que sin duda habrían tocado la vida de la familia de San Martín de una u otra manera. Antes de partir, descubrí en la Biblioteca Municipal el valioso Almanaque de Boulogne-sur-Mer, publicado por primera vez en 1848, donde encontré nombres reales de negocios, calles, lugares y habitantes de la ciudad, que le dieron al libro un contexto vívido para este relato personal en la voz de Mercedes”.
El diario ficcional de Mercedes registra aspectos de la salud y la personalidad de San Martín, así como sus desasosiegos y preocupaciones. “En última instancia, su manera de enfrentar la muerte -destaca la autora-. Estos dos últimos años marcan el deseo espontáneo de San Martín de fusionar a los dos seres que lo conforman: el héroe, con todos los matices que constituyen su vivencia a raíz del exilio, con la admiración de muchos pero también el vilipendio y acosamiento en la distancia; y el hombre de familia que se entrega al cuidado de su hija y al amor de sus nietas en el silencio de su bagaje interno”. El marido de Mercedes, Mariano Severo Balcarce, y sus hijas, María Mercedes y Josefa Dominga, integran el elenco de la novela.
Para Guibert, San Martín representa un “modelo más actual que nunca de lo que significa ser humano y de la experiencia terrenal de servicio y evolución espiritual que debe ser nuestro faro para vivir en paz y en armonía”.
“Ayer pasamos una tarde lluviosa de domingo seleccionando los libros de papá. Mariano escogió unos cuantos y el resto fue a parar a un baúl. Apilamos los libros a un costado, la extrañeza de verlos sobre el piso con lo ordenado que era. Mañana vendrán dos hombres para llevarse el baúl que hará un largo viaje; el que no dudo haya sido para papá el más deseado e imposible, ahora sus libros lo harán en su lugar. Le pedí a Mariano que los done a la Biblioteca Nacional de Buenos Aires”, se lee en una de las entradas finales del diario de Mercedes.
A los que esperan con ansiedad respuestas de los editores, les servirá saber que La Mendocina se publicó de manera independiente y que los gastos corrieron por cuenta de la autora. “Gracias al interés y el apoyo del profesor Carlos Campana, que escribió el prólogo, y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Mendoza, pudimos organizar su lanzamiento y presentación en la casa donde nació Mercedes y de donde partió el Libertador una mañana para emprender el cruce de los Andes”, dice.
El 24, en conmemoración del nacimiento de la hija del héroe y el Día del Padre Mendocino, se realizará una representación teatral basada en la novela en la Plaza San Martín, en la capital mendocina. La novela, además, estará presente en la Feria del Libro de Frankfurt en octubre y en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a finales de noviembre, en el stand de la Argentina. Por último, Guibert la presentará en la embajada argentina en Londres el 6 de noviembre y en la embajada argentina en París el 26 de noviembre, para luego hacer la presentación en la Casa San Martín en Boulogne-sur-Mer.
En Remedios de Escalada. El escándalo y el fuego en la vida de San Martín, la escritora y periodista Silvia Puente presenta a la audaz joven de familia aristocrática que enamoró a quien sería el héroe de la Independencia. Remedios y José (veinte años mayor que ella) se conocieron en marzo de 1812 y se casaron meses después.
“No la elegí, me la propusieron -dice Puente sobre la novela-. Me tomé mi tiempo para aceptar mientras investigaba porque, como dijo mi madre, Remedios estaba considerada una ‘bordacalcetas’. Mientras investigaba dentro de la Biblioteca Nacional, me encontré con algunas cosas sorprendentes. Por ejemplo, los afiches que hicieron para donar joyas para la Revolución. Allí estuvo Remedios, como también en el Café de Marcó donde se reunían. Me fasciné y dije que sí”.
Con encanto, Puente compone un retrato de la joven que, de vivir en Buenos Aires al amparo de sus padres adinerados, acompañó a San Martín cuando fue designado Gobernador Intendente de Cuyo, en 1814. “Yo ya sabía que dejaba la comodidad y el confort de las casas de mis padres. Los vestidos que llegaban de París, las tertulias, los bailes. Que me tocaba el aprendizaje de la austeridad”, reflexiona Remedios. Además de la austeridad, le quedarían por aprender algunas características “atemporales” de la vida conyugal, como los celos y engaños.
“¿Quieren saber si hubo infidelidades? Las hubo, de ambas partes. Pero para eso compren el libro”, bromea la autora. “De todas las versiones que hubo y hay sobre esta pareja, yo elegí que se enamoraron realmente -agrega-. Cada capítulo de Remedios de Escalada está centrado en los movimientos que dio esa pareja en la gran historia latinoamericana y cómo estaban anclados en lo que sucedía, políticamente hablando. Y en cómo era esa aldea, nuestra Buenos Aires: su barro, sus ferias, sus olores, sus fiestas, el bañarse desnudos de noche en el río, la moda, la arquitectura española y lo que aportaron los ingleses que eligieron quedarse. Para escribir lo que sucedió en Mendoza tuvimos que hacer la misma investigación que hicimos para Buenos Aires; hablo en plural porque en esto me ayudó mucho mi amiga chilena Francisca Rozas, que por entonces vivía aquí”.
En la infancia, Remedios es testigo de los sucesos de la Semana de Mayo y apoya, como su padre, a los revolucionarios. También encuentra a referentes femeninos. “Mariquita me encantaba, por su estilo, y porque era la gran anfitriona. En esto mi padre había encontrado una competidora que le llevaba varios cuerpos de ventaja”, razona sobre Mariquita Sánchez de Thompson. Más adelante, siguiendo su ejemplo, organizaría encuentros sociales para animar a las mujeres mendocinas a respaldar los planes del Libertador.
“San Martín me parece un genio -concluye Puente-. Si por el norte nunca llegábamos hay que cruzar los Andes, se dijo. Instalaron en Mendoza un campamento y allí aparece una figura muy atractiva, que es la de Fray Luis Beltrán, un fraile que dirige y se ocupa de la fabricación de las armas. En Mendoza no hubo un llamado a donar joyas; San Martín expropió. Entrenó un ejército, destinó espías para el ida y vuelta por la cordillera, hizo planos y dibujos. Cuidó el diseño de la ropa de los soldados, especialmente el calzado para que no se congelaran, a diferencia del descuido que hubo en la guerra de Malvinas”.
La novela se extiende un año después de la prematura muerte de Remedios, en 1823, y escolta a San Martín, que ha obtenido la tenencia de su hija, cuando se embarca en el puerto de Buenos Aires rumbo a Europa.