El equipo periodístico de Ruido viajó a ese desierto inacabable de grandes montañas y volcanes, extensos campos de piedra pómez y manadas de vicuñas que buscan pasto y agua.
Sólo rompen el silencio del paisaje lunar, tan cautivante como inhóspito, los camiones de las empresas mineras que van y vienen de las plantas de extracción de litio. Allí se levanta el proyecto Fénix de Arcadium Lithium que opera en el Salar del Hombre Muerto, la mina de litio más antigua de Argentina.
Las huellas que dejó la minería podrían ser una advertencia sobre el impacto para el medio ambiente a futuro, mientras en Argentina se multiplican los proyectos de litio.
Las manchas negras de vegetación muerta es lo primero que se aprecia sobre la vega seca, donde hace pocos años se veía la continuación del río Trapiche. La tierra reseca se extiende por unos siete kilómetros de largo, donde antes corría el agua que alimentaba pastizales, vicuñas, pumas, gatos andinos y hasta tres especies de flamencos. Ya no se ven esos animales en la zona.
El viaje de Ruido al Salar de Hombre Muerto es parte de una investigación coordinada por el Centro Latinoamericano de investigación Periodística (CLIP), junto con Nómadas de Bolivia, Dialogue Earth, CIPER de Chile y estudiantes de maestría de la Universidad de Columbia, en Nueva York, que se propuso indagar sobre la otra cara del litio, un mineral que se propone como una solución al cambio climático pero que ya ha causado impactos ambientales tangibles en Argentina y en Chile.
Junto a Bolivia, estos países forman el Triángulo del Litio, la zona que acumula el 53% de las reservas de litio del mundo, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Aunque la mayoría de los proyectos mineros están aún en etapas previas a la explotación, los daños ambientales que ocasiona la extracción del litio ya son visibles en las zonas que llevan más tiempo funcionando, según se pudo comprobar durante esta investigación periodística.
Una vega del río Trapiche se secó en Argentina y en Chile investigadores académicos han registrado que las zonas del Salar de Atacama más expuestas a la explotación de minería de litio se han hundido hasta dos centímetros en los últimos años.
Estas consecuencias abren un interrogante sobre cuáles podrían ser los daños para la región que abastece de litio para fabricar baterías de celulares, computadoras o autos eléctricos que circulan en Estados Unidos y Europa para cumplir con sus metas medioambientales. Un deja vu de las históricas prácticas mineras que afectaron a la región.
Resistencia local
Atacameños del Altiplano es una de las comunidades originarias que se han organizado para evitar que otros ríos se sequen en el norte de Argentina por la minería de litio. Hace pocos meses tuvieron un triunfo en esa batalla: la Corte Suprema de su provincia, Catamarca, admitió el daño que la minería del litio le hizo al río y frenó su expansión hacia el arroyo Los Patos, hasta tanto un estudio de impacto ambiental acumulativo confirme que no correrá la misma suerte que el río Trapiche.
“Al principio los cortes de ruta eran por cuestiones laborales, pero veíamos también que se consumía mucha agua, que la vega se secaba”, relata Alfredo mientras conduce. “Hablamos con el gerente, hicimos reclamos, pero nada”, detalla. Luego nos cuenta que la familia Condorí, que vivía en la orilla de la vega, tenía ovejas y más de 300 llamas. Ahora tiene sólo ocho llamas. Ya no pueden criar animales sin agua. “Se van a tener que ir”, se lamenta.
Para su esposa, Elizabeth Mamani, 45 años, y también activista de Atacameños, el litio significa avance tecnológico, pero también “muerte a futuro, porque sabemos que hay mucho desastre ambiental por esa explotación, mucha sequía y pérdidas. Tiene un sentido económico para la población, pero para mí no significa nada más que destrucción”.
La planta Livent
Argentina exportó litio por US$ 835 millones en 2023, lo que representa el 15% de las exportaciones mineras del país, según datos oficiales. La mayoría del litio se vende a China, donde luego se producen las baterías que alimentan a los autos eléctricos, pero también a teléfonos celulares y computadoras.
Arcadium Lithium está a cargo de Fénix (en el Salar del Hombre Muerto), el mayor proyecto de litio de Argentina, que opera desde 1998. Para tener una idea de lo que este proyecto representa: el año pasado generó casi la mitad (22 mil toneladas) de las 51 mil toneladas de carbonato de litio que se produjeron en el país, según datos oficiales.
Las otras tres minas que están produciendo en Argentina son Centenario Ratones, en Salta; y Cauchari-Olaroz y Olaroz en Jujuy. Una quinta, Sal de Oro, entre Catamarca y Salta, está a punto de comenzar producción.
Pese a que históricamente el proyecto Fénix en Hombre Muerto fue manejado por Livent, esta compañía de capitales estadounidenses se fusionó a principios de 2024 con la australiana Alkem para crear Arcadium Lithium. Y el proyecto volvería a cambiar de manos: la gigante Río Tinto anunció hace días un acuerdo para comprar Arcadium Lithium con todos sus activos, lo que incluye la mina Fénix.
¿Cuáles son las ganancias de este proyecto? Al cierre de 2023, Livent informó haber obtenido 882 millones de dólares de ingresos brutos e ingresos netos por 330 millones de dólares, un aumento considerable frente a las cifras de 2022, según el reporte que presentó Arcadium a la Securities Exchange Commission. También reportó 2.400 empleados, luego de la fusión.
Argentina es el cuarto productor global de litio, detrás de Australia, Chile y China, pero su potencial de reservas es aún mayor.
Potencial del litio argentino
Como en ninguno de los otros países del triángulo del litio, en Argentina hay unos 40 proyectos en etapas previas que podrían alcanzar la producción en el corto plazo, según datos oficiales. La llegada de Javier Milei al poder y la nueva legislación impulsada por su gobierno, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), motiva el desembolso de capitales para proyectos mineros con beneficios impositivos, aduaneros y financieros que permiten, por ejemplo, la liquidación de hasta la totalidad de los dividendos al poco tiempo de comenzar la fase de operación.
“Desde que Milei asumió como presidente hay consultas permanentes de compañías mineras porque percibían un cambio en el clima de negocios. Recibimos llamadas en embajadas, en la Secretaría de Minería y también en las provincias preguntando por el litio. El RIGI no fue implementado específicamente para el litio, pero colabora como una herramienta más para proyectos a largo plazo con inversiones superiores a US$ 200 millones”, indicaron fuentes de la Secretaría de Minería de la Nación.
La implementación del RIGI podría impactar directamente la actividad minera del Salar del Hombre Muerto. Arcadium había anunciado el pasado septiembre que estaba en conversaciones con la Secretaría de Minería para ingresar al nuevo RIGI. “Estamos atravesando varias etapas de expansión para aumentar la producción de carbonato de litio a 100 mil toneladas métricas para el final de la década. Esperamos completar la primera fase en 2024, y subir la capacidad a 40 mil toneladas métricas aproximadamente”, publicó Arcadium en su página web. Aunque se desconoce si Río Tinto continuará con el plan de expansión.
De todas formas, la posibilidad de expandir la minería de litio en el salar, que ya cuenta con una advertencia judicial, vuelve a despertar dudas sobre el impacto que podría tener su actividad sobre el agua y la biodiversidad de ese ecosistema.
Freno judicial en Hombre Muerto
En marzo de 2024, a partir de un amparo ambiental presentado en 2021 por el cacique de la comunidad Atacameños del Altiplano, Román Guitian, la Suprema Corte de Justicia de Catamarca le ordenó al gobierno provincial abstenerse de otorgar nuevos permisos para la actividad minera en la zona del arroyo Los Patos, hasta que se realice un estudio de impacto ambiental “acumulativo e integral” (aún no presentado por la Provincia).
Uno de los argumentos del fallo judicial es, precisamente, el impacto negativo sobre la vega del Trapiche, “toda vez que se encuentra probada la existencia de diversos proyectos mineros cuyas consecuencias impactan sobre la misma zona, sin que se adviertan acciones tendientes al estudio de impacto ambiental, como lo exige a modo de presupuesto mínimo la materia ambiental”, se lee en la resolución.
Se trata de la zona hacia donde Arcadium Lithium y Galaxy Lithium (proyecto Sal de la Vida) pretenden ampliar sus proyectos de extracción de litio, apenas unos kilómetros al este del río Trapiche. El estudio solicitado por la Justicia deberá abarcar “el paisaje, la fauna y flora del lugar, el clima y el ambiente en general, así como las condiciones de vida de los habitantes del lugar y de la comunidad indígena afectada”.
Durante el viaje a la puna catamarqueña, los periodistas pudieron constatar que la vega del Trapiche que se secó llegaba hasta la planta de Arcadium Lithium, donde el agua entraba a las instalaciones mineras para ser usada en el proceso de extracción del litio. Ahora, la empresa construyó una especie de represa o dique aguas arriba de donde se secó el río, que embalsa el agua que va llegando. Y de allí lo transporta hasta la planta por un ducto.
Arcadium, en ese momento a cargo de la mina, aceptó en su memoria de 2022 que hubo cambios en el ecosistema del Salar del Hombre Muerto, aunque aseguran que son reversibles. “Una de las conclusiones más importantes obtenidas de nuestro trabajo de modelado en el Acuífero Trapiche es que los efectos sobre los recursos hídricos son reversibles y que el plazo estimado para la recuperación de las condiciones previas al desarrollo es de 10 años tras el cese de las extracciones”, señaló la minera Livent, que en ese momento manejaba el proyecto.
La compañía argumenta en ese documento, además, que aportan la única actividad económica de una zona muy despoblada. “En un radio de 60 kilómetros alrededor de las instalaciones residen menos de 20 personas, y la ciudad más cercana está a casi dos horas en automóvil. A diferencia de otros salares, en el Salar de Hombre Muerto no existen otras industrias, y el duro entorno generado por la altitud impide la agricultura y la ganadería comercial”, indicaron.
Plásticos en el río Trapiche
Ruido constató otros cambios en el trazado del Trapiche, ya que en algunos de esos tramos río arriba, presumiblemente para lograr un mayor caudal, forraron el cauce con plástico, de manera que queda embolsado, sin dejar que el agua se escurra en la tierra o hacia las márgenes.
“A priori, viendo esas fotos, es una alteración muy importante al ecosistema y a la posibilidad de vida de peces o algas imprescindibles para que funcione”, dijo la bióloga Cecilia Estrabou, directora del Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Universidad Nacional de Córdoba (Cernar-UNC) a esta alianza. “Pero además puede haber una producción importante de microplásticos, contra la que el mundo está luchando de manera muy fuerte. Ponerlo en un río -del que seguramente toman animales, plantas, etc- es una alteración perjudicial para las redes tróficas, por un lado, y para el uso del agua por los organismos vivos”, agregó.
Desde la empresa no respondieron por qué se colocaron esos plásticos en el río. Sí lo hizo un vocero oficial del Ministerio de Minería de Catamarca, quien señaló que se trata de “obras de canalización diseñadas para minimizar la percolación y evaporación del agua, optimizando su recolección y almacenamiento en la reserva del dique Trapiche, lo que permite un uso más eficiente del recurso hídrico”. Y agrega que la “autorización para todas estas obras fue otorgada por la Dirección de Riego de la Provincia de Catamarca mediante la Resolución N° 65 del 08/07/1994” (Ver la respuesta oficial completa).
Es decir que se trataría de una autorización emitida hace 30 años. Alfredo Morales, que suele recorrer el lugar con frecuencia, dice haber percibido esos plásticos apenas hace poco tiempo.
Ante la consulta de esta alianza, desde el gobierno provincial afirmaron que realizan controles y que “el uso de plásticos en las obras de canalización no representa ningún peligro para el medio ambiente, ya que el material empleado es inerte, no biodegradable y está diseñado específicamente para minimizar cualquier interacción adversa con el entorno natural”.
La compañía no autorizó la visita de Ruido a su planta en el Salar de Hombre Muerto, ni tampoco respondió ninguna de las preguntas realizadas por esta alianza periodística relacionadas con el fallo judicial, con la vega del río Trapiche o con la extracción de agua del arroyo Los Patos.
Como hace con todas las grandes mineras, la agencia de calificación internacional Standard & Poor’s evaluó en 2023 el desempeño de Arcadium Lithium: su calificación general, que incluye un análisis sobre sus políticas de medio ambientales, sociales y de gobernanza, fue de 47 puntos sobre 100. Los expertos coinciden en que las calificaciones por debajo de 50 puntos son consideradas negativas. Aunque esa evaluación particularmente para medio ambiente (que incluye todos los proyectos de la compañía, ya sean de litio u otros negocios) obtuvo una nota mejor: 55 puntos sobre 100.
Los Patos, zona de riesgo
Varios kilómetros al este de la planta extractora de litio, manadas de vicuñas y flamencos beben del arroyo Los Patos, aún ancho y majestuoso pese a las visibles huellas de un cauce antaño mucho mayor.
A los costados, siete contenedores protegen las perforaciones y bombas que sacan el agua de la cuenca, a varios metros de profundidad. No existen carteles para saber a cuál de las mineras cercanas pertenecen. Uno de los grandes interrogantes es, como sucedió con el río Trapiche, si este arroyo también podría secarse.
“Me gustaría que graben el caudal de Los Patos para que quede registro de lo que va a ser el día de mañana”, desafió el activista Morales. “Con la comunidad nos opusimos a que dañen el río. Hay muchas aves y animales silvestres”. Y contó que propusieron hacer la represa al final del río Los Patos, donde ya no hay casi animales. “Pero arrancaron con estas perforaciones y el acueducto que saca al lado del río, lejos de donde dijimos”, relató Alfredo. No pueden ver la cantidad de agua que sacan porque la toman abajo de la tierra. “Luego dirán que el río se secó por el cambio climático”, remató.
Desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), una de las organizaciones que impulsa las causas judiciales para defender el ecosistema del salar, aseguraron a esta alianza que en el Salar del Hombre Muerto, más específicamente en la zona de Los Patos, el gobierno de Catamarca no realizó “una evaluación de impacto ambiental que contemple los efectos acumulativos de estas iniciativas”.
“Las comunidades locales son afectadas por la minería de litio en su territorio y su ambiente, así como en sus derechos derechos básicos como el acceso a la información, a la participación, al consentimiento previo libre informado y el acceso a la justicia”, afirmó Leandro Gómez, coordinador del Programa Inversiones y Derechos del área de Política Ambiental de la FARN. Para esta organización, esos proyectos mineros no respetan la Ley General del Ambiente –que establece el deber constitucional de preservar el ambiente– ni el Acuerdo de Escazú -Ley 27.566.
Gómez menciona el estudio de FARN que señala que la minería de litio consume grandes cantidades de agua en zonas como el Salar del Hombre Muerto, “que son particularmente áridas y que cada vez están más secas como consecuencia del cambio climático”.
Y remarcó el riesgo de no contar con información sobre los impactos ambientales acumulativos de la actividad minera.
Alfredo Morales no está seguro de que sea un triunfo el fallo que prohíbe -por ahora- ampliar los proyectos mineros hacia el río Los Patos. Desconfía del Poder Judicial, y de todos los poderes. Tampoco es optimista su esposa, Elizabeth Mamani, integrante de Atacameños.
“El fallo judicial es una ventaja fuerte que marca un precedente importante en donde se viene luchando por defender el agua, pero a su vez siento que con esta Justicia, como venimos y como estamos, nos van a vallar continuamente los territorios”, aseguró Mamani, la esposa de Alfredo. “Ojalá -sigo rogando- que la Pacha nos proteja, que nos siga dando esperanza. Pero también sabemos que es muy difícil frenar algo”.
La discusión del impacto
Además de las conclusiones ya mencionadas sobre el Salar de Hombre Muerto, la FARN sostiene que el uso de salmueras para la minería de litio puede provocar un desequilibrio en la hidrología del salar: se salinizan las reservas de agua dulce y afectan la cantidad y calidad de agua dulce de la cuenca afectando tanto la disponibilidad como la calidad de agua dulce. Una vez que eso pasa, el agua sale del sistema y no vuelve a ser recuperada con sus mismas condiciones y características.
Por sus estudios en otros ecosistemas similares como el Salar de Olaroz-Cauchari, Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, la FARN ha constatado que “en los humedales de altura ya se registran los impactos de las crisis climática y ecológica que incrementan las presiones que naturalmente los caracterizan, como su extrema aridez, las altas tasas de evaporación y radiación solar, y el déficit hídrico natural permanente”.
En el último reporte disponible de sustentabilidad de la compañía de 2022, que enviaron a esta alianza como única respuesta a las preguntas realizadas, la minera sostiene lo contrario. Es decir, que los efectos de la minería de litio son reversibles y que la compañía utiliza muy poco del agua que fluye a caudales desde la Cordillera de los Andes: apenas el 2%. Reportaron que trabajan con especialistas externos para asegurarse de que “la extracción de agua y salmuera se realice a un ritmo que mantenga el equilibrio natural de este ecosistema”, que están vigilados por el gobierno provincial.
También hacen referencia a un estudio en la zona del Triángulo del Litio que incluye minas en Argentina, Bolivia y Chile realizado por investigadores de las universidades de Alaska y de Amherst en Massachusetts, Estados Unidos, financiado por la fabricante de automóviles BMW y BASF, la industria química alemana. “Las conclusiones generales del estudio confirmaron nuestra comprensión de las singulares características hidrológicas del Salar del Hombre Muerto, así como la disponibilidad de recursos hídricos suficientes para llevar a cabo operaciones y expansiones de manera responsable”, sostuvo la minera.
Ruido y el CLIP no pudieron identificar esa investigación académica, ya que el reporte de Livent no contiene ningún detalle más específico que el mencionado. Sin embargo, en una investigación mucho más reciente de esas mismas universidades, publicada en abril de 2024, se puede leer que “hasta ahora no ha habido una comprensión fiable y completa de cómo funcionan exactamente los sistemas hidrológicos en paisajes extremadamente áridos, lo que significa que los reguladores ambientales no tienen la información que necesitan para gestionar mejor la industria minera y la transición a un futuro ambientalmente más sostenible”.
Esa es la conclusión del equipo de investigación dirigido por la Universidad de Massachusetts Amherst, en colaboración con la Universidad de Alaska-Anchorage y la Universidad de Columbia, con base en un análisis hidrológico más amplio “jamás realizado en la región de los Andes secos en Chile, Argentina y Bolivia”. Los investigadores aseguraron que se trata de ambientes “extremadamente sensibles a cualquier actividad, como la minería, que pueda alterar la presencia, la composición y el flujo de las aguas superficiales y subterráneas”.
Por último desde la empresa aseguraron que junto con la Fundación EcoConciencia y vecinos de la región realizan tareas ambientales como la replantación de árboles, mejoras en el sistema de riego, monitoreo de especies y seguimiento de la fauna en la zona.
Rodolfo Tarraubella, presidente de EcoConciencia, dijo a Ruido que sólo dieron el puntapié inicial en 2021, organizando reuniones y colaborando para trasplantar 25 mil plantas. “De aquí en más sólo ayudamos un poco. La compañía puso su propia gente para hacer monitoreo y seguimiento”. Y aclaró que la entidad no recibió ni recibe dinero de la compañía, sino que se financia con proyectos derivados “del mercado de bonos verdes, bonos de carbono y certificación de ODS (Objetivos de desarrollo sostenible) a la estrategia corporativa”.
El problema para los habitantes de la región y sus animales es que el río se está secando ahora, una solución a 20 años suena lejana a sus necesidades. “El agua es vida. Sin agua no hay vida para nadie. No se puede comer litio. O un celular”, responde con cierto humor ácido Morales, cuando ya vamos de regreso hacia Antofagasta de la Sierra, el poblado que queda más cerca del Salar del Hombre Muerto.
Alternativas económicas
Los dos mil habitantes (según el Censo 2022) de Antofagasta viven peor que en los campamentos mineros del Salar. No tienen servicio de gas natural, sufren cortes de luz casi a diario, pues se alimenta sólo con grupos electrógenos, y en el verano el agua escasea. El intendente Mario Cusipuma, quien asumió a comienzos de 2024, apuntó sus primeros esfuerzos a un nuevo Código Tributario municipal, con el cual pretende que las empresas paguen más impuestos locales y se vea “el derrame” de los recursos mineros.
¿Por qué hasta ahora no se ve ese derrame de la minería? Un ejemplo: Livent notificó ingresos en el último reporte (2022) por 813,2 millones de dólares y un beneficio bruto de 366,7 millones de dólares, sin contar los descuentos por impuestos, depreciaciones y amortizaciones. La empresa asegura en ese documento que invirtió en la comunidad de Catamarca US$ 2,8 millones en el “Programa de Relaciones Comunitarias en Catamarca para brindar asistencia en áreas como salud, nutrición, educación, capacitación, calidad de vida, acción por el clima, desarrollo local y Empleo”; otros US$ 152 millones en inversiones de capital en Argentina más US$ 8 millones en aportes al Fideicomiso de Infraestructura en la provincia.
Otro ejemplo: en Jujuy, la empresa Alkem (que formó Arcadium Lithium con Livent) indicó en su reporte de sustentabilidad de 2023 que de los US$ 592,2 millones de ingresos récord que alcanzó ese año con el proyecto Olaroz (Jujuy), US$ 76 millones los destinó a pagar impuestos en Argentina, incluido el 3% de regalías que deja a la provincia.
¿Cuánto aporta el litio en el empleo? A comienzos de 2024 había en Salta, Catamarca y Jujuy 2.968 trabajadores contratados por estas mineras en proyectos de litio, según registros del Ministerio de Economía de la Nación. Esto representa menos del 1,5% de 184 mil empleados públicos que suman entre las tres provincias.
En el tablero de los negocios, tanto Arcadium como Río Tinto son de las mineras más importantes a nivel mundial, pero la nueva oleada de inversiones llegó en los últimos años desde China. Juliana González Jáuregui, doctora en Ciencias Sociales especializada en inversiones chinas en América Latina lo explica: “El papel que juega China en el triángulo del litio es cada vez más relevante, sobre todo en Argentina y eso tiene que ver con la legislación nacional, que es más liberal en comparación con Chile y Bolivia”, aseguró en una entrevista con CLIP. Y agregó, como factor determinante, la alta capacidad financiera de estas compañías. Eso les permitió, por ejemplo, hacer ofertas de hasta 1000 millones de dólares por minas de litio en Argentina.
En el otro extremo está Cusipuma, el intendente de Antofagasta, la unidad administrativa pública más pequeña que puede exigir retribuciones a las grandes mineras. El funcionario está decidido a que los vecinos se queden con una porción de la explotación del litio. “Buscamos regular las tasas y cambiar el paradigma”, dice en una entrevista con esta alianza. Explica que ahora están diseñando proyectos para mejorar la infraestructura, los servicios públicos de energía eléctrica y agua potable. Además quieren llevar el gas natural a la ciudad y la pavimentación de la ruta 43 hacia la provincia de Salta, obras que se hacen con un fideicomiso minero y con aportes extras de estas compañías. Las mineras usan esa ruta ya que la mayoría de los desechos de la extracción de litio se transportan en camiones a plantas de tratamiento en Salta. La misma ruta podría fomentar el turismo, otro de los objetivos del intendente para diversificar los ingresos.
La activista Mamani también quiere acercar la lucha por el litio a los turistas. Uno de sus emprendimientos es un negocio de artesanías: “Vendo estos productos no sólo por la plata, sino también para explicarles lo que está pasando con el litio, porque no saben y agradecen escucharlo. Me da mucha impotencia la situación, pero no dejaría Antofagasta. Hay posibilidades de crecer, de valorar la tierra, del turismo, de una sustentabilidad grande para mis hijos y para la población, que todavía no despierta. Antofagasta es mil maravillas en una”.
Como dice Mamani, Antofagasta ofrece bellezas naturales incomparables, pero de difícil acceso por su escasa infraestructura y la falta de servicios de alojamiento o gastronomía. Por ahora, la belleza de esa parte de la puna catamarqueña está reservada -además de algunos aventureros que se animan a llegar- para la minería del litio.