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23 junio, 2020

Las estadísticas de tres empanadas

Por Fernando Sinley

Siempre me emociona cuando en un informe del clima aparece una probabilidad de lluvia del 50%, ya que me hace imaginar al vecino mojándose el dedo índice, apuntando hacia el cielo y con una gran sonrisa decirme “Puede que mañana llueva!”.

Pero que chorrada de estadística es esa. Mil ochocientos años de estudio del clima, súper computadoras realizando modelos matemáticos para lograr precisión, para que el resultado sea “Puede que sí, como puede que no… fifty/fifty”.

Pocos saben que a diferencia de la meteorología la estadística es una ciencia formal, al igual que las matemáticas, y donde dos más dos es siempre cuatro y eso es la ley.
Algo similar al clima sucede con las encuestas, las cuales tienen cada vez más protagonismo en nuestras vidas.

El ex presidente Menem usaba su “bruja tarotista” para que le indique si iba a ganar la próxima elección, o si debería viajar al inframundo para doblegar el destino de los argentinos y lograrlo; y curioso o no, logró ser presidente por 10 años consecutivos. Pero a diferencia de él, el ingeniero y ex presidente Macri decidió utilizar otra clase de hechicería llamada “encuestas”.

 

Cosa ‘e mandinga

 

Bien, resulta que si le pregunto a mis vecinos de la cuadra a quien votarían, lo anoto en un papelito, agarro una calculadora y con un par de botones puedo saber quién será elegido. Algo parecido se hizo durante todo el 2015 y daban como ganador indiscutible al deportista y ex vicepresidente Daniel Scioli, hasta que ya no lo fue y perdió por paliza.

¿Acaso el mismísimo Mauri bajó hasta el infierno, para firmar un pacto con Belcebú, y lograr salir victorioso en esas elecciones con todas la matemáticas en su contra? Pues no, y el mismísimo economista Diego Giacomini se arrancaría el resto del pelo si leyera las burradas que acabo de escribir. Así que analicemos bien el tema.

 

Las encuestas son un procedimiento

 

Entre lo encuestado y el encuestador hay más que un par de preguntas de por medio. La exactitud del resultado de dicha encuesta depende de que la muestra sea representativa, que las preguntas estén bien hechas y que todo sea dirigido por buenos profesionales en el tema.

Aunque como siempre en la Argentina, la ´billetera mata galán´, también está la posibilidad de pagar para influir en los resultados. Y siguiendo la premisa de que “como todas las moscas comen excremento entonces no están tan equivocadas”, si muchos votan al candidato A (según la encuesta), alguna que otra mosca también lo hará… pero no somos moscas y no siempre funciona intentar que alguien se mastique la mierda.

 

Ya no se muestra la cantidad de encuestados

 

Entendiendo que es imposible encuestar a los 44 millones de habitantes de nuestro país, ya que por más que lo intentes habrá gente que te diga “no me jodas, estoy laburando”, nunca sabrás con una exactitud del 100%.
Por el contrario, si ves una encuesta en la pantalla y te dice que se encuestaron a mil personas, lo primero que se tendría que venir a la cabeza es “¿alguno de todos esos me representa?”.

Es éticamente obligatorio mostrar la cantidad de encuestados, pero si vas a vender basura a quien carajos le importa, y ese es el motivo por el cual ya no se muestran.

Lloverán entonces resultados de encuestas del tipo “El 80% de la gente cree que Massoni es reptiliano”, “El 60% apoya el #quedateencasa” o “A la gente no le importa ser espiada por el ciberpatrullaje”.
Algunas serán visiblemente verdaderas, mientras otras si lo son es de puro milagro, porque NO DICEN LA CANTIDAD DE ENCUESTADOS.

 

El viejo truco de cambiar las variables

 

Si en algún momento tú estadística o encuesta se vuelve en tu contra, siempre es posible hacer un cambio mágico para mantener el control deseado.
Hace casi 100 días nos vienen taladrando en todos los medios de información con la cantidad de infectados diarios.

Sin entender si es mucho o poco, que te digan un infectado, cien infectados o diez mil infectados, da exactamente el mismo resultado “La pucha! Hay X cantidad de infectados vitehh, hay que cuidarse”.

Si llevado cierto tiempo, deja de cumplir ese efecto hay dos posibilidades o trucos: Se puede lograr una mayor la cantidad de infectados detectados aumentando la cantidad de muestras, y ya que esa variable no la considera la gente común, se logrará levantar la curva exponencialmente y lograr el efecto #quedateencasa deseado. O bien, cuando eso deje de funcionar o como alternativa, se puede cambiar de variable y empezar a informar la cantidad de muertos, dejando de lado la variable anterior. Esto logra un borrón y cuenta nueva, dar a la gente un nuevo número al que mirar y que es más preocupante ya que “ojo que viene el cucovirus y te va a matar”.

 

Ergo…

 

Cuando mires una estadística o encuesta buscá el tamaño de la población medida o la cantidad de encuestados, si no la tiene es porque: ´vende humo´, o porque no tenían plata para hacer un estudio representativo y no quieren que lo sepas.

Y cuando te pudras de ver tantos números, que al final no sirven para nada, recordá la frase de Brandoni: “Al final, lo único que se puede hacer es no pensar” y comete tu empanada.