22 septiembre, 2020
Si bien la economía viene mostrando síntomas de una leve recuperación a partir del progresivo retorno de varios rubros industriales, el nivel de actividad sigue siendo menor al registrado antes del estallido de la pandemia del covid-19 en la Argentina, en marzo pasado.
De hecho, permanece un 3,9% por debajo de febrero, que ya evidenciaba un nivel bajo de comparación, según un informe difundido por la Unión Industrial Argentina (UIA).
De acuerdo al análisis de los industriales, «Se evidencia un desempeño dispar a nivel sectorial y regional, lo que explica que el nivel de actividad sea menor al registrado antes del inicio de la cuarentena en nuestro país», asegura el paper elaborado por la entidad que preside Miguel Acevedo.
El documento estima que en julio pasado, la actividad industrial se contrajo 2,2% interanual y registró una suba de 8,4% mensual en la medición desestacionalizada. Con estos datos, durante los primeros siete meses del 2020 se acumuló una baja de 11,9% respecto a igual período del año anterior, con una capacidad instalada que alcanzó el 56,8%, que representa un 1,9% menos un año atrás pero con una recuperación respecto de los meses previos (junio 53,3%; y mayo 46,4%).
El informe de la UIA revela una tendencia a la fragmentación económica a partir del comportamiento de los sectores industriales, reflejando los desempeños dispares.
«Durante julio, alrededor del 66% de los 58 subrubros analizados presentó caídas en sus niveles de producción», señala el documento, en el cual se agrega que, producto de las habilitaciones en la mayoría de sectores y regiones, hubo un mayor uso de la capacidad instalada (56,8%) respecto al mes anterior (53,3%).
Los sectores con utilización de la capacidad productiva de la industria por encima del promedio fueron productos de tabaco; sustancias y productos químicos; refinación de petróleo; productos minerales no metálicos; papel y cartón; industrias metálicas básicas y productos alimenticios y bebidas.
El resto de los rubros analizados por la UIA registró niveles de utilización todavía bajos en términos históricos, con la industria automotriz como el que registra los menores niveles (29,8%).
El piso de la caída en el nivel de actividad parece haber sido abril, por tratarse del primer mes completo del aislamiento social preventivo y obligatorio, donde sólo estaban habilitados los sectores considerados esenciales. Luego, el progresivo retorno a la actividad de distintos rubros industriales permitió ir normalizando los niveles de producción.
En el informe elaborado por el Centro de Estudios de la UIA en base cámaras empresariales y organismos del sector público y privado, se informa que la suba mensual sin estacionalidad se explica en gran parte por la reactivación de sectores como el automotriz, la industria de metales básicos y de sustancias y productos químicos en relación al mes anterior.
«En primer lugar, la actividad de los sectores considerados como esenciales se ha incrementado durante la pandemia y se espera un dinamismo aún mayor una vez recuperados los niveles de demanda previos», detalla el trabajo.
Como casos se hace referencia al sector de sustancias y productos químicos que se incrementó un 19,6% y algunos rubros de alimentos y bebidas donde, sin embargo también hay empresas con problemas de rentabilidad por el congelamiento de precios.
Por otro lado, hay sectores que, si bien el comienzo del aislamiento afectó a sus niveles de actividad, han podido adaptarse al contexto una vez habilitada su reapertura como la producción de minerales no metálicos (+3,2%), al reactivarse la construcción en casi todo el país. O la metalmecánica, con subas interanuales en maquinaria agrícola, carrocerías y remolques y equipamiento médico.
En el caso de la industria automotriz (-1,5%), la mejor performance se debe a una suba interanual de las ventas al mercado interno, pero con una baja base de comparación.
Otro rubro destacado es el de la electrónica de consumo (-0,5%), donde la demanda se vio incrementada por el excedente de dinero previamente destinado a servicios.
El informe destaca además a varios rubros que ya registraban caídas interanuales en su producción a los cuales las condiciones adversas de la pandemia profundizaron aún más. Es el caso, por ejemplo, de las industrias metálicas básicas (-28%), principalmente por la caída de la demanda interna de tubos de acero sin costura ante la parálisis del sector energético. O los productos textiles (-22,5%), por la baja demanda del sector de la confección, uno de los más afectados por los cambios en los patrones de consumo y las restricciones de venta al público.
«Teniendo en cuenta el estancamiento y posterior deterioro del entramado industrial durante la última década, la situación continúa siendo crítica», advierten los industriales en el documento.
Para la UIA, aún persisten riesgos y se añaden nuevos problemas a las empresas industriales como la caída de la demanda externa; la mayor devaluación de socios comerciales; las restricciones financieras como las primeras preocupaciones.
En el caso de las exportaciones, volvieron a caer en julio (-32,3% interanual), principalmente por la menor demanda de Brasil (-44,4%).
A este complejo contexto, las empresas le adicionan los nuevos costos asociados a la pandemia (transporte de personal, tests, licencias, entre otros) que deben enfrentar en un marco en el cual ya se encontraban muy golpeadas incluso antes de la pandemia.
Para la UIA, los primeros datos interanuales de actividad de agosto, como los despachos de cemento Portland (-12,3%); la demanda eléctrica de grandes usuarios industriales (-12,5%); o la producción automotriz (-16,2%), muestran un estancamiento de la recuperación en los niveles de producción.
«En resumen, se observa una estabilización de la actividad en niveles menores que a comienzos de año como consecuencia de la menor demanda interna producto de la caída en los ingresos y la incertidumbre, de los mayores costos operativos vinculados a la pandemia y de una baja demanda externa por la también delicada situación en Brasil», señala el informe.
En cuanto al empleo, se registra un aumento de +0,2% mensual sin estacionalidad (+1,748 trabajadores más). Para el total de los asalariados registrados del sector privado, esta variación fue de -0,1%, disminuyendo la velocidad de la contracción del empleo en comparación con en abril (-1,7%) y mayo (-0,3%).
En junio el mercado de trabajo ya había registrado una nueva caída interanual y se habían reportado 30.000 puestos industriales menos en relación a junio 2019. Aún así, el sector se encuentra recortando la caída interanual, al mejorar el registro respecto de los meses anteriores.
Sin embargo, para la UIA, este dato, que en principio se presenta auspicioso, debe tomarse con cierta cautela ante los efectos de las regulaciones existentes como respuesta a la crisis.
«En cierta medida, parte del incremento en los asalariados corresponde a personal temporario contratado para reemplazar a sus pares licenciados en los sectores que empiezan a recuperar la normalidad productiva. Por otro lado, las empresas que aún continúan con dificultades están impedidas de reducir sus planteles y terminan recurriendo a suspensiones sin que esto repercuta negativamente en la estadística», advierten desde la UIA.
De hecho, la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) refleja el efecto de la fuerte contracción de la actividad ya que durante julio, el 19,4% de las empresas relevadas aplicó suspensiones, dato que aumentó por cuarto mes consecutivo alcanzando un nuevo récord. Por su parte, la cantidad de trabajadores cada 100 que fueron suspendidos pasó de 8,1 a 8,4, apenas por debajo del máximo histórico. Para los industriales, ambos datos en conjunto muestran que la complejidad de la situación del mercado de trabajo.
Con respecto al financiamiento, la tasa de adelantos en cuenta corriente promedió 21,2% durante agosto (se redujo 5.600 puntos básicos respecto a un año atrás) y se ubica muy por debajo de la inflación (-13,8%).
El stock de crédito por su parte, sigue cayendo en la comparación interanual. En agosto se contrajo 15,6% el total (en pesos y dólares) y aumentaron 8,2% los préstamos en pesos, cifra que no se alcanzaba desde julio del 2018. Así, se registró el tercer mes al alza luego de 21 meses en caída.
En la serie mensual el acceso al crédito se estabilizó, mientras que en la interanual registró una contracción más profunda que en junio y julio.
«El panorama de las empresas es complejo, no sólo deben cubrir las fuertes caídas de ingreso sino que además, deben encargarse de los nuevos costos logísticos asociados a la pandemia», analiza el trabajo.
A este complejo contexto se agrega la incertidumbre acerca del sendero futuro de la moneda local y los problemas para calificar como sujeto de crédito por la acumulación de deudas.
En este sentido, en agosto, el volumen de cheques rechazados alcanzó el 1,3% de las transacciones cursadas durante el mes, lo cual muestra cierta mejora respecto a los últimos cinco meses.
*UIA, IP