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20 diciembre, 2020

La ropa y el calzado subieron 23,5 puntos más que la inflación promedio en todo el año

Los precios de la indumentaria y el calzado sorprenden (o asustan) en las vísperas a las fiestas. Mientras que la inflación trepó al 30,9 por ciento en lo que va del año, la división prendas de vestir y calzados alcanzó al 54,4 por ciento acumulado a noviembre. Según explicaron empresarios del sector, ello se debe a la formalización en las ventas, los aumentos y la escasez en insumos, la variación del dólar y la brecha cambiaria, y la recomposición de rentabilidad tras dos años de fuertes pérdidas.

La división prendas y calzado empezó el año con una suba en enero del 1,1 por ciento. Luego, los picos se dieron en mayo (7,5 por ciento), junio (6,6 por ciento) y octubre (6,2 por ciento), según el Indec. El rubro será el que registre la mayor suba en lo que va de 2020, y también de manera interanual, que en noviembre trepó al 58,1 por ciento.

Una de las divisiones que registró las mayores subas fue equipamiento del hogar, debido a un boom de ventas que se disparó por los nuevos hábitos de consumo en la pandemia. Sin embargo, en el caso de indumentaria, el consumo se encuentra muy deprimido. Las ventas cerrarán 2020 con una contracción del 40 por ciento del mercado, comparado a 2019, según estimaciones de la Cámara Industrial de la Indumentaria (CIAI). La moda experimentó una fuerte crisis en todo el mundo debido a la reducción de ingresos de los hogares y a la minimización de reuniones sociales.

Las subas variaron según el canal de ventas. “El mercado informal fue el que más subió en el año, alrededor del 70 por ciento, y es el más importante de todos, porque concentra el 80 por ciento de ventas en volumen del mercado”, afirmó a este diario Claudio Drescher, presidente de CIAI. Esas ventas que se realizan en La Salada o en Flores (calle Avellaneda) suelen ser informales. Por las restricciones a la movilidad, los «tour de compras» del interior se reemplazaron por el envío vía fletes, y con eso los pagos en efectivo se blanquearon vía transferencia bancaria.

En el caso de los precios de las marcas de ropa conocidas, los aumentos acumulados alcanzaron el 45 por ciento. Los cierres de los shoppings durante 8 meses deprimió las ventas, y por eso en las marcas se observan descuentos de hasta el 50 por ciento. Sin embargo, la cifra sigue siendo superior a la inflación general. Una de las claves, tanto en el sector formal como informal, es el aumento de los insumos, como el hilado, la tela, o el algodón, en muchos casos con precios dolarizados.

A la escasez global de ciertos insumos, se agregó una industria local débil. “En Argentina, está inactiva Algodonera Avellaneda de Vicentin, y es muy difícil conseguir algodón de Brasil o de China”, contó Damián Regalini, empresario textil y dirigente de la Fundación Protejer. Teddy Karagozian, dueño de TN Platex y el principal productor de hilado del país, había contado en una entrevista con este diario en agosto pasado que “lleva un tiempo” recuperar la producción y abastecer la demanda. En los últimos dos años había despedido a la mitad de su personal y cerrado una fábrica en La Rioja.

“Los cuellos de botella y la escasez de oferta impactan en el precio”, afirmó Regalini. En el caso del calzado, Fabián Castillo, dueño de una reconocida zapatería, explicó que hay insumos como el cuero que registran alzas debido a que el aumento de las exportaciones compite con el mercado interno y encarece los precios. Como ocurre en cualquier tipo de industria, los protocolos del coronavirus dificultan y encarecen la normal operatoria de las fábricas.

Otro motivo tiene que ver con la necesidad de las empresas de recuperarse tras años de fuerte crisis para la industria textil. “Los proveedores me dicen: ahora es el momento para que me recupere, y ese mismo pensamiento se traslada a lo largo de los eslabones de la cadena de valor”, contó a este diario el empresario textil Raúl Hutin. “Hay empresarios que no están viendo que están matando al mercado interno, que es del cual vivimos las pymes”, agregó.

Las variaciones del dólar impactan en los precios por el aumento de costos a través de los insumos importados. El tipo de cambio que en enero estaba a 60 pesos se acerca a los 90 pesos. También impacta en la ropa que es 100 por ciento importada, como la que se vende en tiendas como Falabella, Zara, o los hipermercados. En el caso de pequeños proveedores o comercios de barrio, la brecha cambiaria causó incertiumbre y expectativas de devaluación, que llevaron a aumentos de precios para “cubrirse” en caso de que subieran luego los insumos dolarizados, como las telas, según comentaron fuentes del sector.

El dato del aumento en indumentaria desató el eterno debate entre quienes creen que una apertura comercial traerá mayor competencia y bajará los precios. “Otra vez textiles en el top 3 de inflación, la poca competencia conlleva mayores precios y pierden los que menos tienen”, escribió en su twitter el empresario Pierpaolo Barbieri, dueño de la fintech Ualá. Economistas de Juntos por el Cambio como Lucas Llach apuntan al cierre del comercio exterior por el secretario de Industria, Ariel Schale, ex director ejecutivo de la Fundación Protejer, y en el último tiempo mantuvo un duro cruce con el empresario Teddy Karagozian por este mismo tema.

Sergio Chouza, economista de la Universidad de Avellaneda, le contestó a Barbieri en las redes sociales: “Te recomiendo ver una serie más larga Pierpaolo. Desde 2016 los textiles siguen debajo del promedio general. Tema precios, depende de cómo lo midas. La ropa en dólares está regalada, aunque si la medís en salarios es cierto que no es barata. Hay algo de estacionalidad y de recomposición de márgenes después de dos años donde habían aumentado significativamente debajo del promedio, y no fue porque hubiera mayor competencia”.

 

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