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24 diciembre, 2022

La política, afuera de todos los festejos: ¿quien puede hablar ahora de «ganar la calle»?

La política, afuera de todos los festejos: ¿quien puede hablar ahora de «ganar la calle»?
El festejo de millones de argentinos por lograr la Copa del Mundo mostró una imagen inédita en la historia del país. Qué cambia de cara al año electoral

Por Natalia Vaccarezza*

La masiva movilización por la Selección dejó en offside a la política: ¿qué partido puede hablar ahora de «ganar la calle»?

Los cinco millones de argentinos que salieron a las calles de la Ciudad de Buenos Aires para recibir a la Selección ganadora de la Copa del Mundo abrió un debate sobre el nivel de convocatoria al que pueden aspirar los líderes políticos del país en medio de un año electoral. Nadie puede adjudicarse la exitosa multitud del martes, que plantea un desafío para la política sobre cómo actúa la sociedad ante un triunfo, en especial para el oficialismo, que suele apostar a actos populares masivos.

El momento de los festejos dejó un sabor amargo porque sumó un nuevo capítulo a las peleas internas entre el Gobierno y la AFA, a cargo de Claudio «Chiqui» Tapia, quien terminó felicitando al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, sin mencionar el operativo de las fuerzas nacionales que conduce Aníbal Fernández.

Pese a que el Gobierno se quiso anotar varios puntos con el intento de llevar a los jugadores al balcón de la Casa Rosada, eso no fue posible por las diferencias que separan al fútbol de la política. Alberto Fernández tuvo que conformarse con un posteo en las redes sociales en el que celebró «el modo en que el pueblo se volcó a las calles para homenajear» a la Selección. El Presidente juró que no quería una foto con los campeones, pero hizo todo lo posible para lograr convencerlos de que visitaran el despacho presidencial.

 

El desafío de ‘ser convocante’

Va a ser difícil que el oficialismo logre una movilización tan poblada como fue la del martes pasado. De hecho, cualquier acto político quedaría chico si se lo comparase con la cantidad de gente que fue al Obelisco. Para cualquier partido político será un desafío mayor llenar las calles porteñas con una motivación electoral.

El próximo martes la vicepresidenta Cristina Kirchner reaparecerá tras la sentencia en la causa «Vialidad» durante un acto en el partido bonaerense de Avellaneda organizado por el intendente Jorge Ferraresi, que confirmará el fuerte contraste entre la política y lo que generó el seleccionado nacional de fútbol.

El análisis que se puede hacer de la marea de argentinos que salió a festejar es que no hubo grieta. Podría adjudicarse a la necesidad de solo festejar un triunfo, ya que no hay otro motivo de celebración cuando la inflación cerrará 2022 en 100%, luego de dos años de pandemia y encierro.

El fervor popular por la Selección nunca se vio a este nivel en cuestiones políticas. La anterior mayor convocatoria en el Obelisco y los alrededores se vivió durante los festejos del Bicentenario el 25 de mayo de 2010 con Cristina Kirchner de anfitriona. Está claro que fue otra escena inusual del pueblo sobre la emblemática avenida 9 de Julio, de la que el kirchnerismo se adjudicó todos los réditos.

La organización de los festejos y el triunfo de la Selección, además, volvió a confrontar a los líderes políticos, que se quejaron por el feriado decretado por el Ejecutivo y por las insuficientes medidas de seguridad para contener a la multitud.

 

Una multitud espontánea, lejos de la política

Las cinco millones de personas que festejaron el martes sorprendieron por lo espontáneo de su aparición en las calles. Este tipo de manifestación -atípica- quedó lejos de la reacción de los militantes kirchneristas cuando organizaron varios actos en apoyo a la vicepresidenta luego del intento de magnicidio y de la condena de la causa de Vialidad.

El poder de convocatoria es muy distinto a la organización de un acto político, donde suele programarse con más tiempo y con apoyo de las bases políticas que movilizan a los militantes hasta los lugares. La última presentación pública de Cristina Kirchner fue el 17 de noviembre en el Día del Militante peronista, cuando asistieron 50 mil personas al estadio Diego Armando Maradona en La Plata.

Gracias al triunfo en el Mundial, el sentimiento colectivo de pertenencia pudo expresarse nuevamente en otra fiesta popular y, para muchos, bastó con ver pasar a la Selección en helicóptero. No había nada para protestar ni reclamar, sino festejar con banderas y camisetas celestes y blancas. La unanimidad de la celebración deportiva dejó de lado cualquier diferencia política entre los millones de argentinos que se congregaron para homenajear a sus ídolos.

¿Habrá un distanciamiento de la sociedad que se traslade a lo político? Para lo que queda del año, no están previstos actos ni convocatorias con tinte electoral. Menos después de esta pueblada ‘sin dueño’. Los piqueteros son los únicos que copan las calles porteñas con reclamos de planes sociales y comida para comedores antes de Navidad.

La política tendrá que modificar la manera de convocar a las masas, sin las camisetas de la Argentina campeona del mundo. La oposición no tendrá tantos problemas, porque no es de convocar a actos masivos. ¿Tendrá mejores resultados en las elecciones del 2023?

Muchas incógnitas quedan abiertas este año.

 

*iP