8 agosto, 2020
PAULA BONET
Por Ana García*
Realizar un retrato es algo complejo. Captar la esencia de una persona a través de la representación de su rostro no es tarea fácil. Algunos artistas han dedicado su vida a esta labor. Con Paula Bonet el espectador consigue conocer al retratado a través de la mera contemplación. La propia artista afirma que dibujar a alguien es pasar ese tiempo con esa persona.
Suele pasar que la popularidad de un artista plástico se da después de mucho tránsito. Paula Bonet, se licenció en Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia en 2003 y diez años después su popularidad estallaría cuando en 2013 realiza un cartel para un festival de cortometrajes en Valencia. Se editaron 3.000 copias que eran arrancadas por la gente, que se lo quería llevar a sus casas. Aquel mismo año publica su primer trabajo como autora, “Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End” , el primero de una seria de libros y proyectos donde se combinaría la ilustración con la narrativa escrita, y que sería un éxito de ventas.
Realmente, aunque se formó como pintora, la mayoría de los seguidores de su trabajo conocen a Paula Bonet como ilustradora. Las redes sociales tienen mucho que ver con esto. A través de ellas la artista ha podido compartir su trabajo sin la necesidad de intermediarios. Esto ha servido también para comprobar el nivel de aceptación del mismo. De este modo la artista afirma que algunos de sus proyectos no habrían podido llevarse a cabo si su trabajo no fuera seguido por muchos a través de las redes.
La difusión de la obra a través de la red proporciona un nivel de libertad al artista con el que nunca antes había contado. Claro que normalmente un artista no puede vivir de los likes que recibe una de sus pinturas en una red social. Lo que sí se hace posible es que el creador comparta el fruto de su trabajo con el público, tanto si este pretende venderse como si no.
Sobre esto, hay que tener en cuenta las dos caras de la moneda. En el caso de Paula Bonet, sus ilustraciones se dieron a conocer rápidamente, pues transmitían mensajes con los todos se podían identificar. Esto en cierta medida provocó que algunas de sus ilustraciones cayeran en la moda, perdiendo la identidad de la propia artista.
Las ilustraciones de Paula Bonet y su éxito fueron dando al nacimiento de lo que finalmente dispararía su mayor consagración masiva: “Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END”. Este libro, que recoge 40 historias cortas acompañadas de ilustraciones, es como leer un diario. En él encontramos dibujos y reflexiones de su mundo más íntimo y abrirlo es como entrar a echar un vistazo en las emociones de la autora. Los dibujos son de vital importancia en este libro, las historias hablan de las imágenes y viceversa.
En muchas ocasiones la artista se retrata a sí misma, haciendo de sus obras algo aún más personal. Cada uno de los dibujos podría querer plasmar un momento o una situación en la que le invadieron sensaciones muy concretas. A través del dibujo rápido y la mancha de color nace un concepto de ilustración más cercano al arte que a la mera decoración.
En 813 Paula Bonet hace un homenaje al trabajo del cineasta François Truffaut con unas ilustraciones que, a diferencia de su libro anterior, no son necesarias para entender el conjunto de la historia. Ella afirma que sus películas le han influido hasta adoptar ciertas formas y gamas de color en su propia pintura.
Muchas personas aún pronuncian la palabra feminismo como algo peyorativo o cargado de odio y artistas como Paula Bonet lo traen a la primera fila y lo redimen. La Sed es un canto, en ocasiones duro y visceral, a la soledad y a lo más crudo del ser humano. Huye del preciosismo de sus dibujos coloristas y mete al observador en la parte más sombría de la paleta.
Este libro cuenta una historia que bebe constantemente de importantes mujeres que lucharon para que su género no condicionara ningún aspecto de su vida. Las palabras y las imágenes están cargadas de verdad y sufrimiento, como la vida de mujeres como Virginia Woolf o Anne Sexton, que se vieron marcadas por la tragedia. En definitiva, La Sed cuenta la historia de la mujer entendida por sí misma y no por las personas que le rodean. Es un viaje de 10 capítulos en el que Teresa, la protagonista, busca saciar la Sed. Sed de igualdad, de autoconocimiento y de aceptación de la soledad.
En este último trabajo la artista ha retomado la pintura al óleo y el grabado, técnicas que se adecuan a la perfección al mensaje que busca transmitir. Los colores de La Sed recuerdan más a las pinturas negras de Goya que a los primeros dibujos de la artista. Esto pone de manifiesto un cambio estilístico demostrando la versatilidad de aquel que tiene claro qué es lo que quiere expresar.
Paula Bonet nació en Villarreal, España un 10 de diciembre de 1980. Es una artista y escritora valenciana, afincada en la ciudad de Barcelona, especializada en pintura y escritura.
Se licenció en Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia donde estudió entre 1998 – 2003. En el año 2002 recibió la beca Promoe y completó sus estudios en la Universidad Católica de Santiago de Chile.
En 2006 se mudó a Nueva York con una beca de Creación Artística y estudia en la NYU. Sus estudios fueron mayoritariamente de pintura a óleo y grabados (calcográfico, xilográfico, litográfico) y comenzó su carrera artística centrándose en el óleo y el grabado (calcográfico, litográfico y xilográfico), pero a partir de 2009 decidió centrar su carrera en la ilustración, donde perfeccionó la técnica de pintura al óleo y el grabado.
*LMN, Historiadora de Arte
www.paulabonet.com