9 mayo, 2022
SOBRE 195 PÁISES EN EL MUNDO, SÓLO 16 NO UTILIZA ESTE SISTEMA ELECTORAL. EN ARGENTINA HABRÍA PERMITIDO UN AHORRO DE 3 MIL MILLONES DE PESOS EN 2021
El cronograma se definió en una votación que tuvo 132 diputados a favor, tres más que la mayoría y 116 en contra. La mayor sorpresa entre los respaldos fue Romina del Pla, del frente de izquierda, que se diferenció de sus tres compañeros de bloque. Se sumaron los dos rionegrinos que suelen ser aliados del gobierno y el neuquino Rolando Figueroa, que no era contado por la oposición hasta el martes.
Fueron claves las gestiones de Emilio Monzó, quien juntó las firmas para pedir la sesión hace una semana, con los rionegrinos como garantía de llegar a una mayoría. No logró que acompañaran los dos misioneros, identificados con el gobierno provincial, que tienen una senadora clave para el quórum del Senado. Suele votar con el Gobierno.
Como se sabía estos partidos estaban a favor de la boleta única y tarde o temprano lo harían valer. El martes, la Casa Rodada presionó a los rionegrinos para bajarlos. Enterado, Monzó negoció con Sergio Massa una sesión de consenso, con los proyectos de boleta única y los 3 que habían incluido en otro llamado del oficialismo, que cuentan con apoyo de todo el recinto.
El acuerdo opositor lo completaron los 8 diputados del interbloque federal, liderados por Alejandro «Topo» Rodríguez y que tienen como referente en este tema a Florencio Randazzo, quien el miércoles se sumó a las negociaciones con el oficialismo, que estaba decidido a buscar quórum para su sesión una hora antes. Los conteos de sus referentes no le permitieron asegurar 129 votos.
La boleta única consiste en una papeleta con todos los partidos políticos para que el elector elija sus candidatos marcando una cruz. Es el más utilizado en el mundo y evita que haya ausencias de boletas en el cuarto oscuro que perjudiquen a un sólo candidato.
En la Cámara de Diputados hay ocho proyectos de Boleta Única (BU) de papel, todos presentados por opositores. Uno tiene como autores a Silvia Lospennato (PRO) y Juan Manuel López (Coalición Cívica); otro a Alejandro «Topo» Rodríguez (Consenso Federal), con el acompañamiento de Graciela Camaño y Jorge Sarghini.
También presentaron proyectos el diputado y ex gobernador de San Luis Claudio Poggi (Avanzar San Luis); Pablo Tonelli (PRO); y otro firmado por Jorge Enríquez, Pablo Torello y Héctor Stefani (PRO).
Todos estos proyectos, sumados al del ex diputado Gustavo Menna (UCR), fueron presentados el año pasado. Mientras que este año ingresaron el de Enrique Estévez y Mónica Fein (Socialista); y el que armaron entre Emilio Monzó, Margarita Stolbizer, Sebastián García de Luca y Domingo Amaya.
En líneas generales, la mayoría de los proyectos reúne las características de la boleta única de papel que ya se utilizan en las cárceles para que voten las personas privadas de la libertad.
En la boleta están todas las agrupaciones políticas que participan de la elección con la foto del primer candidato (o precandidato en las PASO). El elector debe marcar en un casillero en blanco si elige por esa fuerza política y así elige a lista completa. También tiene la opción del voto en blanco.
No se elige candidato por candidato, ni pueden haber votos cruzados para una misma categoría. En la Provincia de Buenos Aires, donde cada dos años se eligen 35 diputados nacionales, por ejemplo solo se podrían elegir los de una misma agrupación política o votar en blanco.
Algunos proyectos facultan a la Cámara Nacional Electoral (CNE) a elegir cuántas fotos por agrupación política debe haber en la BU y otros establecen pisos mínimos. Para las categoría Diputados nacionales, Lospennato y López proponen que al menos aparezcan las fotos de los dos primeros candidatos; Poggi pide los cinco primeros; y el radical Menna seis.
La boleta única con la que votan los presos en la provincia de Buenos Aires.
La mayoría también propone que el orden en la boleta única de papel sea sorteado en la Cámara Nacional Electoral y que no se pueda cortar. Mientras que entrará en discusión si habrá un casillero para elegir a todas las opciones de una misma una agrupación política.
Entre los argumentos, el proyecto del ex diputado Menna (concluyó su mandato en diciembre del año pasado) remarca que la impresión actual de boletas es un «derroche de recursos implica además una afectación ambiental por todo el gasto de papel que implica».
Además, propone «prescindir del sistema de sobres y del cuarto oscuro». Por eso también prevén la modificación de la ley de financiamiento de los partidos políticos, ya que «la supresión de la boleta partidaria torna innecesaria la asignación específica destinada a financiar la impresión» de las boletas. Y afirma: «El ahorro permite financiar holgadamente el costo que implica la impresión de la boleta única».
También aseguran que «al centrar la responsabilidad de la impresión y distribución de las boletas en el Estado, queda garantizada la presencia toda la oferta electoral en cada escuela».
Antes de las elecciones del año pasado, un estudio realizado por Poliarquía (sobre 955 personas), el 55% evalúa favorablemente el sistema de Boleta Única contra el 41% que consideró buena la tradicional boleta partidaria.
El ahorro económico -estimado en $ 3 mil millones- que generaría al evitar imprimir las boletas individuales de cada partido por separado fue considerado un punto «relevante» por el 70 % de los consultados.
Santa Fe tiene el modelo de Boleta Única de papel que se usa en la mayoría de los países con este sistema. Los santafesinos llegan al lugar de votación, reciben una boleta por categoría y detrás de un biombo con una birome eligen su opción.
En Córdoba, en cambio, se recibe una única boleta donde están todas las categorías dentro y eligen las distintas opciones provinciales. Este año, Mendoza aprobó este mismo sistema que regirá desde las elecciones provinciales del año que viene, algo que celebró en las redes sociales el gobernador radical Rodolfo Suarez.
Boleta Única de papel en Córdoba, con todos los candidatos juntos.
Las dudas que empezarán a surgir en el debate pasan por el acople de la mayoría de las provincias que no vota con sistema de boleta única de papel. Las provincias podrían adherir pero deberían sancionar sus propias leyes porque cada una tiene una ley y ahí definir qué tipo de boleta única tendrían.
En Santa Fe, si coincide la elección provincial con la nacional, los electores entran al cuarto oscuro con cada boleta única de las distintas categorías nacionales y un sobre para meter la boleta de las categorías nacionales: Presidente, Senador, Legisladores del Mercosur y Diputados.
Por otro lado, tanto Salta como la Ciudad de Buenos Aires tienen la Boleta Única Electrónica. En la Ciudad debutó en julio de 2015, que contempló la instalación de unas 9.500 máquinas para la emisión del sufragio. Mientras que en Salta se usa desde la elección de 2017 y hubo un sistema mixto para elegir cargos nacionales en la misma elección.
«Estamos hablando de transparencia electoral, de terminar con la idea y la sospecha de la trampa cada vez que hay una elección, de igualdad para los que no tienen controles ni fiscales, de que la Argentina se incorpore a muchos países del mundo donde este tema es central», sostuvo el jefe de la UCR Mario Negri.
«Si el año pasado se hubiera aplicado, se hubieran ahorrado 3.000 millones de pesos que podrían ser afectados a políticas públicas y a los sectores populares de la Argentina», agregó Graciela Ocaña. Su colega del PRO Alberto Asseff, calculó ese ahorro en 7 mil millones de pesos. «Esta ley no afecta más que a los tramposos», sumó.
Carlos Gutiérrez, de Córdoba Federal, donde el sistema de boleta única se implementa desde 2011, dijo que en su provincia nadie añora el viejo mecanismo de votación. El santafesino Enrique Estevez, del socialismo, destacó el que se aplica en su provincia, con boletas separadas por categoría, que no sería tenido en cuenta por una unidad opositora.
«El sujeto que tenemos que defender es el votante y no puede ser que no tenga boletas», simplificó Graciela Camaño, compañera de bloque de Randazzo, que no habló. La diputada chicaneó a Massa por haber votado en 2016 el sistema de boleta única electrónica, luego frustrado en el Senado. «Si, yo lo voté», dijo desde el estrado.
Si el año pasado se hubiera aplicado la boleta única, se hubieran ahorrado 3.000 millones de pesos que podrían ser afectados a políticas públicas y a los sectores populares de la Argentina.
Miriam Bregman justificó el rechazo de la izquierda, aunque solo 3 de los 4 se abstuvieron, porque Del Pla voto a favor. «No se puede discutir boleta única en papel en forma aislada», enfatizó, y puso el ejemplo de ‘Pepín’ Rodríguez Simón, el dirigente del PRO que figuró segundo en la lista de candidatos a parlamentarios del Parlasur y ahora se fue, no lo van a ver más ¿Qué pasa con los monstruos que esconden en las boletas?», señaló Bregman.
Hizo mención al pequeño espacio que hay en Santa Fe para ubicar las fotos de los primeros de la lista y el vínculo que eso tendría que la propagación de figuras mediáticas en la cabeza de las nóminas. Le dio pie a Germán Martínez, presidente del bloque oficialista, para mostrar una boleta de concejales de su Rosario natal, mucho más grande que la partidaria que se usa en el sistema tradicional. «¿Esto dicen que es transparencia? Quiero discutirlo».
La primera votación fue simbólica para tratar en la sesión los ocho proyectos sobre boleta única incluidos en el temario: eran necesarios dos tercios y el oficialismo no los daría, por lo que se definió a simple mano alzada.
Luego tomó la palabra Silvia Lospennato, del PRO y elevó una propuesta de emplazar la conformación de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia, y un cronograma para tratar los proyectos de boleta única a partir del martes y durante un mes.
Hay que remontarse a 2010, tiempos de la unidad antikirchnersita denominada grupo A, para registrar un antecedente de la oposición distribuyendo lugares de comisiones en el recinto.
En ambas el Frente de Todos tendrá la presidencia (Vanesa Siley iría a Constitucionales y Rodolfo Tailhade a Justicia), pero no la mayoría que sí ostenta en presupuesto, la otra comisión que coordinará los plenarios. Tampoco la tiene en el recinto. Por lo que deberá negociar o esperar que el tema muera en el Senado, como ocurrió en 2016.
*EC/LPO/PC