24 marzo, 2022
La versión oficial indica que la empresa —que decidió retirarse de sus inversiones en Rusia— ahora también se retira de Nicaragua porque habría cambiado de estrategia
La empresa noruega Equinor renuncia a buscar petróleo en Nicaragüa por su cercanía ideológica a Rusia: ¿Podría pasar lo mismo con Argentina?
El Gobierno de Nicaragua anunció la cancelación de cuatro ‘Contratos de Concesión para Exploración y Explotación de Hidrocarburos en el Pacífico Costafuera de Nicaragua’, suscritos con Statoil Nicaragua Holdings B. V., sucursal local de la estatal noruega Statoil, ahora llamada Equinor.
Por décadas, y de forma periódica, la nación nicaragüense se ha ilusionado con la posibilidad de encontrar petróleo en el territorio: desde las concesiones autorizadas por la dictadura de los Somoza, hasta las que se aprobaron durante la Administración Ortega.
Esas prospecciones permitieron encontrar oro negro en San Cayetano y frente a Montelimar; (ambos en San Rafael del Sur), además del Crucero y los cayos Miskitos. En ninguno de los casos llegó a desarrollarse una industria extractiva de petróleo.
Los cuatro contratos que respaldan igual número de las concesiones que ahora se están cancelando, habían sido firmados el 28 de mayo de 2015, según lo detalla el Acuerdo Presidencial No. 37-2022, publicado en La Gaceta Número 47 del 10 de marzo de 2022.
Aunque los firmantes iniciales fueron Statoil y Petróleos de Nicaragua (Petronic), las empresas que decidieron dar por finalizadas las concesiones responden a nuevas denominaciones jurídicas: Equinor, en el caso de la noruega, y la Empresa Nacional de Exploración y Explotación de Hidrocarburos (ENIH), creada en febrero de 2020.
Dado que Equinor era dueña del 85% de los Contratos de Concesión, mientras que ENIH es la titular del 15% restante, ambas empresas, reunidas en Comité Operativo de los Acuerdos de Operación Conjunta, convinieron de forma unánime “aceptar la decisión de Equinor de no continuar con los proyectos en el Pacífico Costafuera de Nicaragua, respetando el cambio de estrategia de la casa matriz de esta compañía”, reza el Acuerdo Presidencial.
Profesionales expertos en el asesoramiento a inversionistas extranjeros, explicaron que la opacidad con que la Administración Ortega maneja la cosa pública, impide saber con certeza qué fue lo que pasó en este caso, aunque no se descarta que la decisión se haya tomado sobre el terreno. O sobre la mar, para ser más específico.
“Cuando el petróleo se pone caro, resulta rentable extraer petróleo, pero esa es una inversión de largo plazo, a veces hasta de 20 años, antes de empezar a producir”, detalló una de las fuentes que considera que la empresa extranjera pudo haber decidido que no valía la pena invertir más dinero en buscar petróleo en el Pacífico nicaragüense, o que sí encontró, pero no en cantidades comerciales.
“A veces renuncian porque nunca hicieron nada; otras, porque no hallaron nada, o porque sienten su entorno amenazado”, dijo otra fuente que dijo haber escuchado a alguien del Gobierno, que se jactaba de que “tenían mucho gas”.
Otras hipótesis señalan que es probable que la empresa haya decidido que es muy alto el riesgo de hacer tratos con funcionarios o instituciones que están en la mira de la Administración estadounidense, sin descartar que la decisión esté ligada con la invasión rusa a Ucrania.
El 28 de febrero, apenas cuatro días después del inicio del ataque ruso, Equinor dijo que se retiraría de sus inversiones conjuntas con Rosneft, de Rusia, por valor de 1200 millones de dólares, siguiendo así a otros gigantes del sector, como Shell, British Petroleum y de TotalEnergies, que anunciaron su decisión de retirarse de ese país.
Equinor aumentó entre 25 a 30, el número de los pozos que explora buscando petróleo y gas en el Mar del Norte de Noruega, y aunque no tiene planes para cambiar en el corto plazo sus planes de gasto y de producción de hidrocarburos, sí pretende expandir su negocio de energía renovable y reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años, dijo a Reuters su presidente ejecutivo, Anders Opedal.
Lo siguiente, para terminar de retirar la presencia de Equinor en Nicaragua, es cumplir con el papeleo legal, asegurarse que ambas empresas cumplen sus obligaciones ambientales, y liberar (devolver) las fianzas solidarias que la casa matriz de la noruega otorgó a favor del Estado de Nicaragua, al momento de suscribir los contratos de concesión.