10 junio, 2022
La definición sobre la posible minera estatal, que ahora quedó en manos de Scioli
Matías Kulfas fue el primero en convencer a Alberto Fernández de la necesidad de juntar dólares en el Banco Central, como una política prioritaria para el Gobierno. Lo hizo mucho antes de la necesidad imperiosa de juntar divisas en el BCRA, como sucede ahora. El ahora ex funcionario, así como también Martín Guzmán, está seguro de que la mejor forma de desacelerar la dinámica inflacionaria es juntando dólares.
El ex ministro de Desarrollo Productivo estaba trabajando junto a un pequeño grupo de colaboradores en un proyecto que persigue ese objetivo. Una iniciativa controvertida pero ambiciosa, que ya tenía la aprobación del Presidente. Se trata de la creación de una minera estatal. Una compañía con participación activa en el mercado minero, de forma de apuntalar aquellos proyectos que las empresas privadas dejaran de lado.
Contra la idea de varios referentes del kirchnerismo, Kulfas piensa que la Argentina debe apuntalar el negocio minero cuidando -claro está- toda la política de preservación del medio ambiente.
Se sabe: la Argentina -a diferencia del vecino Chile- tiene subdesarrollada la actividad minera. A Chile le significan los principales ingresos por la exportación mientras que en nuestro país se mantiene como una actividad de segundo orden.
La última vez que el Gobierno avanzó con la idea de una intervención directa en un mercado fue el fallido proyecto de Vicentin. Aquella idea, que aún encuentra defensores en el oficialismo, intentaba marcar una referencia en el sector agrícola a partir de la expropiación de la quebrada Vicentín. Pero, sobre todo, la iniciativa fue un intento para que el Estado tuviera voz y voto en el opaco mercado del dólar.
La idea de Kulfas, pasaba ahora por otro carril: ya no de la expropiación o nacionalización de una compañía sino de poner en marcha una nueva iniciativa: una minera argentina ciento por ciento.
Todavía no había una fecha definida para el anuncio, pero la obsesión de los funcionarios era que esta vez no se malentendiera la cuestión: que el Gobierno no iría en contra del sector privado sino persiguiendo la necesidad de maximizar la actividad minera y de conseguir más dólares para el Banco Central.
Está más que claro que Daniel Scioli llega al Gobierno con la imperiosa necesidad de dotar de volumen político a la administración Fernández, muy debilitada por la actuación de Cristina Kirchner.
La gestión, no obstante, lo obligará a sostener una gestión muy aguerrida que asegure la actividad económica en el sector productivo: el ministerio de Desarrollo Productivo se vincula directamente con todo el sector industrial.
También debe monitorear, día tras día, la necesidad de divisas para todas las empresas importadoras, sin que ello se transforme en un «festival» de importaciones, tal como apercibió la vicepresidenta.
La cuestión, además, es qué decidirá sobre la creación de la minera estatal. ¿La impulsará? ¿Creerá en el proyecto que Kulfas le dejó pendiente? ¿O terminará en el archivo sin salir a la luz pública? Uno de los temas que concentran la atención productiva.