28 febrero, 2021
Quiros fue el primero en anunciar que usaría las vacunas de Sinopharm para terminar de vacunar médicos. Otras provincias quieren vacunar a factores de riesgo menores de 60.
El Gobierno comenzó a tener resistencia en las provincias en el mismo día en que empezó a repartir las vacunas chinas de Sinopharm, que como no pueden aplicarse aún a mayores de 60, anunció que destinará a inocular docentes.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, fue el primero en alzar la voz en contra de esa decisión y dijo que la partida de vacunas chinas que recibirá la Ciudad (33.300 dosis) se destinará a completar la inmunización «del personal de salud de menos de 60 años».
El kirchnerismo porteño, por medio de la legisladora Lorena Pokoi, presentó un pedido de informes contra el «anuncio unilateral del gobierno porteño de incumplir con este paso estipulado en la última Asamblea del Consejo Federal de Educación». La Ciudad le respondió con el esquema de segmentación que había elaborado el ministerio de Salud antes de iniciar la vacunación.
De acuerdo a ese esquema, los docentes iban en el sexto lugar, detrás del personal de salud, los mayores de 70 y residentes de geriátricos, los mayores de 60, el personal de las Fuerzas Armadas, de seguridad y sistema penitenciario, y los adultos de entre 18 y 60 pertenecientes a los grupos de riesgo.
En el Reino Unido primero se avanzó con los residentes de geriátricos -el grupo de mayor mortalidad durante la primera ola- y sus cuidadores, para luego continuar con el personal de primera línea de salud y los mayores de 80. Luego se eso se trabajó sobre franjas etarias, sin distinción de actividad y perforando la línea de 60 años que se trazó en la Argentina.
El gobierno de Boris Johnson planificó después de la primer tanda de super prioritarios, que debían ser vacunados todos los mayores de 75, después los de 70 y personas con vulnerabilidades. Más tarde llegó el turno para los mayores de 65, luego las personas de entre 16 y 64 con comorbilidades y a partir de allí los mayores de 60, después los mayores de 55 y tras ellos los mayores de 50.
La Ciudad no es el único distrito que objeta la decisión de Carla Vizzotti. Hay provincias argentinas que piden discutir la idea de vacunar a docentes jóvenes sin comorbilidades en lugar de otras personas que sí las tienen y por ende tienen mucho más riesgo de muerte.
Axel Kicillof, por ejemplo, quería vacunar a los adultos con enfermedades riesgosas luego de inocular a los mayores de 60.
*LPO