Como aliada clave del Gobierno, la CGT apoya las negociaciones oficiales para llegar a un acuerdo con el FMI y busca fortalecerse puertas adentro del Frente de Todos como el principal respaldo del presidente Alberto Fernández
De ese y otros temas hablará este miércoles la cúpula de la central obrera con el ministro de Economía, Martín Guzmán, otro de los delegados del “albertismo” en el Gobierno y a quien el Presidente cuida más en su interna con el kirchnerismo por los términos del eventual convenio con el organismo.
El ala albertista quedó en estado de estupefacción después de la inasible carta de Cristina Kirchner del pasado viernes, por lo que nadie se sorprende de que muchos funcionarios sigan todavía preguntándose qué quiso decir la actual vicepresidenta. ¿Apoya o no al Gobierno en la negociación?
Como sea, Guzmán visitará la sede de la central de la calle Azopardo este miércoles a las 18, donde expondrá sobre la estrategia argentina para refinanciar la deuda. El ministro será recibido en el Salón Felipe Vallese por los flamantes cotitulares cegetistas Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. De los tres, el único que exhibe un discurso más “duro” y alineado con el kirchnerismo es el dirigente camionero.
La CGT respalda la negociación porque, como el Presidente, espera que los próximos dos años sean de despegue económico y recuperación. Pero piden que el “ajuste” que pueda implicar el acuerdo no caiga sobre los sectores más vulnerables, que además fueron los más castigados durante la pandemia. También rechazan cualquier “reforma laboral” que sea presentada como una exigencia del FMI.
De los tres triunviros, Daer y Acuña apoyan al Presidente y Pablo Moyano se mantiene en una línea más heterodoxa y en sintonía con Cristina, pese a las resistencias que esa postura genera en Azopardo.
«Los tiempos apremian y es necesario comenzar a tener inversiones productivas en el país, por lo que en los próximos meses debería estar cerrado el acuerdo», dijo a El Destape Radio el sindicalista Jorge Sola, vocero de la CGT y quien se mueve muy cerca de Daer.
Con matices, las posturas en el amplio terreno de la CGT pueden resumirse así:
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Los “Gordos”
Entre los gremios de servicios, llamados así por su gran volumen de afiliados, prima el apoyo al programa del Gobierno, que terminarán de conocer en detalle este miércoles, cuando Guzmán exponga sobre el plan “plurianual” que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso y con el que se busca el apoyo de la oposición.
“Guzmán ya ha dicho que el acuerdo con el FMI no va a sacar ningún derecho a los trabajadores y no habrá ajuste para el pueblo, será un acuerdo para adelante y para sacar el país adelante con crecimiento», dijo Antonio Caló, jefe de la UOM, en declaraciones a Télam.
De todos modos, dentro de este amplio círculo hay también algunos sectores más escépticos que aseguran que la alianza de la CGT con Alberto responde a la necesidad de plantar bandera contra el kirchnerismo.
“Los une la desconfianza a La Cámpora”, confió a A24.com un viejo conocedor de las intrigas sindicales. “Se juntan para mostrar una foto para la sociedad y para el kirchnerismo, pero no pueden ofrecerse mucho uno al otro”, resumió.
¿A qué se refieren? Lo explican desde uno de los gremios de la mesa cegetista: “A cambio de la paz sindical el Gobierno sólo puede ofrecer bajar algunas remesas de la enorme deuda que tiene con las obras sociales sindicales, la caja de los sindicatos y el respiro que necesitan las cuentas que se bancaron todo en la pandemia”. No parece poco.
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Los “Independientes”
Una línea representada por dos sindicalistas de peso como Gerardo Martínez, de la poderosa UOCRA, y Andrés Rodríguez, de UPCN. Hábiles, dialoguistas y moderados, suelen acompañar a los “Gordos”, y el delicado asunto de la negociación con el FMI no es la excepción.
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El “moyanismo”:
Es el sector más duro del triunvirato. Además de Camioneros abreva allí Sergio Palazzo, jefe de La Bancaria y diputado electo por el Frente de Todos. Sin fisuras en el rechazo a un cambio en la legislación laboral, esta tercera pata tampoco está dispuesta a aceptar ajustes sobre la economía real.
Desde ese sector recordaron ante este portal que durante el acto en Morón por el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner el Presidente “fue muy claro al expresar que la deuda debía pagarse con el crecimiento de la economía, y que eso no podía ser con ajuste al pueblo o deteniendo el crecimiento económico que empezó a haber en Argentina”.
Esa misma intención le atribuye el moyanismo a la última carta de Cristina, por lo cual el ala kirchnerista de la nueva CGT no advierte discrepancias en ese frente.
Para los críticos de los Moyano, en cambio, el discurso de Pablo “es más parecido al mensaje de barricada de izquierda del kirchnerismo que al de un sindicalista. Hace declaraciones en contra de Mauricio Macri y el FMI todos los días. Es la agenda K”.
La interna sindical
Más allá de la discusión vigente por el FMI, la CGT arrastra una interna que viene desde antes de la renovación de autoridades del pasado 11 de noviembre. Todavía hay malestar por la incorporación a la “mesa chica” de actores como Luis Barrionuevo, que estaba enemistado con casi todos y hasta tiene una feroz interna en su propio gremio de Gastronómicos.
Dentro de la central aseguran que el moyanismo no quería a Barrionuevo, que entró al esquema de unidad a último momento por pedido de Alberto y garantizó, así, la renovación de las credenciales de Acuña, su delegado en ese trono. Algunos aseguran incluso que hasta una semana antes del congreso en Parque Norte, el barrionuevismo estaba fuera de la conducción. Pero intervino la Casa Rosada y primó la idea de «unidad».
El moyanismo rechazaba a Barrionuevo pero no le quedó otra alternativa que aceptar bajo protesta. Después de todo, tanto Hugo Moyano como el gastronómico habían apoyado a Macri en 2016 y eso no podría ser motivo suficiente para la impugnación. “Esa es la frágil unidad que hoy puede ofrecer el sindicalismo”, resume el colaborador de uno de los popes.
*A24/By Nicolás Poggi