11 marzo, 2024
Caputo cree que los empresarios fijan precios como si el dólar estuviera en alza. Esperaba menor inflación de alimentos para contrapesar con las tarifas
Es la polémica menos esperada: Javier Milei y Toto Caputo acusados de intervencionistas, de reguladores del comercio y hasta de querer manipular la estadística de la inflación. Un gobierno que se jacta de su espíritu libertario y su apego al capitalismo, acusado de situaciones no muy diferentes a las que en otros años se le enrostraban a Guillermo Moreno.
Sin embargo, eso fue lo que ocurrió por la reunión del ministro Caputo con los ejecutivos de seis grandes cadenas de supermercados. En el encuentro realizado el lunes en la sede del Ministerio, la queja oficial fue que, con sus políticas de promociones -del tipo «dos por uno», o las que ofrecen un descuento para el segundo producto-, no se permite que INDEC refleje los precios reales de venta. Es decir, el ministro quiere ver el freno a la inflación reflejado en los precios de lista, que es el que miran los empleados del Indec a la hora de hacer los relevamientos para el IPC.
«Los precios de los productos de consumo masivo no reflejan hoy la nueva realidad económica. En este sentido, se debatieron alternativas para combatir la suba desmedida de precios y proteger de este modo a los consumidores», fue la frase del comunicado oficial.
Ya el tema había sido planteado la semana pasada, cuando Caputo se reunió con los ejecutivos de grandes empresas de consumo masivo. En aquel caso, el reproche oficial era que, a pesar de que el gobierno había dado una respuesta favorable en una serie de pedidos de la industria -por ejemplo, la baja de Precios Justos, la derogación de las leyes de Abastecimiento y de Góndolas, el final del Observatorio de Precios-, no se había registrado una actitud recíproca del sector privado.
En definitiva, el gobierno reprochó que los precios estaban subiendo demasiado rápido, a pesar de que, con todas esas regulaciones, los costos operativos de las compañías habían tenido una caída.
Quien convenció a Caputo de convocar a la reunión y plantear esa queja fue nada menos que Domingo Cavallo. Su argumento es que los empresarios, en realidad, están fijando precios como si el dólar paralelo estuviera en su pico de cerca de $1.300 y no en su nivel actual de $1.000.
En consecuencia, el objetivo del gobierno es que los fabricantes se esfuercen por mantener los precios más estables y que los supermercados publiquen los precios de tal forma que las bajas puedan ser registradas por la medición del Indec.
Para un gobierno liberal, este tipo de planteos es considerado una contradicción en sí misma. Y la situación derivó en todo tipo de comentarios irónicos sobre el «intervencionismo liberal». (…)