29 marzo, 2022
Equipado con sensores ópticos capaces de reconocer sutiles variaciones en el «color» del mar que permitirían generar información valiosa para los ámbitos científico, productivo y de toma de decisiones, el Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar, (SABIA-Mar) prevé completar este año la Revisión Crítica de Diseño de la Misión para ser puesto en órbita en 2024.
El nuevo satélite argentino de observación de la Tierra, desarrollado en el marco del Plan Nacional Espacial que lleva adelante la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), tiene como objetivo proveer información y productos para el estudio de la productividad primaria del mar, los ecosistemas marinos, el ciclo del carbono, la dinámica de las aguas costeras, el manejo de recursos pesqueros y la calidad del agua en costas y estuarios.
La doctora en física Carolina Tauro, Investigadora Principal de la Misión SABIA-Mar, afirmó en diálogo con Télam que «el color del mar nos puede decir mucho acerca de la composición del agua y esa información podemos utilizarla para distintas aplicaciones científicas y productivas, para eso el satélite tiene como instrumento principal cámaras que son muy sensibles dentro del rango visible del espectro electromagnético».
Se trata de cámaras con la sensibilidad adecuada para registrar cambios muy sutiles en las tonalidades del mar, «porque si es un poco más verde podemos inferir que hay un crecimiento de las algas o si es un poco más marrón podemos entender que hay mayor presencia de sedimentos o alguna contaminación», ejemplificó.
Con este nuevo satélite se dispondrá de datos con una buena resolución sobre la región costera de la Argentina e información de mayor calidad sobre los mares.
«Vamos a poder preparar aplicaciones de estos datos en base a algoritmos diseñados para adaptarse a las particularidades de nuestras aguas; hoy hay satélites similares que captan imágenes del Mar Argentino pero como están calibrados para las necesidades de sus países de origen los datos que captan sobre nuestras aguas pueden no ser tan precisos. La misión SABIA-Mar viene a proveer de los datos satelitales más fiables del Mar Argentino en cuanto a resolución y a la variable biofísica», agregó.
«En estos momentos somos una decena de investigadores los que llevamos adelante la tarea de fabricar los algoritmos con los que buscamos inferir las propiedades biofísicas del agua a través de su color, para esto disponemos de herramientas cómo los datos que producen satélites similares y simulaciones que corremos a partir de emular características particulares del dato que deberá observar el satélite», detalló.
La investigadora remarcó que entre las variables que se estudian del mar y que «hablan» de su composición y comportamiento una importante es la concentración de clorofila A, que es el pigmento verde de las algas.
«Nos puede señalar cuánto fitoplancton hay en el agua; este dato es relevante porque es el primer eslabón de la cadena trófica marítima y un indicador ambiental extraordinario para el monitorio del cambio climático ya que la mayor parte de la fotosíntesis ocurre en el mar», explicó.
«La Conae tiene una historia de misiones satelitales en la que cada una fue un hito y generó un avance, el tipo de satélite y el tipo de información de SABIA-Mar es una continuación del SAC-D Aquarius en estudios del mar; una vez que esté en órbita se va a crear una comunidad de usuarios muy grande en el sistema científico nacional y también a nivel internacional», completó Tauro.
El ingeniero aeronáutico Leonel Garategaray, Jefe del Proyecto SABIA-Mar, contó a Télam que «esta misión tiene dos cámaras principales que miran el espectro visible y el infrarrojo cercano, y también instrumentos secundarios como una cámara de resolución espectral para vigilancia del Mar Argentino para detectar buques poteros, un espectrómetro aportado por una universidad italiana, y un sistema GPS y un DCS (sistema de colección de datos) desarrollados por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) para que investigadores que hacen ciencia en lugares sin comunicación puedan con una antena simple enviar sus datos al satélite y nosotros podamos bajarlos desde el segmento terreno».
Garategaray ponderó que «si bien algunos componentes se adquirieron en el exterior, todo el desarrollo de la misión en su conjunto se hizo en el país, la serie SAC se hizo en cooperación con la NASA y la serie SAOCOM utiliza tecnología de radar, por lo que SABIA-Mar es la primera misión óptica que argentina desarrolla por completo lo que en sí mismo es un salto en independencia y soberanía porque demuestra que alcanzamos la madurez para el censado remoto de una parte muy importante del espectro radioeléctrico».
El SABIA-Mar, explicó, va a ser un satélite de unos 650 kilos que con sus paneles solares desplegados va a alcanzar unos 9 metros y medio de envergadura y va a operar en una órbita polar y heliosincrónica a 700 kilómetros de altura.
El jefe del proyecto detalló que «este año estamos construyendo el modelo de ingeniería mientras esperamos que lleguen componentes, el objetivo es avanzar con el modelo de vuelo para el que ya se están haciendo los paneles solares en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). También estamos en etapas avanzadas del desarrollo del segmento terreno y de los algoritmos con el objetivo con congelar el diseño de misión».
En el desarrollo de la misión SABIA-Mar hay desafíos como la calibración de las cámaras, innovaciones como el mecanismo diseñado por INVAP para los paneles solares y saltos tecnológicos como la nueva computadora de misión.
Para Garategaray, «mucho de esto es posible por la articulación que incluye a empresas y organismos que trabajan en el proyecto».
En la construcción del satélite participan instituciones públicas y empresas del sistema científico y técnico nacional, como INVAP, VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Universidad de La Plata (UNLP), IMER y Ascentio, entre otros.
En este año 2022 se prevé realizar la Revisión Crítica de Diseño de la Misión (SABIA-Mar Mission CDR), un análisis técnico multidisciplinar para consolidar el diseño y verificar que se pueda cumplir con los requisitos establecidos para la misión.
Implica al Segmento de Vuelo constituido por la plataforma de servicios y los instrumentos/carga útil del satélite y todas sus unidades de hardware y software, al Segmento de Tierra, a cargo de la operación y comando del satélite, y al Equipo de Ciencia, que se ocupa del desarrollo de los productos derivados de la información que obtendrá el satélite SABIA-Mar.